sábado, 21 de julio de 2012

Tergiversación de valores


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Ahora resulta que el presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en donde continúa el proceso electoral después de las elecciones del 1 de julio, Alejandro Luna, primero dice que lo que no se ganó en las urnas no se ganará en la mesa y después califica de “propaganda válida” las tarjetas de pre-pago que han sido expuestas como una de las presuntas formas del fraude de los comicios que acaban de pasar.
Y lo dijo antes de que las impugnaciones se presentaran ante las autoridades, es decir, casi se podría interpretar como “ni se acerquen” y “ni se les ocurra traer ningún recurso”. Lo peor de todo es que no es el único y la verdad ya va siendo hora que desde la autoridad se ponga un hasta aquí. Parecieran provocaciones dirigidas a los inconformes y creo que no es lo deseable, ni lo pertinente, ni lo prudente, ni lo que merecemos, ni lo que podríamos esperar, por ejemplo, del Presidente de la República, Felipe Calderón, quien debería ser ejemplo, en todo momento, de apego y respeto a la ley.
Me refiero entre otras cosas a la reunión que celebraron el Presidente de México y Enrique Peña Nieto, hasta ahora, virtual Presidente electo, para ponerse de acuerdo en cuanto a la transición, de hecho, se informó que ésta sería ordenada con base en lo que platicaron en su encuentro.
Está perfecto y qué bueno que aunque pertenezcan a diferentes partidos el cambio se dé de manera tersa, lo que no está bien, es que se hayan adelantado al cierre del proceso electoral que concluye con la validación que hace, precisamente, el TEPJF, el 6 de septiembre una vez resueltas las  impugnaciones. La falta de sensibilidad de ambos me parece descomunal y algo que sin lugar a dudas no merecen los millones de mexicanos que votaron diferente de los cuales varios miles han tomado las calles y siguen con manifestaciones.
Se reviste todo de corrección, con un buen maquillaje como  “La jalisciense”, la tarjeta que repartieron en nuestro Estado tanto priistas como panistas con la indignación de los primeros porque les copiaron la idea y “no se vale”, según señaló molesta la diputada Mariana Fernández en una entrevista radiofónica anterior a las elecciones locales.
Y para rematar entre la tergiversación de valores que ha campeado en las últimas semanas, está este asunto del fraude a Pronósticos Deportivos. Resulta que la PGR, que depende del Ejecutivo, dejó en libertad a los funcionarios que se robaron alrededor de 160 millones de pesos del Melate, casi todo recuperado, muy bien, pero los dejaron salir porque, se adujo, el delito de fraude ¡no es grave!
El fortalecimiento de Estado de derecho siempre está en el discurso pero por lo visto es demagogia, y lo será hasta que no se ponga un hasta aquí a estas decisiones y conductas en y desde la autoridad.

Publicado en El Informador el sábado 21 de julio de 2012.

miércoles, 18 de julio de 2012

Mexicanos a la calle...

Laura Castro Golarte

Primero fue la esperanza. Aunque el incremento no fue extraordinario, sí salimos muchos más mexicanos a la calle a votar el primero de julio pasado. Al inicio de la jornada había una especie de ambiente festivo, de alegría, de grandes expectativas…
Hacia la tarde ya no era lo mismo. Poco después de las 18 horas, varios ciudadanos dejamos nuestras casas y coincidimos afuera de las casillas en espera de que las mantas con los resultados fueran colgadas para fotografiarlas y subirlas a las redes. Pero el tiempo pasaba y en muchos casos… nada. En mi casilla, la manta se colgó después de las nueve de la noche, una casilla urbana, céntrica… El desaliento ya estaba en muchos de nosotros porque el presidente de un partido desde las seis y cuarto de la tarde, cuando cientos de casillas todavía ni terminaban de recibir la votación, ya salía a anunciar que su candidato había ganado la elección local en Jalisco. Mal augurio.
Ese simple hecho nos daba noticia de que vendrían tiempos oscuros y difíciles. Enojo, molestia, encono, división… El ambiente, otrora relajado, empezó a enrarecerse y los ánimos a crisparse. Se acentuaron las diferencias entre nosotros y se recrudecieron las ofensas en redes sociales y en la calle.
Poco a poco, conforme avanzaba el día y llegaban los anuncios programados, una pesada losa aplastaba los ánimos, hasta el aire se sentía denso al respirar. Pocos mexicanos salieron a la calle a festejar, ni siquiera la celebración duró tanto. Esos pocos que salieron a las calles pronto regresaron a sus casas, sentí algo así como si hubieran salido a celebrar a escondidas, con ganas de que nadie los viera.
Esto fue el primero de julio y desde entonces a la fecha, otros mexicanos han salido a las calles en un ejercicio auténtico y espontáneo, en muchos casos simultáneo, a lo largo y ancho de este enorme y maravilloso país.
Los mexicanos, mexicanos de a pie, mexicanos que por lo general no participan, que trabajan dos y tres turnos y pagan sus impuestos, mexicanos que aman a su Patria, mexicanos más allá de grupos y movimientos, mexicanos hartos, cansados de tolerar abusos, empezaron a salir, primero tímidamente y después con una fuerza descomunal.
Llegará un día en que el sábado 7 de julio de 2012 formará parte del calendario cívico, la fecha se incluirá en los días festivos de la nación; llegará el día en que se reconozca que cientos de miles de mexicanos, en más de 35 ciudades de todo el territorio nacional, y en una docena en el extranjero, por lo menos, tomaron las calles y las plazas para manifestarse pacíficamente contra la farsa de la democracia que nos ha dado la clase política, además como si fuera una concesión graciosa, y sólo para adulterarla, violarla, romperla, traicionarla…
El problema no es quién ganó, sino cómo ganó; y la exigencia no es quitar a uno para poner a otro, sino que se respeten las instituciones que ha costado tanto construir y mantener, que cese la manipulación, que se erradiquen todas las formas de fraude, que se acaba con la inequidad en los procesos, que se supriman prebendas y privilegios, que no se abuse de la pobreza de la gente, que se democraticen los medios de comunicación, que se limpie la elección, que haya transparencia y certeza y que quien sea que llegue a gobernar a todos los mexicanos, lo haga con legitimidad.
Nos han calificado de flojos y agachones, de transas y apáticos, se han escrito ensayos sobre la psicología y la idiosincrasia del mexicano y resulta que tenemos complejo de inferioridad porque siempre estamos añorando ser lo que no somos. No es cierto. Eso es lo que nos han querido hacer creer, pero no somos así. Somos un pueblo noble y maravilloso, trabajador, amante de la paz, ingenioso y creativo, festivo y solidario, generoso, responsable, participativo y consciente, con valores, con sentido común y sabiduría… Y hemos tomado la calle.
Finalmente, es la esperanza…

Publicado en Tere Notas del 18 de julio de 2012.