sábado, 26 de octubre de 2013

Burocracia... ¿Estamos condenados?

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Uno de los asuntos que prácticamente no se aborda ni se tiene en mente a menos que se estudie Historia de México de manera formal o informal, es la burocracia, sus antecedentes y cómo se ha convertido en un factor de retraso, en un pesado lastre, que impide u obstaculiza que el desarrollo de nuestro país sea más ágil y productivo; y que implica la erogación de miles de millones de pesos en los tres órdenes de gobierno así como costos altísimos para la Nación, por su ineficiencia generalizada.
Los burócratas, a los que tampoco se les puede decir así porque se ofenden (hay honrosísimas, aunque muy escasas excepciones), ahora dizque servidores públicos, se llevan entre 80 y 90 por ciento de los presupuestos en sus sueldos y prestaciones y esas cantidades no son directamente proporcionales a los servicios que se supone deben prestar, ni en calidad, ni en cantidad.
En el México prehispánico había burocracia. El Imperio mexica, vía la dominación, cobraba tributo a los pueblos mesoamericanos, casi a todos, para  mantener al imperio, al tlatoani y a la corte, así como a funcionarios públicos de diversos niveles y áreas de especialización como los calpixques o recaudadores de tributo (de impuestos) precisamente. La organización social y política era compleja y tenían algunas figuras que muy bien se podrían rescatar para ponerlos en práctica hoy como los calpulli y las cajas de la comunidad (pero esa es otra historia).
Cuando llegaron los españoles, desde que llegaron, empezaron a aplicar leyes, ordenanzas y cédulas reales; y crearon instituciones para mantener todo bajo control y bueno, les funcionó. Tanto, que la Colonia duró tres siglos y convirtió a la Corona española en uno de los más grandes imperios en la historia de la Humanidad. Eran tantas las normas y reglamentos, que los españoles traían desde los tiempos del Imperio romano, que en varias ocasiones tuvieron que hacer recopilaciones porque casi había una ley por caso. Así fue el Derecho indiano, casuista. Y la construcción de este conjunto de normas fue necesaria para reflejar en la ley la realidad del mundo mesoamericano que no encontraba cobijo en el Derecho español o, mejor dicho, castellano.
A lo largo de 300 años todo esto se fue complicando y rebuscando; así como seguían surgiendo ordenanzas, reglamentos y decretos, la burocracia iba en aumento. A través de las reales audiencias y de otras instituciones que requerían el trabajo de visitadores, supervisores, censores y recaudadores de impuestos, así como soldados y demás, se fueron engrosando las administraciones públicas del virreinato y de los reinos de la Nueva España de tal manera que cuando se consumó la Independencia de México en 1821, la manutención del aparato estatal o de la burocracia significó uno de los principales problemas del recién estrenado país porque después de la Guerra que duró 11 años, pues no había dinero para pagar los sueldos de miles de burócratas.
Heredamos esto, lamentablemente: una burocracia descomunal e ineficiente pero útil para mantener el control y luego muy útil con fines corporativistas. Útil, claro, para la clase en el poder, pero en general, para la clase política. En las administraciones panistas, las tres estatales (Jalisco) y las dos federales se caracterizaron, unas más que otras, por la gran cantidad de contrataciones para engrosar las filas de la burocracia y por el incremento desproporcionado en los sueldos. La burocracia ya era un problema antes, con el PRI, y quizá el lector recuerde aquella campaña de renovación moral de Miguel de la Madrid que se enfocaba precisamente en la simplificación administrativa para inhibir la corrupción en las dependencias de gobierno.
Con el regreso del PRI al poder en los gobiernos federal y estatal, parece que nada ha cambiado, de hecho, desde antes, cuando militantes de ese partido se desempeñaron en los ayuntamientos de la zona metropolitana de Guadalajara, la plantilla de “servidores públicos” también aumentó pese a las promesas de campaña.
El problema (grande y grave) continúa. Justo el jueves se publicó aquí en El Informador un trabajo sobre la burocracia jalisciense, la octava con el mayor presupuesto para gasto corriente y una platilla de burócratas con 21 mil 755 plazas sin contar las 79 mil de la educación pública. ¿El presupuesto? 28 mil 775 millones 707 mil 738 pesos para cubrir sueldos y prestaciones así como gastos administrativos en este 2013.
¿Estamos condenados?

Publicado en El Informador el sábado 26 de octubre de 2013.



sábado, 19 de octubre de 2013

Reforma hacendaria ¡wow!

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La dizque reforma hacendaria que propuso el Ejecutivo federal avanzó ayer luego de que se aprobara en la Cámara de Diputados. Y no pasó todo, pero falta información. En general, en todos los medios se destacan algunos puntos, sin embargo de plano se omiten otros que no se sabe si fueron votados a favor o no.
Antes de detallar quiero decir que el paquete fue enviado a la Cámara revisora, en este caso, el Senado, es decir, todavía podría haber más cambios, pero quién sabe por la forma en que se dieron las cosas con los diputados.
Vamos por partes, con base en la información que se difunde en medios. El asunto más polémico, como era el IVA a colegiaturas y a compra/renta de vivienda, quedó fuera. Se rechazó además el IVA a espectáculos y el cobro progresivo del ISR.
¿Qué sí pasó en la Cámara baja? De la propuesta original fue aprobado el incremento impositivo a los refrescos, bebidas azucaradas pues y, como dicen los empresarios afectados, se sacaron de la manga un incremento similar a “comida chatarra” con “alto contenido calórico”, que dizque para combatir la obesidad.
Aprobaron además que el IVA en la frontera norte sea de 16% como en el resto del país; cargar ese mismo gravamen a la comida para mascotas y a los chicles. Punto. Ah, otro “detalle”, contra ejecutivos y gente trabajadora que tiene altos ingresos pero nada qué ver con los más ricos de este país: incremento progresivo del ISR a quienes tengan ingresos superiores a 500 mil pesos al año, es decir, personas con un sueldo mensual de alrededor de 40 mil pesos, poquito más.
Como dicen los chavos “¡No! ¡Wow! ¡Qué reforma hacendaria, qué bárbaros!”. Fuera sarcasmo, no sé si eso fue todo o hay más, falta información. Hay puntos áridos que no trascienden, que son soslayados por los colegas, a quienes considero por su gran trabajo a la hora de procesar tantísima información y además compleja.
En iniciativas de esta naturaleza siempre hacen lo mismo, me refiero al Ejecutivo que propone y a los diputados y senadores que revisan y aprueban: emiten una cantidad de información impresionante, descomunal; dizque la ponen también a consideración de la gente pero, por favor, además de complicada es mucha y todos andamos muy preocupados trabajando para sobrevivir y luego, no todos tienen acceso a internet que es como se difunde.
Luego, se entretienen en uno o dos puntos polémicos (en este caso el IVA  colegiaturas y compra/renta de casas) y lo demás pasa inadvertido, es como la zanahoria para el conejo mientras avanzan en lo demás, por ejemplo (y estas son las omisiones, por lo menos en la información difundida en los principales medios) la propuesta de que las prestaciones que los patrones otorgan a sus empleados (aguinaldo, caja de ahorro, utilidades…) ya no estén exentas 100%, sino  sólo 40 por ciento. Y el otro ejemplo, es lo relativo al seguro de desempleo ¿eso cómo quedó? Porque la propuesta era que se financiara de la subcuenta de vivienda de los trabajadores y quién sabe qué decidieron al final los diputados; a ver si en el Senado tenemos más luz al respecto y hay que insistir y solicitar la información en la medida de lo posible.

Y finalmente, increíble, la mayoría del PRD, el PRD de los “Chuchos” votó a favor junto con el PRI y bueno, pues a sacar conclusiones.

Publicado en El Informador el sábado 19 de octubre de 2013.

jueves, 17 de octubre de 2013

Todos somos refugiados



No habrá paraíso en Chipre, ni en la India, ni en Brasil, ni en México, ni en Siria. Tampoco en Kenia ni en Tailandia, ni en los barrios africanos de París ni en el territorio chicano de Los Ángeles.
Todos somos refugiados, los de a pie, los que pagamos tributo y nos tenemos que callar. Los que trabajamos en silencio con los brazos cruzados y la conciencia embriagada. Todos los que perdimos nuestros sueños o nos los robaron, junto con la cosecha de uvas y naranjas chipriotas.
Era el paraíso y no lo será más. Ryszard Kapuscinski fue a un campo de refugiados griegos en Chipre. En 1974 fueron invadidos por los turcos. A los griegos les va bien. Excelentes comerciantes. A los turcos lo que se les da es la guerra.
Y su guerra era (¿es?) la misma: muertos, desplazados, refugiados, desaparecidos, niñas violadas, jóvenes echados al mar; huertos abandonados, frutas podridas; tierras secas, cosechas malogradas… Se quedaron esperando la mano del campesino, para el riego, el abono y la cosecha.
Es la misma guerra de Siria; los niños que sufren estas guerras siempre tienen los ojos muy grandes. Parece que quieren penetrar las conciencias.
Es la misma guerra de México. En Michoacán los campos están solos, los negocios cerrados, las casas colapsadas. ¿Cuántos desplazados? ¿Cuántos refugiados? ¿Cuántos muertos? No importan los motivos de la guerra, no habrá paraíso ¿lo hubo alguna vez? Los campos de refugiados en Chipre están llenos de griegos que lograron sobrevivir; los que no se murieron en el camino. Los campesinos que fueron expulsados de sus labores y las mujeres viejas que no lo son y perdieron sus casas, sus huertos; mujeres        que extrañan sus cocinas y sus trastes; y las fiestas y los cumpleaños.
Ahora están en un campo sin nada qué hacer, como los ni-nis del mundo, los mexicanos con ese bono poblacional que se nos va por el caño.
¿Hasta cuándo? Les han dado la tierra, nos han dado la tierra, es nuestra; era nuestra y nos la han quitado. Las descripciones de Kapuscinski me remitieron a Juan Rulfo. El despojo, el sol, el desierto. La pobreza, las costumbres, las tradiciones que matan, que envejecen, que “enlutecen”. Que ajan y horadan los rostros; los surcos de la tierra en la cara.
Todos somos refugiados, todos buscamos reposo y queremos paz. Volver a la tierra que es nuestra. Levantar la casa, recoger los escombros; barrer las estancias y levantar la alfombra a ver si ahí está escondido el paraíso; o quizá en el manzano, en la hortaliza, en el pozo contaminado y casi vacío.
Volver a casa, entrar a la cocina, preparar la comida e invitar al griego y al turco, al sirio, al japonés, al africano, al mexicano, al español, al estadounidense. Sentarnos a la mesa, todos. El planeta como refugio, morada, habitación, paraíso… Pero no habrá. No hay.
Los que prefieren la guerra, los que han roto el equilibrio del odio, los que responden porque sí con una lluvia de fuego; los que despojan y matan y violan; los que usan las armas y las cuidan como tesoros aunque estén heladas; los que esperan señales para accionar gatillos o ni siquiera eso; los muertos en vida; los que no tienen conciencia ni les importa; los que no sabe qué es comerse una naranja del propio jardín; los que han sido arrancados de sus tierras desde niños; de los brazos de sus madres y sus padres… Todos ellos no lo permitirán. No habrá paraíso.
Todos somos refugiados y Kapuscinski lo sabe; él mismo lo fue. Quizá por eso recorría el mundo, quizá buscaba su propio paraíso, pero nunca lo halló.
Quedan sus historias, nos quedan sus testimonios, sus reportajes. La historia de una búsqueda: el paraíso. La lucha cotidiana de toda una vida por perder la calidad de refugiado.
Los refugiados chipriotas, los griegos, en aquel campo bañado por el Sol, son todos los refugiados del mundo. A veces con una palabra basta, aunque se pronuncie en otro idioma, no importa, es un diálogo entre refugiados buscadores perennes del paraíso.


·         Paráfrasis de Laura Castro Golarte con base en el reportaje “No habrá paraíso” de Ryszard Kapuscinski publicado en el libro “La guerra del fútbol y otros reportajes” (Anagrama. Barcelona, 2002).

sábado, 12 de octubre de 2013

Leyenda negra

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La violencia que vivimos en México, los enfrentamientos entre grupos criminales; entre policías y delincuentes; los daños colaterales; la noticia reciente de un niño de 4 años muerto en un fuego cruzado en Sinaloa; desmembrados; colgados; cabezas y hechos por el estilo, a muchos nos sorprenden y escandalizan, nos horrorizan y nos llevan, hoy y mañana, a clamar por paz y justicia, por poner fin a la impunidad y por seguridad.
La percepción ciudadana de inseguridad, medida ahora con sofisticadas técnicas, encuestas, muestreos, inferencias, variables y demás terminajos estadísticos, revela que nos sentimos más inseguros que hace pocos años, pero si nos remitimos a entonces, la percepción era la misma. Quizá antes la percepción no era de inseguridad porque la información se ocultaba o se minimizaba, o porque los hechos delictivos se manejaban en ciertos ámbitos y actividades,  porque los asesinatos y desapariciones, por ejemplo, eran parte de la guerra sucia y por lo tanto quedaba oculta para la mayoría de los mexicanos, pero, los hechos de violencia no han cesado.
Con fines académicos, he estado leyendo y estudiando la historia prehispánica y colonial de nuestro país y llego a la conclusión (de hecho, trabajo en un ensayo relativo) de que en México (por lo menos en México), vivimos una violencia crónica, de diferentes formas, por diferentes causas, pero violencia al fin. Es una banda sinfín.
Violencia crónica, por sacrificio en la época anterior a la llegada de los españoles y simplemente por matar cuando llegaron los que se convertirían en conquistadores. Hay teóricos de diferentes disciplinas, historiadores, sociólogos y antropólogos fundamentalmente, que han estudiado estas épocas y llegan a la conclusión de que los españoles de entonces mataron tanto por una especie de locura homicida; no por oro ni por riquezas como justificaban los cronistas de entonces, sino por una especie de sed de sangre, un frenesí asesino que alimenta la conocida “leyenda negra” sobre las que hay diferentes posturas.
Y comento este asunto porque al revisar las ilustraciones de matanzas sin sentido en lo que hoy es México y las islas de Caribe, me doy cuenta de que escenas similares tienen lugar aquí y ahora: colgados y desmembrados y destazados. El horror, la barbarie.
¿Cómo es que hemos sido víctimas y testigos de semejante realidad a lo largo de la historia? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? Con esta información histórica tendría que agregar superlativos a cada expresión de asco e indignación.

El asesinato de ese niño de cuatro años en un fuego cruzado en Sinaloa me indigna como me indignan las muertes de periodistas, de migrantes, de civiles, los daños colaterales que definió Calderón y que ahora persisten y que se suma a otros tipos de violencia, abuso y explotación. Leyenda no era, fue una realidad negra sí, como ahora.

Publicado en El Informador el sábado 12 de octubre de 2013.

sábado, 5 de octubre de 2013

Mezquindad

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Aunque “todavía se le mueve una patita” (como decía mi abuelita), veo difícil que la iniciativa para una Ley de Sociedades de Libre Convivencia pase. Estoy hablando de la propuesta del PRD en el Congreso del Estado de Jalisco, que si bien parece que tiene el apoyo del PRI y del Verde más un diputado independiente (hasta ahora), enfrenta en contra al PAN  y a Movimiento Ciudadano así como a sectores de la sociedad ultraconservadores que, en algunos casos de manera deliberada, han tergiversado el contenido de la ley, claro, con fines político-partidistas absolutamente mezquinos.
La oposición por desinformación existe también pero la capacidad de influencia para incidir en cambios es prácticamente nula.
El caso es, por un lado, que está en veremos que la ley sea aprobada en el pleno. Con ello se estará perdiendo la oportunidad de avanzar en la dotación de marcos legales que, en realidad, ni siquiera son de vanguardia, pero que vienen a dar legalidad y formalidad a lo que de hecho ya pasa en la sociedad y es resultado de dinámicas que buscan sus propios cauces, como el agua, exactamente.
Y, por otro lado, queda en evidencia la mezquindad de actores políticos, específicamente de Movimiento Ciudadano, porque todo responde –así lo creo— a la enemistad o rivalidad entre ese partido y el PRD en Jalisco, bancada autora de la iniciativa.
El jueves, el dictamen de la ley citada fue rechazado en la Comisión de Puntos Constitucionales por PAN y MC;  después de eso, PRD y PRI ofrecieron una conferencia de prensa y, más tarde, se difundió el pronunciamiento de Movimiento Ciudadano en donde, de entrada, descalifica al PRD y lo acusa de monotemático, no por el tema central de la ley (copia de la del Distrito Federal) sino por los señalamientos contra el propio Movimiento Ciudadano.
La verdad, creí de y con mayor nivel a los integrantes de Movimiento Ciudadano pero evidentemente están enfrascados en una lucha sin cuartel contra sus enemigos políticos (y sin duda alguna desde la otra esquina pasa igual) y a los ciudadanos nos recetan el mismo modus operandi de la clase política que nos tiene en esta realidad precaria, vulnerable, paupérrima, retrógrada, paralizada, corrupta y negligente. Creí realmente que pensaban en la gente pero me vuelvo a equivocar, cosa que en realidad no me sorprende porque cada vez espero menos de la degradada clase política que tenemos en Jalisco y México.
Ahora, según la fracción del MC en ese posicionamiento posterior a su voto en contra en la Comisión de Puntos Constitucionales, lo hicieron así porque “la iniciativa presentada por el PRD es, técnica y jurídicamente, incorrecta y genera sinnúmero de incertidumbres a las personas que se busca beneficiar”. ¿Y su capacidad de gestión política?
Si revisaron la iniciativa –es lo deseable, es su trabajo-- ¿por qué no se acercaron al PRD para hacerles ver a los diputados y asesores las fallas que señalan, con el ánimo de mejorar la iniciativa?
Y debo decir por supuesto que el PRD tampoco se acercó a socializar su iniciativa para que fuera enriquecida y pasara sin problemas en el pleno. Ahora sí que –como en otros casos—  tan malo el pinto como el colorado y luego ya se ve venir una retractación del PRI por su cercanía con la Curia y la escasa y tergiversada información que se ha difundido sobre la iniciativa.
En fin, que por obra y gracia de nuestra clase política, tan pobre en capacidades y tan mezquina, lo más probable es que esta ley se quede en la congeladora, se arrumbe o se archive como suele suceder.


Publicado en El Informador el sábado 5 de octubre de 2013.