sábado, 26 de abril de 2014

Internet en la Ley Telecom: más que un anzuelo

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El tema de telecomunicaciones e internet es complicado, siempre lo ha sido y, por lo general, gana la atención masiva hasta que alguien traduce –casi gritando— lo que implica, por ejemplo, la construcción de leyes secundarias en la materia, en el caso vigente, a partir de la iniciativa del Ejecutivo ya aprobada por el Legislativo.
Estos asuntos (como los hacendarios y judiciales, entre otros) son muy peligrosos porque se requiere cierto nivel de especialización para comprender a pie juntillas la magnitud de tal o cual propuesta; y digo peligrosos, porque al común de las personas y gran mayoría de los mexicanos nos pasa de noche y la clase política lo sabe. A veces, aun cuando desconfiemos, nuestros dizque representantes ven por nuestros intereses (es la idea ¿no?) con éxito; pero la mayor parte de las veces no; o de plano ni siquiera velan por las necesidades, derechos y demandas de la sociedad, que es lo más común, infortunadamente; y simplemente llevan agua a sus partidos, digo, a sus molinos.
Pues bueno, las leyes secundarias que en materia de Telecomunicaciones se están discutiendo en el Senado, esta semana dieron mucho de qué hablar y fue gracias a los “gritos” de asociaciones civiles y expertos en la materia, tan efectivos, que el dictamen no se aprobó, se cambió el día para su discusión en comisiones y, de plano (lo cual no es precisamente alentador, hay que mantenerse al alba), todo parece indicar que se discutirá en un periodo extraordinario de sesiones (el periodo ordinario concluye el próximo 30 de abril) aunque no es seguro porque se trata de esos asuntos en los que con frecuencia los legisladores de uno y otro partido negocian y generan tensiones tan fuertes que muchas veces devienen en parálisis; esto por un lado y, por otro, en los periodos extraordinarios sólo participan unos cuantos legisladores, en fin, ya veremos qué pasa pero no hay que perder de vista el tema, ni desentendernos ni despreocuparnos.
¿Por qué es importante?
Apenas abordaré en este espacio algunos tópicos generales con el propósito de llamar la atención sobre el tema pero la invitación es a informarnos más y profundizar (aquí se encuentra el texto íntegro del dictamen como está hasta el momento; sufrirá modificaciones. Sugiero escribir en el buscador de la página la palabra internet y así, palabras de nuestros temas de interés, para facilitar la lectura, es un documento de más de 500 páginas: descargar aquí).
Recomiendo además ver el video (circula en youtube.com) de una actriz jovencita que la verdad no conocía, Eréndira Ibarra, en donde explica lo que está pasando en México y lo que está en juego a raíz de las leyes secundarias, específicamente en materia de internet y libertad de expresión (video de Eréndira Ibarra).
Bueno, precisamente el aspecto que detonó que desde las redes sociales volteáramos a ver la conocida como Ley Telecom con más detenimiento, fue el relativo a internet ¿las propuestas? Cinco artículos por lo menos, contienen disposiciones que violarían la privacidad de los usuarios y que contemplan el bloqueo o suspensión del sistema de telecomunicaciones en actos públicos (léase manifestaciones).
Hay especialistas que dicen que es una mala redacción de las propuestas por ignorancia del tema, pero no lo creo; coincido en la mala redacción, sin embargo, no como producto del desconocimiento sino, al contrario, precisamente para dejar la puerta abierta a interpretaciones convenientes, dada la ambigüedad en los conceptos.
El “grito” a través de redes sociales, especialmente Twitter, fue trending topic ¡mundial! con el hashtag #EPNvsInternet justo cuando en Brasil tenía lugar la cumbre conocida como NETMundial, el encuentro global sobre la gobernanza en internet (¡Qué vergüenza!). Es decir, el mundo se pone de acuerdo entre posturas restrictivas y de libertades, con tendencia hacia las segundas con todo y todo; y en México el Presidente propone bloquear internet, dicho de otro modo, callar a los mexicanos que se expresan a través de redes sociales, porque que no me digan…
Después de esto aparece en escena Javier Lozano para decir que definitivamente el tema de internet quedaba fuera. Lejos de hacer fiesta y echar las campanas al vuelo, hay que estar alertas, reitero, porque por lo menos son cinco los artículos en donde se compromete el uso de internet con desventajas para los usuarios y según la postura de estudiosos puntuales, las restricciones sólo fueron “cambiadas” de lugar en el cuerpo del dictamen: ojo y aguas.
Y luego de las declaraciones de Lozano, surge una andanada de posturas antónimas porque para muchos internet era nada más el anzuelo para que, mientras tanto, pasaran en las leyes secundarias condiciones ventajosas para las grandes televisoras en triple y cuádruple play que no es otra cosa que más brazos para el pulpo: televisión abierta, televisión de paga (cable o satelital), telefonía celular, telefonía fija, banda ancha e internet más lo que se acumule; además del asunto relativo a la retransmisión de contenidos.
Como dicen por ahí, esto no se acaba hasta que se acaba. Desde la sociedad civil se ha convocado para el día de mañana a una cadena humana que se extenderá desde Los Pinos hasta Televisa Chapultepec a partir de las 11:00 horas. Lo que está en peligro son derechos humanos, derechos civiles, así que la pretendida censura de internet es algo más que un anzuelo.

Publicado en El Informador el sábado 26 de abril de 2014.


sábado, 19 de abril de 2014

Compromiso por la paz

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Gabriel García Márquez era un hombre muy ocupado, especialmente desde que recibió el Premio Nobel en 1982. Aunque decía que no le gustaban las entrevistas y que por eso no las concedía, sí se dejó entrevistar en varias ocasiones y gracias a eso sabemos, por ejemplo, que él creía que la lengua española se defendía sola; que la fama casi le desbarata la vida, y que tenía serias preocupaciones (y dedicó parte de su vida y sus recursos a ello) por la calidad de la enseñanza del periodismo y, consecuentemente, por el ejercicio del “mejor oficio del mundo”.
Después del éxito de “Cien años de soledad” y el reconocimiento en Suecia, todo lo que escribía García Márquez se vendía como pan caliente, incluso lo que escribió antes y es (porque eso no muere), hoy por hoy, uno de los escritores –si no el que más— más leído en todo el mundo.
Protagonista de actividades literarias y académicas, era frecuente verlo en Guadalajara tanto en la Cátedra Julio Cortázar (que financiaban él y Carlos Fuentes) como en la Feria Internacional del Libro.
Dijo en aquella entrevista para el periódico “La Vanguardia” que la fama casi le desbarataba la vida y que perturbaba el sentido de la realidad, pero no rehuía actos públicos en donde era protagonista indiscutible y siempre invitado de honor. Esta presencia en medios de comunicación, más o menos frecuente y notable siempre, aun cuando ni siquiera pronunciara una palabra, molestaba a algunos. García Márquez era noticia siempre: su asistencia, una palabra, una sonrisa o un señal obscena; no se diga cuando presentaba un libro o cuando pronunció aquel polémico discurso en el Primer Congreso de la Lengua Española que fue en Zacatecas en 1997: “Botella al mar para el Dios de las palabras”.
Comparto aquí un fragmento: “La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, está potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras inventadas, maltratadas o sacralizadas por la prensa, por los libros desechables, por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisión, el cine, el teléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de la calle o susurradas al oído en las penumbras del amor. No: el gran derrotado es el silencio”.



¿A dónde voy? Gabriel García Márquez tenía otra actividad, por decisión propia, por compromiso, de la que se sabía poco y lo que se sabía, por lo general, era por referencias de terceros: “observador” de procesos conflictivos en los que, en realidad, fungió como mediador o conciliador, por su apuesta e interés por la paz.
Observador fue la palabra que él utilizó para definir esa actividad en una entrevista que le concedió a un periodista novato, originario de Venezuela, Boris Muñoz (http://www.saladeprensa.org/art701.htm). De hecho, el reportero usó la palabra “mediador” y al mismo García Márquez le pareció un exceso así que lo corrigió de inmediato.
En junio de 1999, durante un curso de periodismo en la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (creada por García Márquez, una de sus acciones a favor de la calidad en la enseñanza del periodismo), los asistentes tuvimos la suerte de coincidir con el Premio Nobel de Literatura. Casualmente, por esas fechas estaba de visita en Cartagena de Indias, porque como todos sabemos, su residencia la estableció en la Ciudad de México desde hacía muchos años.
Platicamos con él durante dos horas y fue ahí en donde tuve la primera noticia de su trabajo a favor de Colombia, cuando la violencia por el narcotráfico y los paramilitares había adquirido niveles alarmantes y aterradores. Él participó en sucesivas conversaciones con los actores de un lado y de otro; y sabemos que intervino también en el conflicto entre Estados Unidos y Cuba. Su compromiso era por la paz y tenía sus propias causas e intereses. Alguna vez la madre Teresa de Calcuta cuestionó a los intelectuales que se contentaban con su vida de privilegios pero que no aprovechaban sus posiciones para hacer algo a favor de la sociedad. Gabriel García Márquez sí lo hizo, sí era un intelectual con compromiso social y actuó en consecuencia, pese a que se le criticaba y cuestionaba por estar cerca del poder. Una vez, alguien le hizo una pregunta sobre eso y él contestó: “No, no es que yo quiera estar siempre cerca del poder; es el poder el que siempre quiere estar cerca de mi…”.

Publicado en El Informador el sábado 19 de abril de 2014.


domingo, 13 de abril de 2014

¿Coincidencias? ¡No lo creo!

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La verdad es que estamos amolados. Es una práctica consuetudinaria de la clase política nacional, destruir, anular, derruir, demoler, dejar inconclusas obras de sus antecesores, sean de otros partidos o del mismo. Con mayor razón en el primer caso… Es la nota distintiva de los “nuevos”, casi desde el momento en que toman posesión.
Recuerdo como ejemplo la estrategia de regionalización que emprendió Alberto Cárdenas Jiménez y tiró a la basura Francisco Ramírez Acuña, del mismo PAN; entre el PRI y el PAN, por allá a mediados de los noventa, dejaron en suspenso y hasta la fecha, el plan a 20 o 25 años para tener en Guadalajara un sistema de transporte colectivo con ocho líneas del tren ligero que comunicaban a toda la zona metropolitana. Casi 20 años después apenas vamos por la tercera y quién sabe.

(Fotografía tomada de La Jornada)

Y digo quién sabe porque si acaso en algún momento consideré que por lo menos esa obra sí sería una realidad para la capital de Jalisco, con el anuncio del jueves casi en la madrugada, del gobernador Aristóteles Sandoval, de que la cortina de la presa El Zapotillo va a 105 y no a 80 metros, lo cual implica la inundación de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, nada es seguro, todo es cuestionable, cualquier promesa está en duda, cualquier compromiso está en veremos.
¿Recuerdan cómo Aristóteles salió a decir como si fuera la gran cosa que Temaca estaba a salvo? Y luego con la determinación de la Suprema Corte sobre la inconstitucionalidad de la medida porque se omitió el visto bueno del Poder Legislativo, los habitantes de la zona empezaron a abrigar una ligera esperanza de que se salvarían sus pueblos.
Estamos amolados pues, porque cuando se trata de modificar una decisión tomada en administraciones anteriores por conveniencia, sentido social, violaciones internacionales, en fin, no se hace; es decir, como ciudadanos de todas maneras perdemos; por lo que se hace y por lo que se deja de hacer.
La lucha de los habitantes de esta zona es añeja. Este asunto de la presa El Zapotillo lo venimos arrastrando por lo menos desde la administración de Ramírez Acuña, luego empeoró con Emilio y Aristóteles, pese a la falsedad de sus promesas, se lava las manos como dijeron ayer los mismos habitantes de Temaca y los otros pueblos, en un claro ejemplo –esto lo digo yo—de la marrullería política que les conocemos a los mal llamados servidores públicos.
Como si fuera un guion, parecido al esquema de cuando se preparan para autorizar un incremento en la tarifa del transporte urbano, unos días antes de emitir el comunicado se raciona el agua, para entonces sembrar en la opinión pública el germen de una postura a favor de la construcción de la presa, porque-no-hay-agua-suficiente-y-no-le-podemos-sacar-más-a-Chapala; lago del que también se dijo hace poco, unos días apenas, que se enfilaba hacia una de las peores crisis de su historia.
El terreno limpio, preparado y abonado.
Chapala en crisis más los tandeos, lo más probable es que el resultado sea un acuerdo, por necesidad, entre la población, de que la presa de El Zapotillo, la cortina, se construya a 105 y no a 80 metros de altura, ahora también dizque por seguridad. Ni modo que nada más sean coincidencias (¡no lo creo!).
Los habitantes de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, en el municipio de Cañadas de Obregón, dieron lectura a un pliego de exigencias y acciones que el gobierno debería considerar, pero como ahora todo está en el terreno de la Comisión Nacional del Agua (léase gobierno de Enrique Peña Nieto), pues de todas maneras, difícilmente se logrará algo, aun así, es desde la sociedad que se puede emprender alguna acción que conduzca a un cambio desde la autoridad en esta materia.
Las redes sociales son ahora una herramienta más de la sociedad civil y varias medidas fueron anunciadas; medidas que en otros sectores de la sociedad han encontrado eco (por cierto, la división o polarización de la sociedad es otra de las escenas del script).
Se convoca a movilizaciones; se anuncia que se interpondrán todos los medios al alcance, se acudirá nuevamente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación; hacen un llamado de alerta a la sociedad y a los organismos no gubernamentales para ejercer presión política y exigen al gobernador Sandoval que dé la cara. De todo lo que plantean, esto último es lo único que no creo que suceda; no, tampoco lo creo.

Publicado en El Informador el sábado 12 de abril de 2014.




sábado, 5 de abril de 2014

Regresión

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El Instituto Federal Electoral, el IFE, es hoy un producto para la historia. Desde la ciudadanización en 1990, cuando los mexicanos mayores de edad fueron insaculados para convertirse en funcionarios de casilla, empezaron varios cambios que dieron como resultado uno de los organismos más sólidos y prestigiosos ¡en el mundo!
Después de ese primero paso, para las elecciones de 1993 los integrantes pasaron por el mismo proceso de ciudadanización y todavía en 1996 se impulsó otra reforma que fortaleció a la institución y colocó a México, en materia político-electoral, en un lugar preponderante en el concierto mundial: todo indicaba que nos perfilábamos hacia la democracia y parecía todo hermoso y perfecto. El punto transcendente de la reforma de 1996 fue que se dio autonomía al instituto con relación al Ejecutivo.
Las elecciones de 1997 y más tarde, las del año 2000 terminaron por convencernos de que el IFE era la institución por excelencia y que podíamos confiar plenamente después de un largo proceso de madurez y maduración; en sucesivas encuestas elaboradas por diferentes empresas revelaban los altísimos niveles de credibilidad y confianza que teníamos en el IFE. Aquel Consejo General presidido por José Woldenberg en donde hasta los representantes de los partidos políticos ante el organismo eran los mejores, hombres y mujeres con una preparación que rallaba casi en la erudición en muchos casos, hizo historia y fue ejemplo internacional, contratado incluso para asesorar y vigilar procesos electorales en otros países.
Bueno, pues ese IFE en el que la ciudadanización fue un éxito indiscutible los primeros años; el IFE que ponía un freno a las pretensiones partidistas con argumentos y la ley en la mano; el IFE en el que los consejeros electorales aunque ganaban mucho no ganaban tanto como ahora; el IFE, el organizador de las elecciones del año 2000 cuando en México finalmente experimentamos un cambio político… Ese IFE, ya no existe.
A fuerza de desprestigiarlo desde los mismos partidos políticos elección tras elección y mediante injerencias, intervenciones persistentes y modificaciones a la ley para meter mano y ejercer todo el control en la institución que terminó siendo sólo de nombre “autónoma”, acabaron (los partidos políticos) por convertirlo en un engendro peor que el que era cuando el secretario de Gobernación era el presidente de la institución.
El jueves, después de una serie de negociaciones, una vez consumada la dizque reforma político-electoral urdida en esta administración, la de Peña Nieto, los partidos políticos en el Poder Legislativo aprobaron el nombramiento de 11 consejeros, los que desde ayer forman parte del Consejo General del Instituto Nacional de Elecciones, INE, la nueva creación de la clase política mexicana y en donde están plenamente identificados los consejeros con los partidos políticos. Una vez más se repartieron por cuotas las posiciones.
Titulé el comentario de hoy como “Regresión” sin embargo, podría ser que por lo que respecta al INE es más de lo mismo, es más bien una continuación o herencia de la descomposición que se sufría ya en el IFE.
Todavía hay dudas con respecto a cómo va a operar y persiste los cuestionamientos con relación a la intervención que esa entidad tendrá en los organismos de los estados en lo que para muchos es un atentado contra el federalismo vía la centralización de una serie de acciones y decisiones.
Poco margen, nulo de hecho, para albergar alguna esperanza con relación a la actuación del nuevo instituto; y no es por el prestigio o capacidad de sus integrantes. Todo parece indicar que son muy buenos en la materia, pero luego los partidos políticos no los dejan trabajar y ahí es en donde está el problema.

Publicado en El Informador el sábado 5 de abril de 2014.