Ciudad adentro
Con una serie de irregularidades se aprobaron en
comisiones las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones. No es la primera
vez que los mismos legisladores (algunos, pocos) denuncian mañas y atropellos,
para empezar, en las convocatorias para que los integrantes de comisiones se
reúnan; y luego en diversos acuerdos que violan procedimientos y prácticas
parlamentarias “que van contra la dignidad del Senado” como dijo el jueves en
la madrugada el senador Javier Corral, después (claro) de la citada aprobación.
Se hacen las denuncias y señalamientos de manera pública,
pero de todos modos no pasa nada; así que estas leyes secundarias, polémicas y
peligrosas por lo demás, siguen avanzando contra viento y marea; en franca
oposición a las tendencias internacionales y desdeñando el sentir ciudadano,
como siempre. Y como si no tuvieran todas las de ganar, se valen de otros
comparsas como el titular de Comunicaciones y Transportes para lanzar el
clásico chantaje de que se han perdido quién sabe cuántos miles de millones de
dólares en inversiones porque no se han aprobado las leyes reglamentarias.
Apenas el 30 de junio se publicó la intención de los
líderes parlamentarios, de empezar a trabajar varias leyes secundarias, en
distintas materias, para a mediados de julio tener ya las aprobaciones
necesarias; y vaya que trabajaron rápido, para el 3 de julio en la madrugada por
lo menos las conocidas como leyes telecom ya habían avanzado en comisiones y el
mismo jueves se tramitaría un periodo extraordinario en el Congreso de la
Unión, para presentar ante el pleno este paquete y también, por ejemplo, el de
la reforma energética; por supuesto, el mismo jueves inició el periodo
extraordinario.
Sorprende su rapidez y eficiencia, particularmente cuando
se trata de leyes que no gozan de popularidad, que acusan una serie de
omisiones, fallas, redacciones que se prestan a la ambigüedad, a la
discrecionalidad en la interpretación y, por supuesto, que están al servicio de
unos cuantos.
En el caso de las leyes telecom, los opositores (algunos,
pocos) que son también legisladores, dicen que en realidad se favorece a
monopolios o duopolios televisivos; que se limita a las radiodifusoras
comunitarias; que no queda del todo clara la libertad de expresión vía
internet; que los derechos de las audiencias se dejan de lado; que Gobernación
seguirá metiendo la mano en contenidos y asignación de concesiones
(¿condicionamiento?) y otras cuestiones que hasta ahora han sido desdeñadas por
quienes tienen la mayoría, por lo pronto en el Senado.
¿Qué sigue? Que se someta a consideración del pleno para
su revisión en “lo particular” porque en “lo general” ya fue aprobado en
comisiones; y una vez cubierto ese requisito, se enviaría a la Cámara de
Diputados para su revisión; luego de regreso al Senado, aprobación, publicación
por el Ejecutivo y ¡listo! Así de sencillo y así de rápido, a pesar de que,
desde antes de que terminara el periodo ordinario anterior, se organizaron
manifestaciones varias en las calles y en las redes sociales contra las
propuestas de leyes telecom; se enfriaron un poco las cosas con el fin del
periodo ordinario y ahora que se retoma el tema, la cosa está que arde porque
además fueron reprimidos de manera violenta activistas que hicieron acto de
presencia en el Senado para expresar su inconformidad y oposición a lo que se
sigue enjuagando en el Legislativo.
Ayer inició el periodo extraordinario para la discusión
en el pleno y surge una andanada de datos con toooodos los beneficios que
podemos esperar una vez que las multicitadas normas estén aprobadas, como que
se atraerán inversiones de entre 20 mil y 30 mil millones de dólares. Avanzan
sí, demasiado rápido; y no sólo en esta materia, también en la energética.
Reitero: en otro tiempo se hubiera celebrado esa celeridad y eficiencia, pero
no ahora con reformas que se han negociado al margen de la sociedad.
Publicada en El Informador el sábado 5 de julio de 2014.