sábado, 26 de diciembre de 2015

Para cerrar el año

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Ojalá la Nochebuena y la Navidad la haya pasado en armonía, alegría y paz en compañía de sus seres queridos. En general, el panorama económico no es halagüeño ni con respecto al cierre de 2015 ni con miras a 2016; y lo digo no nada más por la falta de liquidez sino porque la realidad no encaja con las cifras alegres de entidades que, si bien son independientes, autónomas, sabemos de qué lado están. Me refiero al INEGI y al Banco de México.
No es la primera vez que se da a conocer el índice inflacionario para determinada quincena y el contraste con los precios que se encuentra uno en mercados y supermercados. Nada más el precio del jitomate es suficiente para alterar el promedio inflacionario. De entre 10 y 12 pesos el kilo, subió de un día para otro a 30 (en algunos lados está a 28 y en otros a 34 pesos).  
El jitomate es un alimento de primera necesidad, está presente en las mesas de las familias mexicanas casi como la sal y los frijoles. Ese incremento superior a 100 %, reitero, basta para superar el promedio que según el INEGI, registró un aumento de 0.26 por ciento para a primera quincena de este mes de diciembre. Esto no es real; choca con el constante cambio a la alza en los precios de muchos otros productos básicos, por ejemplo la carne de res y las tortillas. Estas últimas, de pesito en pesito, como ni queriendo la cosa, ya van en 14 pesos el kilo. La carne de res ha subido en los últimos tres años, de 70 pesos de kilo a más de 140 y no el filete ni la lengua que están mucho más caros.
Son sólo ejemplos que no tienen que ver con la siguiente afirmación: “Desde hace meses el índice de precios ha registrados mínimos históricos, un hecho celebrado por el Gobierno, que lo atribuye a la estabilidad lograda por la política macroeconómica y al programa de reformas implementadas en la administración del Presidente Enrique Peña Nieto”.
Esto no es posible, no es creíble, cada vez alcanza menos el dinero para comprar las mismas cosas. Me gustaría que se hiciera una disección profunda en los componentes de la canasta básica que se toman en cuenta para la definición del índice de precios al consumidor mejor conocido como índice inflacionario. Yo no les creo y no es por nada.
Una disección así me gustaría (es tiempo de pedir deseos) también para saber a dónde fueron a parar, con exactitud, los seis mil 284 millones de dólares que por concepto de cobertura sobre los ingresos del petróleo recibió el gobierno mexicano el 8 de diciembre pasado.
Esta información se dio a conocer desde noviembre en medios de otros países, Estados Unidos concretamente, y un analista catalogó el pago a México como “un golpe de suerte”, sí, tiene que ver con la evolución de los precios del petróleo y su relación con el precio de referencia fijado por México para 2015, pero no basta con asegurar que gracias a ese pago se cubrirán los gastos correspondientes del presupuesto de egresos de la Federación para concluir este año, digo, no es posible estar a la expectativa de ingresos que no son seguros para cubrir los compromisos señalados en el paquete económico desde fines de 2014.
Me checa menos el dato cuando al final del comunicado de la Secretaría de Hacienda se lee lo siguiente: “El programa de coberturas forma parte de la estrategia integral de manejo de riesgos del Gobierno federal, que ha permitido atenuar los efectos adversos de la caída de los precios internacionales del petróleo en las finanzas públicas, en favor de las familias mexicanas”. De acuerdo con el propósito de atenuar los efectos adversos, eso está muy bien, pero ¿en favor de las familias mexicanas? A mí que me expliquen cómo es eso, ahora sí que con pesos y centavos. Urge transparencia. Por lo mismo, tampoco creo eso de que México mejoró en la materia, particularmente en cuestiones de manejo presupuestal.
No me parece que esta sea la forma de rendir cuentas, mucho menos de parte de un gobierno que sólo le ha echado tierrita a los temas más cuestionables y dudosos; no me gustan esos datos en lo absoluto, mucho menos para cerrar el año.

Columna publicada en El Informador el sábado 26 de diciembre de 2015.


sábado, 19 de diciembre de 2015

Modelo para armar

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

De verdad que todavía me cuesta trabajo asimilar la cantidad de información, entrevistas, recomendaciones, anuncios, advertencias, cursos de capacitación y casi seminarios y diplomados que se ha estado difundiendo para “orientar” a la pobrecita gente que con el apagón analógico no sabe qué hacer y se está quedando sin televisión. Dios.
Y me imagino que esta avalancha “informativa” se debe a que diputados muy atentos y preocupados por el bienestar de los mexicanos, no lograron la prórroga que proponían inspirados en que la pobrecita gente no iba a saber cómo resolver lo del apagón y se iba a quedar sin tele.
Me duele el estómago y el alma ante una realidad así. Es cuestionable por donde se le vea y claro que me gustaría que hubiera “ilustrados” como los de antes, preocupados por educar a la gente y combatir el embrutecimiento (así, con esta palabra) al que había estado sometida la población de estas tierras antes de la independencia del dominio español, por obra y gracia del despotismo, del coloniaje.
Apenas en octubre pasado, a propósito de la pésima calidad educativa en México y de la insignificancia que para combatir eso representa la tan llevada y traída reforma educativa, escribí un artículo sobre La Estrella Polar, un periódico del siglo XIX que se publicó en Guadalajara, en donde los editores manifestaban desde el primer número sus intenciones de contribuir a la educación de la gente para que aprendiera a defender sus derechos.
Hoy regreso a este ejemplo y compartiré por lo menos otro, en donde queda en evidencia el interés de los escritores de entonces, por sacar de la ignorancia a las masas, sometidas a lo largo de siglos de dominación y manipulaciones de todo tipo. Y regreso, porque este asunto del apagón analógico me indigna sobremanera. No sólo la “información oficial” que se repite en medios de comunicación, particularmente los electrónicos claro, sino la abundancia y atiborramiento de entrevistas, notas y reportajes por iniciativa de los mismos medios con igual propósito.
No recuerdo, por ningún otro tema, una campaña tan persistente e insistente como esta. Quizá el asunto de la influenza en 2008 cuando se paralizó al país por una cuestión sobre la que se mantienen dudas y cierto sospechosismo todavía. Con todo, era un caso relacionado con la salud ¿pero el apagón analógico? ¿Qué se imaginarán los políticos y los directivos de las televisoras que puede pasar si la gente se queda sin tele? ¿Que piense? ¿Que despierte? ¿Que desarrolle un sentido crítico, profundo y participativo? ¿Qué se desamodorre de las décadas de embrutecimiento al que ha estado sujeta? Todo parece indicar que efectivamente estos son sus temores por el interés frenético en que la pobrecita gente no se quede sin tele.
Un dato, sólo uno de tantos que se han difundido últimamente: la SCT informó el jueves que para entregar los 9.7 millones de televisores a las personas de escasos recursos registradas en el padrón de la Sedesol (ah pero no hay fines políticos ni electorales en lo absoluto) han desarrollado una importante capacidad logística para entregar tres aparatos por segundo: “Durante nueve horas, un promedio de 80 mil televisores diarios, los siete días de la semana…”. Impresionante.
¿No será posible, acaso, desarrollar una importante capacidad logística para resolver otras necesidades, éstas sí reales y básicas, como una buena educación, servicios de salud eficientes y suficientes, alimentación, vivienda y oportunidades de empleo? Con una décima parte del nivel de preocupación porque la pobrecita gente no se quede sin tele, sería posible resolver gran cantidad de asuntos pendientes en nuestro país. El apagón analógico, específicamente lo relativo a que los mexicanos se quedarán sin tele, linda en lo espeluznante; definitivamente es una aberración y parece que muy pocos nos damos cuenta. Qué vergüenza.


El otro ejemplo es un fragmento del periódico La Fantasma que editó en Guadalajara a principios del XIX, Pedro Lissaute: “Es evidente que cuando los legisladores dan la libertad a un pueblo oprimido por el despotismo, se proponen con esto destruir a sus tiranos: el objeto de estos ha sido tener a los hombres sumidos en la ignorancia de sus derechos, para garantir (sic) con esta barbarie su execrable tiranía. Luego los Legisladores liberales tienen siempre que constituir hombres más o menos ignorantes, más o menos estúpidos: y si no ¿Cuál sería su mérito?”. Encaja, perfecto, como un modelo para armar.

Columna publicada en El Informador sábado 19 de diciembre de 2015.

  

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Ayotzinapa, entre el cansancio y la impunidad

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Hay quienes dicen, sobre todo extranjeros, que en México no hay cambios profundos y de largo aliento porque nos cansamos muy pronto de las diferentes causas. Nos lanzamos a las calles, ahora inundamos las redes sociales con manifestaciones de todo tipo, pero la falta de respuestas de la autoridad, una cuestión sistemática, por lo demás, va logrando que la gente se canse, se agote y termine doblando las manos.
Casi podría decir que a eso le apuestan los gobiernos, sea el federal, los estatales o los municipales en los casos que les corresponden: a que la gente se harte de la falta de respuestas sobre todo cuando su insistencia implica un gran desgaste en todas las áreas: emocional, económico, familiar… Llegará el día en que, dada la poca efectividad de sus protestas, decidan mejor regresar a sus casas, llorar a sus muertos y, además del dolor, cargar con la rabia y la impotencia por el desdén que hacia sus causas mostró el gobierno, la autoridad.
¿Cuánto tiempo dura vigente un caso en México? Un ejemplo es el movimiento #YoSoy132 que parecía que había surgido para no desaparecer, sino para crecer, pero no fue así, prácticamente se perdió (no del todo y es una buena noticia) y el activismo que prometía fue cooptado por el mismo gobierno, por grupos advenedizos y por la misma falta de seguimiento de la sociedad en su conjunto que al principio le otorgó un apoyo multitudinario y esperanzador. Claro que esto ha sido producto de análisis más profundos pero se puede concluir que sí, efectivamente es un ejemplo de cansancio. Particularmente con relación a este asunto vinculado a las elecciones del año 2012 y a la demanda de democratización de los medios, no había un reclamo de impunidad involucrado, bueno, no del tipo de la impunidad que hasta la fecha campea por los hechos de Atenco, Aguas Blancas, Tlatelolco y tantos, sobre los que, hasta el día de hoy persisten las cuentas pendientes.
Quisiera pensar que Ayotzinapa y la desaparición de los 43 normalistas es un caso diferente, es decir, que no desaparecerá por obra y gracia del cansancio que la falta de atención de las autoridades provoca: falta de atención más falta de justicia, de verdad, de honestidad, de claridad…
Nada de esto será suficiente para cansar a los padres y a un amplio sector de la sociedad mexicana, porque, precisamente y de manera lamentable, se suma a una larga lista de impunidades que se han ido acumulando por la ineficiencia y omisión, por la corrupción del sistema político mexicano que se reproduce, regenera y degenera cada trienio y cada sexenio desde hace décadas, incluyendo los años de la dizque alternancia.
No será suficiente porque simboliza otras luchas, otros asuntos pendientes sobre los que la sociedad mexicana exige la reparación del daño en la medida de lo posible y, sobre todo, para que no se repitan casos así.
No será suficiente —aunque ciertamente queda en el terreno de los deseos y las esperanzas— porque en un mundo globalizado en el que intervienen instancias internacionales para la defensa de los derechos humanos, no será tan fácil. Y lo que ahora son claras evidencias de negligencia, contubernio, complicidades, omisiones, errores y fallas imperdonables, más tarde o más temprano se revertirán sobre quienes las han cometido y/o permitido.
Todo esto es porque esta semana el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, el GIEI, emitió un nuevo dictamen: “no hubo incendio en el basurero de Cocula”.

Una mentira más, una pista falsa más, otra falla imperdonable que seguramente, si es que había signos de cansancio en los padres, eliminará cualquier intento de abandono de la causa. Es una inyección de energía para mantener las demandas, las exigencias de justicia y contra la impunidad. Si la estrategia es que los deudos se cansen, parece que ahora no les está resultando.

Columna publicada en El Informador el sábado 12 de diciembre de 2015

sábado, 5 de diciembre de 2015

Noticias de Galeano

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Todas las causas de América Latina, la profunda, la prehispánica, la de las venas abiertas, la esquilmada y explotada, la reprimida y desigual; la América Latina con sueños de grandeza y escaso margen de maniobra; la América Latina pobre, violenta y violentada; la de la resistencia, la de estudiantes activos y activistas a los que cantó Mercedes Sosa; la América Latina biodiversa, natural y palpitante, productora de piedras preciosas, metales, maderas, frutas y drogas; todas sus causas, las de la gente, las justas y dolorosas, las añejas y las recientes, las históricas y hasta las del futuro, eran las causas de Eduardo Galeano.
Escribió, gritó y lloró por ellas y por todas las víctimas; murió con el dedo en el renglón, con sus propias venas abiertas como mimetizado, fundido con la América que tanto amo y seguramente sigue amando desde donde se encuentra, la América que es México y El Salvador y Ecuador y Uruguay y Chile y Argentina y Perú… del Río Bravo a la Patagonia más los millones de hijos de la América meridional y septentrional que viven y trabajan en Estados Unidos y Canadá.
Hoy tenemos noticias de Eduardo Galeano, de sus pensamientos, preocupaciones y dolores, gracias a que estuvo en Guadalajara su compañera de 40 años de vida, Helena Villagra, quien al recibir el Doctorado Honoris Causa en su nombre, expresó con puntualidad lo que sabía dolió profundamente a Galeano: la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa y a ellos dedicó el reconocimiento que otorgó la Universidad de Guadalajara apenas este jueves.

Eduardo Galeano. Cultura colectiva.

Este hecho, tan doloroso para los deudos que siguen exigiendo con la consigna “vivos de los llevaron, vivos los queremos”, se ha convertido en un caso emblemático y simbólico que representa a muchos otros provocados por los abusos de poder, por la represión que caracteriza a los gobiernos autoritarios, por la falta de respuestas satisfactorias, por el desdén que desde el poder se hace de las demandas sociales y ciudadanas; porque es evidencia de las injusticias de un sistema obsoleto y corrupto cuya estructura perversa parece diseñada así para aplastar a la sociedad de la que vive.
Esta realidad no es exclusiva de México y lo digo así no para que sirva de consuelo en lo absoluto, sino por las causas de Galeano y porque las cuentas pendientes en la región se acumulan e incrementan de manera exponencial sin que se modifique el estado de cosas a favor de los habitantes de este vasto y maravilloso territorio; no profunda ni permanentemente, paliativos y épocas efímeras de bonanza que luego se agotan por lo mismo.
De alguna manera Galeano estuvo aquí y a través de Helena volvió a poner el dedo en la llaga porque los 43 normalistas de Ayotzinapa ahora son bandera.
Hay voces que manifiestan hartazgo sobre el asunto y sostienen que los padres de los muchachos ya lo deberían olvidar; que se resignen a que sus hijos no aparecerán nunca; que quedará impune como tantos otros crímenes de Estado y, por lo tanto, mejor se vayan a sus casas a llorar sus pérdidas. Hay otras voces que desconfían de los deudos de los normalistas, los fiscalizan y hasta hacen cálculos del dinero que se gastan en sus viajes y manifestaciones y llegan a decir que eso es realmente lo que les importa, andarse paseando por el mundo.
Y entonces llega Eduardo en la voz de Helena y esta noticia reaviva la causa; confronta a los que se resisten a que se haga justicia y se convierte en una llamada de atención no nada más para el Estado que debe responder sino para la sociedad que olvida, que no quiere saber, que trata de evadir siempre que puede y se dice enfadada.
Los #43 de Ayotzinapa eran también una causa de Galeano y debería ser de todos porque así, esa causa no es otra cosa que una aspiración de justicia, de rendición de cuentas y de paz para todos.

Columna publicada en El Informador el sábado 5 de diciembre de 2015.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Diez años más

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Como si no urgiera, como si no lleváramos décadas y décadas de rezago, el titular de la secretaría de Educación, Alfonso Nuño, declara que por lo menos en 10 años se consolidará la reforma educativa. Perdón por la expresión pero ¡híjole! ¿Dos lustros más todavía? Y ¿garantiza acaso, que así será? Porque si lo asegura, bueno, diez años en comparación con más de 60 no es nada y podríamos albergar esperanzas para las nuevas generaciones de mexicanos. Pero si no, seguimos en problemas.
En las últimas semanas, el secretario de Educación sale un día sí y otro también en medios de comunicación y la razón es que está aplicándose la evaluación a los docentes en todo el país. Su discurso, por lo general y específicamente cuando se refiere a los profesores de la región conflictiva, a saber: Oaxaca, Guerrero y Chiapas es muy enérgico, aparenta una contundencia que no deja lugar a dudas así como una postura inflexible ante los disidentes, los renuentes y los que han gozado de privilegios por formar parte de un sistema que el mismo funcionario define como “clientelar, corporativo y opaco”.
Me preocupa mucho esta información que se ha venido difundiendo de manera recurrente porque siento que se está tejiendo finamente una telaraña, justamente para atraparnos; una delicada red en la que caeremos redonditos si no estamos atentos a la manipulación que lleva años de práctica y ejercicio en esta materia.
Que no se nos olvide que la disidencia magisterial surgió no al calor de un sistema que los favorecía, al contrario; se formó a partir de la exclusión y la desigualdad hacia el interior del magisterio y con relación directa a los privilegios de unos cuantos, claro, que se aliaron con la jerarquía del SNTE. Sin embargo, los vicios a los que se refiere Nuño se los atribuye a la CNTE. Y no dudo que los haya después de tanto tiempo, pero ahí no está la raíz de este conflicto tan añejo y degenerado.
Lo he mencionado en otros comentarios: hace tiempo la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) de la que forma parte México (de hecho, un mexicano es el secretario general, Ángel Gurría), realizó una encuesta para saber qué tan dispuestos a la capacitación y actualización estaban los maestros de los países miembros, contrario a lo que pudiera pensarse y tomando en cuenta incluso las desviaciones propias de este tipo de encuestas, los maestros mexicanos salieron muy bien calificados. Los resultados son creíbles porque además quedó en evidencia el mal uso que desde el sindicato magisterial se daba a los mecanismos de capacitación.
Entonces la renuencia a la evaluación de algunos maestros se explica no nada más porque pretendan quedar al margen y adherirse a los privilegios que antes les otorgaba el sindicato, sino a que se reconocen con una formación deficiente resultado del mismo sistema corrupto que fue construido piedra por piedra por el Estado mexicano desde hace mucho tiempo. Uno de los pilares básicos de esa construcción es el SNTE, y una ramificación perversa, el CNTE     y otras asociaciones disidentes entre cuyos propósitos estaba combatir a la cúpula sindical bajo el mando de líderes corruptos que no hicieron más que enriquecerse y venderse al mejor postor, electoralmente hablando, nada que ver con propósitos, metas u objetivos educativos.
Entonces que no venga ahora el secretario Nuño a tratar de erigirse casi en apóstol de la educación en México, cuando forma parte de un sistema que creó estos vicios y perversidades.
Diez años son muchos para que se consolide la reforma educativa que, como sabemos, es más una reforma laboral; y son pocos si la intención es arrancar de raíz los vicios, hacer una purga profunda e iniciar sobre bases de honestidad, responsabilidad y cero corrupción, cero. Nada de usar a magisterio como carne de urna. Nada de permitir la intervención de organismos internacionales que condicionan con fines capitalistas y prácticamente ordenan modelos educativos que no promueven el conocimiento como herramienta para el desarrollo de conciencia social y defensa de derechos, sino para la formación casi de robots con este asunto de las capacidades y la eliminación de contenidos como filosofía, ética y lógica.

Estos son los vicios que también se tendrían que erradicar y no creo que diez años sean suficientes.

Columna publicada en El Informador el sábado 28 de noviembre de 2015.

sábado, 21 de noviembre de 2015

23 de noviembre

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Es una fecha importante en nuestra historia pero por lo general se desconoce o pasa inadvertida. Quizá alguien sepa que es el día de la Armada pero no por qué. Cuando se consumó la Independencia de nuestro país en 1821, en septiembre, el castillo de San Juan de Ulúa que era fuerte y prisión quedó en manos de fuerzas españolas. Durante un lustro más o menos, permaneció tomado. En ese lapso, el puerto de Veracruz fue atacado en varias ocasiones y de todos los hechos relacionados, se dio cuenta puntual en los periódicos de la época, específicamente los de Guadalajara como El Iris de Jalisco y El Nivel.
La amenaza, aunque pudiera parecer simbólica dada la pequeñez del reducto en contraste con la masa continental, era real porque los españoles recibían refuerzos constantemente, de navíos y bergantines que llegaban de La Habana.
Desde la consumación de la Independencia en septiembre de 1821, hay noticias en los impresos de entonces, de que la emancipación se asumió a plenitud; basta con revisar someramente las publicaciones para darse cuenta de que en México se asumió la emancipación del dominio español, por lo menos entre las élites ilustradas que tenía la posibilidad de escribir y publicar, y claro está, en las políticas, como una realidad irreversible.
En aquellos tiempos, hace casi 200 años, desde la Corona española se intentó muchas veces recuperar lo perdido, a través de una reconquista, tal cual; pero también mediante la difusión de expresiones que denostaban y descalificaban a los mexicanos, particularmente a los criollos que en su gran mayoría habían accedido al poder en la nueva nación; o mediante estrategias manipuladoras utilizando a la religión católica como bandera. Se escribieron libelos en donde se criticaba a los habitantes del Anáhuac, se les llamaba débiles y faltos de carácter y se referían al nuevo país como “¡Pobre nación mexicana!”.
Los escritos en discursos, propuestas de constitución, de pactos federales, en manifiestos y ensayos y en papeles públicos tales como periódicos y panfletos, contrastan con los señalamientos de debilidad. El tono de los textos era feroz contra los españoles; determinado a no volver a caer en su dominio; de defensa del territorio nacional; con información precisa y estratégica para proteger la integridad de la patria; de ideas claras con relación a la necesidad de instruir al pueblo mexicano para que estuviera mejor preparado para exigir sus derechos; no había dudas con respecto a esto, pero sí temores si la nación no estaba unida.
Los cuatro años que transcurrieron entre 1821 y 1825 con la permanencia de españoles en la isleta del Golfo de México frente a las costas del puerto de Veracruz, fueron un tiempo en el que se despertó y alimentó un fuerte sentimiento patriótico y nacionalista, pese a las posturas encontradas o francamente contrarias a esta idea. Periódicos no sólo de Guadalajara daban cuenta de lo que significaba para los mexicanos recuperar el fuerte, de las convocatorias para que la Federación se sumara a la lucha y apoyara a los militares de Veracruz y, finalmente, de los festejos y celebraciones cuando el 23 de noviembre de 1825 el general Miguel Barragán, encargado de la plaza, izó la bandera de México en San Juan de Ulúa. A partir de este conflicto fue que se constituyó la primera fuerza naval del siglo XIX y de ahí la definición de la fecha conmemorativa.



Esto es importante, sin duda, pero lo es más el sentimiento de unidad nacional al que se convocó. Casi podría decir que en estos hechos está la raíz de una comprensión cabal de la independencia, el surgir de la conciencia de que México era una nación libre y ya no más colonia de España, entre todos los habitantes de la República y ya no sólo en el reducido ámbito de las élites.
Hubo celebraciones en todo el país conforme fue llegando la noticia. En El Nivel se publicó una comunicación del gobernador Prisciliano Sánchez, fechada el día 30 de noviembre: 

Viva la Patria libre 
Habitantes de Guadalajara, por no teneros impacientes un solo momento me anticipo a anunciaros, trasportado de gozo, la rendición del casillo de S. Juan de Ulúa. Sí compatriotas, la caduca y orgullosa España acaba de exhalar el último suspiro en nuestras costas: acabó para siempre hasta la más remota esperanza de volvernos a dominar. Somos ya libres y nuestra libertad es del todo segura sin que la pueda perturbar accidente alguno…

Es una fecha para recordar y, por qué no, revivir.


Columna publicada en El Informador el sábado 21 de noviembre de 2015.

sábado, 14 de noviembre de 2015

¿Y el campo?

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Esta semana, casi por sorpresa porque ya se veía venir, campesinos de por lo menos seis estados de la República se manifestaron en diferentes puntos del país para exigir mejores condiciones. Fue una acción simultánea y prácticamente invasiva que incluyó el bloqueo de líneas férreas en Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas y San Luis Potosí; marchas multitudinarias en la Ciudad de México y el cierre de accesos carreteros a la capital del país por Puebla y Cuernavaca.
Desde que se presentó la propuesta de Presupuesto de Egresos 2016 ante la Cámara de Diputados (insisto en que es un tema que no podemos ni debemos perder de vista), en las organizaciones campesinas y de productores agropecuarios se prendieron los focos de alerta. El proyecto contemplaba una reducción presupuestal al sector vía la Sagarpa, de casi 20 por ciento, en comparación con el de este año.
En octubre pasado, a finales, Benjamín Grayeb Ruiz, presidente del Consejo Nacional de Agricultura, advirtió sobre los riesgos de que tal reducción se aprobara. Con todas sus letras indicó que tal decisión repercutiría directamente en una desaceleración en el crecimiento del sector agropecuario y por si se nos ha olvidado, el campo es básico, prioritario y fundamental en todos los aspectos, todavía hoy en día que se declara como franco sobreviviente de malas decisiones gubernamentales tan constantes y contundentes que parecen ataques directos y certeros.
Poco antes de esta declaración, entregado ya el proyecto al Legislativo, el titular del Ejecutivo se reunió con ministros de Agricultura de Las Américas y dijo que elevar la productividad del campo era una oportunidad histórica ¿y? Frase sin sentido que suena a paja, relleno, lugar común y mal redactado que claramente deja evidencia la falta de conocimiento y de interés.
En el documento dizque ciudadano para que entendamos el proyecto de presupuesto y en general la política económica del gobierno federal (a que me referí la semana pasada), en una de las diapositivas, la 16, se indica que el presupuesto propuesto para el sector agrícola, pecuario, forestal y pesquero es de 87 mil 590 millones de pesos, sin embargo, en la página 20, como parte de la “clasificación administrativa” la cifra que aparece es de 76 mil 283 millones de pesos. Esta última cifra es la que correspondería al presupuesto de la Sagarpa y que incluye además desarrollo rural y alimentación según su largo nombre. No se especifica a qué obedece o en qué rubro está la diferencia entre ambas cantidades ni qué entidad la ejercería, raro. De cualquier manera, el presupuesto que se aprobó el jueves (rapidito porque los diputados ya están de puente) fue de 84 mil 827 millones de pesos, ocho mil millones más que el proyecto del Ejecutivo y, de todas maneras, siete mil millones menos, en números cerrados, que el presupuesto para el mismo rubro aprobado en 2014 para este 2015 que está por terminar.
Antes de esto, durante toda la semana, prácticamente, se registraron estas movilizaciones y plantones, por la inconformidad por la reducción presupuestal pero también, en el caso de las manifestaciones en el Estado de Morelos, por sequía y plagas que han afectado seriamente a los agricultores mientras la única respuesta del gobernador, Graco Ramírez ha sido silencio absoluto, grosero y cobarde.
Desde 1994 por lo menos (seguro desde antes), el campo mexicano ha estado sometido a pruebas y presiones que en verdad lo convierten en un franco sobreviviente de un entorno por demás adverso y obstaculizador. La situación es compleja y el alarde de fuerza de esta semana es una llamada de atención que no deja lugar a dudas, aun cuando en general el tema se haya minimizado en casi todos los medios de comunicación.
Mientras los progresistas siguen enfrascados en el marihuana affaire, mueren entre 8 y 10 personas en un palenque clandestino de Guerrero y también allá, se suscita un nuevo enfrentamiento con normalistas de Ayotzinapa (sobre este punto, otra vez la información es confusa, contradictoria y escasa, muy conveniente manejarla así para manipular mejor); los campesinos protestan por la reducción presupuestal a un sector básico y esto después de la reunión con el secretario de Gobernación, nada más para seguir en el cálculo de los índices de efectividad; disminuye la desocupación pero crece la informalidad y se mantienen los temas pendientes. En el caso del campo, no sólo es el gobierno el que tiene responsabilidades; como sociedad más urbana que rural lo tenemos en el olvido a pesar de que históricamente ahí reside nuestra esencia.


Columna publicada en El Informador el sábado 14 de noviembre de 2015.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Marihuana 'affaire'

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Eso de affaire no es para apantallar o presumir que conozco palabras en otros idiomas; recurro a esta expresión porque por lo general se aplica a temas polémicos que se “suben” a los medios masivos para distraer, entretener, marear, dividir y madrugar; son algo más que una cortina de humo porque igual se toman decisiones al respecto o surgen, como en este caso, al calor de una decisión jurisdiccional.
De pronto sirve despegarse un poco de redes sociales porque luego, al volver (al menos eso experimenté), es posible mirar el panorama desde arriba, con cierta distancia, y darse cuenta, más o menos (es difícil abstraerse del todo), de para dónde va la cosa, de las tendencias y de la manipulación que también en redes se practica, por supuesto, de manera tan, tan sutil que no nos damos cuenta.
Sí, el ejemplo es el caso de la marihuana. La verdad es que sí me desalienta que seamos tan facilitos y vayamos a todas, como nos sucedió con “Patricia” (con todo y que hay excepciones). Sé que corro el riesgo hasta de ser linchada, porque resulta que como es un tema de los favoritos de los “progresistas” aunque sean sólo de pose, si no está uno de acuerdo ¡aguas! porque de ese lado la intolerancia está a todo lo que da, sea marihuana, matrimonio igualitario, defensa de mascotas, veganismo y cuestiones así, todas absolutamente respetables, pero no vaya a ser que alguien esté parado en otra posición porque será objeto de escarnio, vilipendio, mofa y exclusión. Sí, un gran contrasentido e incongruencia porque esto lo practican quienes lo exigen, como que ahí hace falta que se volteen a ver  y sean un poco autocríticos, pero bueno, el punto de mi comentario es que mientras estamos bien entretenidos con la aprobación en la SCJN para que cuatro personas siembren la marihuana que se van a fumar, hay otros proceso encaminados y sucesos importantes de conocer.
¿Qué está pasando en el ínterin? Pues, por ejemplo, se entregó hace dos días el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2016 a la Cámara de Diputados para su revisión, ajuste y aprobación a más tardar el 15 de noviembre; los legisladores deberán resolver, a partir de hoy, en nueve días. La información está disponible en internet, todo el paquete económico, a saber: Ley de Ingresos, Presupuesto de Egresos y Criterios Generales de la Política Económica 2016 junto con una “versión ciudadana”, muy esquemática con la que nos quieren ayudar (ajá) a entender mejor, es de libre acceso para quien disponga de una computadora y tiempo para echarse un clavado en cientos de páginas con información económica. Aquí dejo la liga: Paquete económico 2015.
De las decisiones que se tomen en torno a este asunto depende nuestra estabilidad económica, y me refiero estrictamente a la suya y a la mía. En los Criterios se exalta el “manejo responsable de las finanzas públicas”, se afirma que las reformas estructurales ya se están traduciendo en beneficios para la gente; que se ha recuperado el poder adquisitivo de la población (nada más no sé de cuál) y que si no nos va tan bien es por culpa de la globalización.
Hay un dato que me llama la atención: para el rubro de la educación pública se proponen 293 mil 418.8 millones de pesos, es decir, 8.2 % respecto al gasto programable. Este es el presupuesto que maneja la SEP. Y nada más para el IMSS, institución ubicada en las Entidades de Control Directo y Empresas Productivas del Estado, con un incremento además de 6 % con respecto al presupuesto 2015, se contemplan 544 mil 321 millones de pesos equivalentes a 15.3 % respecto al gasto programable. Ahora sí que alguien me explique, no me checa este dato.

Otra noticia que me parece de gravedad es saber que el cartel Nueva Generación sigue fortaleciéndose y se informa como si de una empresa legal y responsable se tratara, casi como si fuera motivo de orgullo; y la otra, grave también (hay más pero el espacio es breve), es la explosión de cuatro de ocho bombas colocadas en unidades del Mexibús en el Estado de México, a fines de octubre. Pero no pasa nada, todo es maravilloso y perfecto en México, las reformas estructurales alcanzan para todo mientras seguimos entretenidos en el marihuana affaire, muy bien.

Publicada en El Informador el sábado 7 de noviembre de 2015.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Diputados "reloaded"

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Desde hace varias legislaturas, más de las que quisiéramos, el Poder Legislativo de Jalisco se había caracterizado por superarse trienio tras trienio: cada vez más ineficiente, corrupto, cínico, perezoso, en la inopia legislativa y con la comisión de irregularidades varias (muchas de ellas, si no es que todas, aún pendientes) entre otras conductas por el estilo; pocas relacionadas con el impulso de marcos legislativos pertinentes para la sociedad jalisciense, si acaso, bloqueo a iniciativas que podrían revertírseles o contrarreformas porque resultó que no les convenían ya ciertos avances como los que se llegaron a tener en transparencia, derechos humanos, organismos electorales y otros estrechamente vinculados a la ciudadanización o participación de la sociedad civil.
Así de tergiversado el asunto y de terror porque por más que se hacían señalamientos y manifestaciones, legislatura tras legislatura, nada cambiaba para bien, para mal, sí, todo. De mal en peor a pasos agigantados.
La legislatura que se despidió ayer, la LX, contrario a todo pronóstico, sí puso un alto en varios asuntos perniciosos y viciosos; es de celebrar y bueno, también de reconocer con todo y que es lo mínimo que les tocaba hacer en calidad de urgencia.
De manera notable se redujeron los escándalos, se puso orden en las finanzas (un asunto crítico aparentemente sin solución) y por lo menos se intentó sacar adelante iniciativas antes inconcebibles para Jalisco.
Ayer, el tema del día en El Informador fue precisamente el Congreso del Estado, la legislatura saliente y, sobre todo, la entrante. Pero antes de abordar las cuestiones relativas a los diputados que inician “trabajos” mañana, es decir, los “nuevos” (ajá), quiero referirme a dos de las decisiones que tomaron el jueves, una buena y otra no.
La primera, urgente, tiene que ver con poner orden y fijar límites al Tribunal de lo Administrativo del Estado, un órgano que ha estado incurriendo en abusos y excesos notables, más allá de cumplir con los objetivos para los que fue creado. Es un ejemplo clásico de efecto perverso, pero bueno, con los cambios aprobados esta semana, particularmente el que implica acotar las facultades del TAE para que, por ejemplo, no esté en condiciones de emitir suspensiones a los planes parciales de desarrollo de los ayuntamientos, las noticias son buenas. Se habían tardado pero ya está. Ahora hay que estar atentos que se aplique la ley para que esto funcione y se logre el equilibrio necesario y urgente en esta materia.
Bien, la decisión mala que tomaron los todavía hoy diputados de la LX Legislatura, es la que limita al único diputado independiente que entrará en funciones mañana: Pedro Kumamoto.
La verdad es que me cuesta trabajo creer la limitación que urdieron, o las facultades que impidieron con sus votos en contra: Kumamoto, por ser diputado independiente, puede formar parte de la Junta de Coordinación Política pero no tiene derecho ¡a voz ni a voto! porque no integra una fracción partidista. Increíble, pero cierto. Digo ¿qué pierden o que cosas terribles pueden pasar si el diputado independiente tiene voz y voto en la Junta? ¿Será que acaso terminará él solo con prebendas, privilegios y oscuros acuerdos? Qué mal. No fueron todos, pero igual no sirvió de nada la oposición.
Ahora bien, con respecto a los que entran, me siento como cuando en la sala de cine está por empezar una película de terror, es algo así como “LVIII Legislatura 2” o “LVIII Legislatura reloaded”: Jorge Arana y Enrique Aubry, ambos del PRI, perdón, uno del Verde, son los representantes máximos; de ese tiempo data el asunto con el despacho López Castro y un presunto fraude por 58 millones de pesos. Y luego Miguel Monraz, del PAN, es de los involucrados en aquel caso por el que se ganaron el mote de “diputados maquinitas”.
La conformación de la LXI Legislatura, con una bancada que sí cuenta de Movimiento Ciudadano, por la cantidad de legisladores, debería alentar más que aterrorizar, todo dependerá de que se mantenga el orden, la austeridad, la vigilancia, la rendición de cuentas, el trabajo, la responsabilidad social y la voluntad política. A ver por cuál recarga se decantan. Están en la mira y bajo la lupa, todos.

Columna publicada en El Informador el sábado 31 de octubre de 2015.


sábado, 24 de octubre de 2015

Tejido social

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Son decenas de miles los muertos (160 mil) y miles los desaparecidos (26 mil), y el dolor y la rabia de los directamente afectados son emociones que se manifiestan de muy diversas formas, desde conductas vandálicas y violentas, hasta marchas pacíficas con convocatorias al diálogo para resolver los conflictos de la mejor manera posible.
La lista de hechos y agravios al pueblo mexicano en diferentes puntos de la geografía nacional es larga y, lamentablemente, no es una lista cerrada. Injusticias, abusos de poder, omisiones, agresiones directas y encubiertas de agentes del Estado y de delincuentes, no sólo continúan sino que en muchos casos se incrementan. Las redes del tejido social, precario de por sí, se siguen rompiendo, fracturando, desbaratando.
Para una buena parte de la población mexicana que no es víctima pero sí testigo se trata de situaciones dolorosas, llámese Acteal o Ayotzinapa, duele e indigna cuando sabemos quiénes fueron o cuando constatamos ineficiencias e inacción, pero cuando las agresiones son de nosotros contra nosotros mismos, el dolor es indescriptible.
Me refiero a Ajalpan, Puebla. El lugar en el que, en esta semana, una turba de entre 300 y 400 personas enajenadas y enardecidas, mató a dos jóvenes que eran encuestadores, no secuestradores.
Esto me duele más que otros casos y por muchas cosas. Primero, como ya dije, porque fue entre nosotros; segundo, porque deja en evidencia la descomposición del tejido social; tercero, porque desde la autoridad no se asume ni un ápice de responsabilidad y hasta se lavan las manos; cuarto, porque dos jóvenes murieron; quinto, porque cuando el hartazgo social llega a esos niveles, basta una nada para perder la razón, para cometer actos de barbarie.
Al día siguiente del linchamiento escuché una entrevista que le hicieron al procurador del Estado de Puebla, Víctor Carranca, y me costaba trabajo creer que el individuo estuviera diciendo lo que dijo, siempre en el sentido de buscar a los responsables, de revisar los videos, de perseguir a quien fuera necesario… No porque esté mal que haga esto, digo, es lo menos que se tendría que hacer, sino porque nunca, nunca, habló de la responsabilidad de una autoridad ineficiente y omisa que es capaz de llevar a la población a cometer un crimen de esta naturaleza. Su tono fue siempre como de “yo no fui” y de juicio implacable que luego atenuó un poco cuando se refirió al tejido social, a la necesidad de indagar las causas de una conducta colectiva de esta naturaleza.
No es suficiente ni será útil si desde la autoridad no se reconoce que si el tejido social está descompuesto es porque el Estado no está cumpliendo con su parte, ni en Puebla ni en todo México.
La descomposición del tejido social empieza con la corrupción y la inoperatividad del gobierno, la ineficiencia de las burocracias, los agravios a la población, las injusticias, los robos y abusos, los incrementos en los precios, la falta de trabajo, el mal uso de los recursos públicos, el peculado y la mala administración, los excesos de la clase política, la pésima educación y las pocas ganas de mejorarla, la pobreza y la pobreza extrema y alimentaria y de vivienda; el subempleo; la violencia, la inseguridad, el incremento en el consumo de drogas entre jóvenes, la falta de oportunidades para muchachos y muchachas… Todo esto es lo que contribuye a que las redes del tejido social revienten ¿y que la autoridad no admita su responsabilidad en esto? Inconcebible y dolorosísimo que la psicosis y el miedo, la rabia tanto tiempo contenida esté en las raíces de un linchamiento de esta magnitud.

El tejido social en México se recompondrá cuando la autoridad cumpla con su parte y bien, directamente proporcional al dinero que se le paga para que lo sea. Pero es difícil, porque mientras esto sucedía en Ajalpan, desde la clase política se reitera el discurso de que como nunca se ha recuperado el poder adquisitivo de la población en una de las más grandes mentiras que se intenta creamos todos. ¿Cómo se sorprenden o se dicen extrañados por la descomposición social cuando son la causa?

Columna publicada en El Informador el sábado 24 de octubre de 2015.

domingo, 18 de octubre de 2015

¿Por qué la resistencia?

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Desde hace tiempo he expresado que debemos, como humanidad, organizarnos de otra manera. Las fallas y las perversiones que nos afectan de manera global son resultado de creaciones del ser humano; de las estrategias que se les ocurren a los líderes mundiales y, para quienes creen en las teorías de la conspiración, de mentes enfermas que sueñan con apoderarse del mundo y exterminar por lo menos a la mitad de los habitantes de la Tierra.
Independientemente de si hay estas motivaciones de fondo o no, la verdad es que no andamos nada bien. Las desigualdades son pasmosas en todo el orbe y todo parece indicar que quienes son la minoría en estas mediciones, no están muy interesados en acortar la brecha.
Por eso sentí un poco de esperanza con la conferencia del Premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, y digo poco no por sus afirmaciones, sino porque muy probablemente quienes toman las decisiones no le hagan caso. Pero este genio de la economía estuvo en Guadalajara para decir que, efectivamente, es no sólo  necesario, sino urgente, reescribir las reglas de los sistemas económicos, educativos y financieros, nada más y nada menos.
El tema central de su alocución en el Foro Mundial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) fue la desigualdad y la verdad es que lo que dijo no es ningún hallazgo extraordinario, algo de lo que nadie se hubiese dado cuenta: la educación de mala calidad y el desempleo son dos de los principales factores que propician la desigualdad en el mundo. Así de simple, así de sencillo. Él sabe que difícilmente lo tomarán en cuenta porque aseguró que la desigualdad es el resultado de políticas erróneas y la resistencia a corregirlas y más adelante agregó: “[…] proporcionar las mismas oportunidades para personas en diferentes circunstancias no es igualdad, la gente que empiece con una desventaja aunque se les dé la misma educación, tendrá resultados diferentes”.
Ojalá sus ideas y propuestas fueran tomadas en cuenta, pero persiste esa resistencia en las altas esferas de los gobiernos por impulsar medidas que redunden en mejores condiciones de vida para todos, se conforman, se consuelan y se escudan en mediciones engañosas cuyos métodos se acomodan a conveniencia, así tenemos por ejemplo las cuentas alegres con las que nos despertamos el jueves: “Jalisco aprueba 10 de 12 indicadores de bienestar”. Ajá ¿y la realidad cotidiana? Que dizque primer lugar en educación cuando las deficiencias en expresión oral y escrita y en pensamiento lógico-matemático son marcadas y comprobables plantel por plantel, alumno por alumno.
Bueno, ahí están los resultados de una encuesta de Parametría para todo el país, incluido Jalisco claro, que revela: “la mitad de los mexicanos no sabe que México se independizó de España”. Por supuesto esto no es culpa de los mexicanos sino de la mala educación y de la pobreza porque desde el gobierno hay una clara resistencia a cambiar esa realidad que nos aplasta. Pero como ya salió en esos indicadores que Jalisco está muy bien, pues no hay de qué preocuparse, estas cifras e indicadores sólo sirve, como dije, para que la clase gobernante tenga a la mano justificaciones avaladas por ellos mismos, por certificadores creados o patrocinados por ellos mismos, y gritar a los cuatro vientos que vivimos casi en el paraíso para no hacer nada.
El jueves también se exaltó que en México aumentó el número de pobres y que se redujo la pobreza extrema. Podría parecer una contradicción (y en realidad lo es), sin embargo, dada la complejidad de sus indicadores, una medición es para la pobreza y otra para la pobreza extrema, y luego está la pobreza alimentaria, la pobreza educativa, la de salud y la de vivienda, es decir, una por cada necesidad básica que no está cubierta. Pulverizada así la masa de personas que viven en estas condiciones, unos indicadores bajan y otros suben, pero sigue siendo más de la mitad de la población.

Si está claro y estamos de acuerdo en que la desigualdad es resultado de “políticas erróneas” y de la “resistencia a corregirlas”, la solución tendría que ser sencilla, un asunto de voluntad, de conciencia, de humanidad. Sería bueno saber el porqué de la resistencia a que la “prosperidad sea compartida por todos”.

Columna publicada en El Informador el sábado 17 de octubre de 2015.

sábado, 10 de octubre de 2015

"La Estrella Polar..."

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Hace muchos años, cuando este país surgía como nación en un proceso nada terso ni sencillo en la primera mitad del siglo XIX, los ilustrados de entonces, es decir, personas que habían tenido acceso a la educación gracias a su posición social y económica, manifestaban una preocupación constante por la educación de la gente. No desaprovechaban la oportunidad de hacer llamados y tomar iniciativas para que la población saliera de la ignorancia que los había mantenido “embrutecidos” y “dominados” durante 300 años.
Y esa educación era urgente y necesaria para que los mexicanos, los habitantes de una patria recién reconquistada, la defendieran y con ella, el respeto y cumplimiento de sus derechos.
No importaba en qué bando estuvieran los ilustrados; podían ser conservadores o liberales; iturbidistas o republicanos; centralistas o federalistas… la preocupación era generalizada y se abocaban a ello a través, en gran medida, de la palabra impresa. A través de publicaciones periódicas y con motivos transparentes, expresos, manifestaban sus intenciones de contribuir a la ilustración de los lectores como herramienta contra el despotismo y las injusticias.
El contraste con lo que sucede hoy en día es extraordinario. En el discurso la educación es prioritaria y bla bla bla, pero no pasa de ahí. La situación con los maestros disidentes sigue siendo un desastre; no resuelven el problema creado por el sistema en las normales rurales; los planes de estudio están mal hechos; los esquemas de evaluación son cambiados cada tanto tiempo una vez que se dan cuenta de su ineficiencia, de manera que se reducen a la calidad de bandazos y la alteración de resultados es una constante, así que al final de cuentas todo sigue igual o peor.
En 1821 (desde antes, pero partiré de esta fecha) los ejemplos de que la educación de la gente era primordial son abundantes. La Ilustración y sus principios se había instalado en una ciudad que, pese a la guerra de 10 años (1810-1821), lejos de decaer había prosperado y disponía de planteles de alto nivel como la Universidad de Guadalajara (Real y Literaria) y el Seminario Conciliar desde donde se concebía a la educación como una herramienta básica para llevar a la nación hacia el lugar de privilegio que le correspondía en el concierto de las naciones civilizadas.
Era el discurso de entonces con las palabras y las expresiones de entonces; ideas y pretensiones que pueden sonar hoy cursis y románticas pero que tenían un sentido auténtico, una intencionalidad clara y transparente de superación. Eran los primeros años de la modernidad en un país que reiniciaba su camino después de 300 años de dominación.
Decía que los ejemplos son abundantes pero me referiré a  uno dada la escasez de espacio. En una nueva forma de organización de las élites de estudiantes, perfectamente conducidos y orientados por mentores como Francisco Severo Maldonado, un personaje que no ha sido suficientemente reconocido, por cierto, se creó la Sociedad Guadalajarés de Amigos Deseosos de la Ilustración cuyo órgano de difusión fue denominado La Estrella Polar de los Amigos Deseosos de la Ilustración, precisamente. A quienes escribían en ese papel se les conoció como los “polares” durante muchos años, reconocidos como ilustrados y liberales y denostados por el sector conservador que tenía su base en la curia tapatía. Un fragmento (prometo volver al tema) de lo que escribieron entonces:
Después de haber obtenido la América su emancipación, sólo resta a sus hijos procurar por todos los medios posibles la felicidad de la Nación, completando de esta manera la grande obra que emprendió el Héroe de Iguala. Para conseguir esto, es de absoluta necesidad que todos trabajemos incesantemente en darnos una educación, que corresponda al fin deseado, y de la que carecemos por la desidia o mejor decir por la malicia de gobierno español, empeñado siempre en mantenernos en un estado de ignorancia y barbarie, que nos hiciera incapaces de conocer los imprescriptibles derechos que a todo hombre ha concedido la naturaleza.

Cabezal del periódico. El primer número apareció el 11 de agosto de 1822.


Esto se publicó el 11 de agosto de 1822 en el primer número de La Estrella Polar... un periódico que sólo fue uno de los primeros de una larga lista de impresos que tenían el mismo objetivo: contribuir a la educación de la gente. Quizá algo así nos falta ahora, iniciativas personales, familiares, para cubrir las lagunas como mares de la instrucción pública de hoy en pleno siglo XXI, casi a 200 años de entonces; y con los mismos objetivos claro, porque de pronto hay grupos que lejos de sumar, restan; que en lugar de mejorar, empeoran y hay que tener cuidado.

Columna publicada en El Informador el sábado 10 de octubre de 2015.


sábado, 3 de octubre de 2015

Qué vergüenza

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La pregunta es retórica y de respuesta obvia pero ¿no les da vergüenza? Es claro que no. A mí sí. Toda la vergüenza, además de la indignación y sentimientos similares, que puede causar el discurso enano, chiquito, mediocre, miope y fuera de contexto y de la realidad, del máximo representante de los mexicanos.
Quisiera sentirme orgullosa en lugar de avergonzada. El mensaje fue insulso, pletórico de obviedades, lugares comunes y, seguramente para asesores y redactores de discursos de la Presidencia, lleno de hilos negros.
Presentarse en el más alto foro internacional para decir lo mismo que en cada aniversario es reflejo fiel de que la estatura no es de estadista, no de alguien que elabora su propio discurso porque su erudición se lo permite; porque es poseedor además de un sentido social y humanitario que mediante la reflexión podría dar como resultado una intervención profunda, de altura de miras, con ideas originales e iniciativas para cambiar de raíz la forma en que como humanidad nos hemos organizado; no de alguien con liderazgo consciente, auténticamente consciente de los gravísimos problemas que afectan al mundo.
No tenemos eso en México. Y quizá no sea lo peor, sino la falsedad. Esta postura hueca, inconsistente e incongruente de respeto irrestricto a los derechos humanos.
Después de la intervención del mandatario en el foro de la ONU, los memes y videos relativos, fuertemente críticos, no se hicieron esperar. Y de pronto, como para la clase política somos “opositodo” y no los dejamos trabajar, podría uno pensar que los autores y/o productores de tales elementos que circulan en las redes sociales, son mexicanos.
Pues no exclusivamente y eso es alentador. No estamos solos. Amplios sectores de la sociedad coinciden en la ineptitud, ineficiencia, corrupción, violación de derechos humanos y deshonestidad de la actual administración pública federal, pero dado el aparato manipulador del que se dispone, a través de la división de la sociedad consiguen acallar, minimizar y desdeñar las manifestaciones ciudadanas de inconformidad. Se podría pensar que este ocultamiento de la realidad mexicana afecta a quienes viven en otros países.
Bueno, pues hay observadores más allá de nuestras fronteras, atentos a lo que sucede en México y, qué bueno, expertos en el manejo de las redes sociales, que de inmediato produjeron, entre otros, un video en donde señalaron con índice de fuego las reiteradas expresiones del orador mexicano a favor de los derechos humanos cuando la lista de agravios e injusticias por las violaciones a derechos humanos en México es más larga cada vez.
Mientras exponía, justamente, este dizque compromiso con los derechos humanos, en alguno de los varios momentos, los editores del video preguntaron en inglés que si podía dormir por las noches.
Esta es una cuestión, la otra, verdaderamente increíble, es que haya usado el foro de la ONU para repetir esta preocupación que expresó en su tercer informe de gobierno, que le causa el populismo, el nuevo populismo. ¿Ahora ya es una amenaza internacional? Es el tamaño del miedo y seguro algo saben que los demás no, porque para muchos seguidores de Andrés Manuel López Obrador ya ni es tan fuerte porque ha ido agotando su capital político ¿o no? Digo…
Qué vergüenza. Ojalá los mandatarios participantes, mediante sus embajadores y sistemas de inteligencia sepan cómo están las cosas realmente y no se traguen el cuento, sobre todo, del respeto a los derechos humanos desde el poder, porque en México, las evidencias de lo contrario son contundentes. Igual, los presentes fueron testigos de esta deficiencia a la hora de pronunciar palabras difíciles que también circuló profusamente en redes; un desliz convenientemente editado en el video oficial, sí, para tapar el sol con un dedo.
Por último, aunque implica un cambio de tema, es algo que también debería darles vergüenza: el anuncio de una “medida histórica”, es decir, la homologación del salario mínimo. Muy bien, no hay problema ¿pero que digan con grandilocuencia (nada más faltaron las fanfarrias) que esto beneficiará a casi un millón de trabajadores porque la “ganancia” del salario, con esta decisión, es la mayor en los últimos 40 años?
No, no tienen, ni les da.


Columna publicada en El Informador el sábado 3 de octubre de 2015.

sábado, 26 de septiembre de 2015

#Ayotzinapa

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Por más que insistan y le busquen y manipulen, no se trata de delincuentes. Eran estudiantes que cursaban su carrera normalista en condiciones sumamente precarias. Aguerridos, contestatarios, rebeldes, solidarios con causas sociales, sí eran. No lo dudo y es más, lo celebro. Me congratulo siempre porque se alimenta mi esperanza, cuando hay jóvenes inteligentes, preparados, con carácter y sensibilidad para exigir cambios a favor de ellos, de la sociedad en general y del país en su conjunto.
Es alentador saber que hay nuevas generaciones preocupadas, aterrizadas en una realidad que nos aplasta y se resisten a las diferentes vías de manipulación para mantener la energía juvenil contenida. Esto es alentador, pero es lamentable y doloroso que estas acciones, estas iniciativas que no tienen otra intención que buscar igualdad y justicia, sean brutalmente reprimidas hasta el asesinato.
¿Fue el Estado? Esta es la pregunta que desde el Estado no ha sido respondida y es, sin duda, el cuestionamiento que ha influido e impedido que los deudos de los jóvenes logren respuestas satisfactorias hasta hoy, cuando se cumple un año de la masacre.
No es el único caso, no es la primera vez que se reprime el activismo juvenil y lo sabemos bien en México. Hay historias de represión y violencia, de desapariciones forzadas, de guerra sucia y persecución de activistas por lo menos de 1968 a la fecha. Y las heridas que se han causado a la sociedad mexicana desde entonces siguen abiertas y supurando, porque nadie en el gobierno, del partido que sea, ha tenido las agallas y la dignidad para instalar una comisión de la verdad, que se rindan cuentas, que se encarcele a los responsables y, entonces sí, empiece el proceso de cicatrización, que no de olvido.
Nadie. La cobardía es descomunal y la estulticia, porque en la medida en que esto no se atienda como debe ser, el tejido social seguirá roto y la convivencia en nuestro país seguirá siendo dificultosa, áspera y conflictiva. Y debe ser el Estado el que tome la iniciativa, pero de verdad, no con acciones que usan para justificarse pero que en el terreno de los hechos no significan nada. Como la reunión de ayer con el titular del Ejecutivo federal y los padres de los jóvenes desaparecidos. Ninguno de los puntos planteados por los deudos fue asumido en su totalidad y, lo que es peor, todavía dicen que los van a someter a revisión ¡por favor!
Ha pasado un año desde que los muchachos desaparecieron, no se tiene la certeza de si viven o mueren, las inconsistencias en las investigaciones y en los “resultados” son ofensas que se suman a la larga lista de agravios ¿y todavía les dicen que van a someter a revisión los puntos? ¿Todavía se la piensan para llamar a cuentas a los funcionarios negligentes para que paguen lo justo dada su incompetencia y, no lo dudo, su marrullería? ¿Si no fue el Estado porque no permiten que la fiscalía esté en manos de peritos independientes con asesoría de organismos internacionales? ¿Qué no se dan cuenta de que su postura, sus compromisos fofos y ambiguos empeoran la situación, profundizan el conflicto, recrudecen la inconformidad? ¿Por qué no lo resuelven de una vez por todas, con todas las de la ley y de cara a la sociedad?
Porque este asunto no sólo atañe y afecta a los deudos de los 43 jóvenes. La descomposición que esto genera nos afecta a todos los mexicanos, como el 68, como las matanzas de Corpus Christi, de Acteal y Aguas Blancas, la de San Fernando, la de Torreón y por lo menos una decena más, ninguna resuelta.
Los padres de los jóvenes y los mexicanos merecemos todas las respuestas, reales y contundentes, la verdad, verdad, no la dizque histórica con la que pretendían cerrar el caso. Sigue abierto y la postura es la de no cejar, no claudicar. Esta actitud también es ejemplo para todos los demás.

Ha pasado un año, las heridas están abiertas y el dolor es punzante en los padres de los muchachos de #Ayotzinapa y en la sociedad que se suma a las exigencias con la esperanza siempre de que México camine por fin sobre terrenos de justicia y de igualdad, de honestidad, de rendición de cuentas, de libertad.

Columna publicada en El Informador el sábado 26 de septiembre de 2015.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Salientes y entrantes

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Dada la cercanía del fin de las actuales administraciones municipales y el inicio de las nuevas, en un contexto de grandes expectativas por la alternancia y el ascenso al poder de un partido que nunca había llegado, Movimiento Ciudadano (y me referiré sólo a municipios de la zona metropolitana de Guadalajara), las entrevistas a los salientes y a los entrantes se suceden.
La abundancia de información, en posturas por lo general encontradas, motivó la anterior y la presente reflexión que comparto con usted. En los presidentes municipales salientes, si bien la actitud no es de triunfalismo y total satisfacción (nomás eso faltaba), si alcanzo a percibir un tono marcado de dejadez, de impotencia, pero también de “no me importa” o “ya qué”.  ¿De cuántos de ellos, de quiénes se podría decir que seguirán con sus carreras políticas? Difícilmente dadas las circunstancias, sin embargo, el dinosaurio priista tiene la capacidad de reinventarse, no precisamente para dar origen a un mejor PRI, digamos que muta en un engendro que perfecciona sus prácticas perversas, de ahí su regreso al poder (claro que no es la única causa, es un asunto multifactorial, pero por el momento no es el tema).
La cuestión es que se escuchan derrotados, hasta se les oye distinta la voz y, en contraste, están los entrantes. Debo decir, para no andar con adivinanzas, que con relación a los salientes me refiero exclusivamente a Ramiro Hernández (Guadalajara) y a Héctor Robles (Zapopan); suenan un poco (o un mucho) a víctimas. No pudieron hacer muchas cosas por falta de presupuesto por ejemplo; o por campañas adversas en los medios de comunicación; por denuncias contra otros que los afectaron o denuncias injustas; y siempre está el recurso de echarle la culpa a los pocos años que dura la gestión.
Así nos la hemos llevado en las últimas décadas. A ver qué pasa y cómo nos va con los cambios en la ley a partir del año 2018, pero por lo pronto, trienio tras trienio hay que empezar de cero. Claro que es un decir, porque muchos hasta se solazan dando marcha atrás y tumbando las pocas y buenas cosas que hicieron sus antecesores, aun cuando sean del mismo partido, en una de las actitudes más estúpidas y mezquinas de los políticos.
Decía que en contraste con el tono y la actitud de los salientes están los entrantes. Para no extenderme mucho me referiré sólo a Enrique Alfaro (Guadalajara) y Pablo Lemus (Zapopan), dos personajes que antes de ganar estaban ya perfectamente ubicados en la memoria de los electores, hablando en términos generales. Alfaro por una carrera política, digamos, distinta a la de otros miembros de la clase gobernante, capaz de cambiar y transformarse, con una idea muy clara de lo que hay que hacer y cómo. Sí, alcanzo a percibir determinación en su voz, en sus declaraciones, en su mirada, tanto, que casi cada letra se va convirtiendo, mientras habla, en compromiso. No en promesa, en compromiso.
A unos 11 o 12 días de distancia de que tome posesión, su tono es de determinación, sí, pero también de enojo, de molestia, al menos eso es lo que transmite; pero por más indignante que sea lo que se está encontrando en la gestión vigente aún, es mejor que no se enoje. Asegura que combatirá la corrupción y tiene bien calculado de dónde obtendrá recursos para financiar sus planes y programas, sus diferentes estrategias, y con todo y que sabe cómo funciona un ayuntamiento luego de su trabajo en Tlajomulco, Guadalajara es mucho mayor y el sistema hasta parece que está blindado. Determinación, voluntad, cálculos y una actitud más bien fría creo que sí pueden abonar a cumplir los objetivos y los compromisos.
Contrario a lo que había pensado (porque luego en miembros de un mismo partido como que sus integrantes se mimetizan) Pablo Lemus conserva su estilo. El mismo que mostró cuando era líder empresarial y que fue cuando, de hecho, empezó a llamar la atención en una época en la que la iniciativa privada, sus representantes cupulares estaban aplacados. Rescató para ese gremio y para muchos ciudadanos comunes y corrientes, una postura crítica de frente al poder para incidir en cambios a favor de la sociedad. Ejerció su liderazgo con responsabilidad y conciencia social. Pinta para que así siga. Está en la mira.

Con respecto a estos dos presidentes municipales entrantes y los demás que sorprendieron al ganar las elecciones, las expectativas son altas y el horno no está para bollos. Lo he dicho antes: la oportunidad es de oro, el tiempo, corto; la gente está muy harta y no hay que dejarlos solos porque otro abuso de confianza sería inadmisible.

Columna publicada en El Informador el sábado 20 de septiembre de 2015.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Desgracia municipal

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El gobierno municipal debería ser la forma más eficaz, eficiente y efectiva para validar el sistema democrático, para convencernos de que, con todo y sus defectos, es lo mejor para que las localidades y sus comunidades funcionen armónicamente y aspiren a una calidad de vida superior. Los ciudadanos del municipio eligen a sus representantes y pagan sus impuestos para que se garantice la dotación de servicios y, en general, para no entrar en cuestiones tan básicas, para que el Ayuntamiento cumpla las obligaciones que le marca la ley, siempre en beneficio de sus habitantes.
Debería ser así de simple, así de sencillo, sin embargo, desde la fundación del primer ayuntamiento en México, la administración de cada uno, ahora ya más de dos mil 445, es tan compleja que raya en lo barroco y churrigueresco, y es, por lo tanto ineficiente, deficiente e ineficaz y por lo mismo corrupta y negligente.
No hay personaje de la vida pública en México que llegue con buenas intenciones a ejercer como primer munícipe, que logre alcanzar sus objetivos 100 por ciento. Las redes de corrupción y de intereses partidistas y personales que se han ido tejiendo a lo largo de siglos, de décadas, difícilmente se van a destejer, aun cuando no es imposible. Para tres años que duran las administraciones, todavía, ni para qué molestarse, no vale la pena.
Así que se resignan (los bien intencionados, claro) a que deberán nadar de muertitos, navegar con bandera, hacer oídos sordos, dejar hacer, dejar pasar, que al cabo un trienio se va en un suspiro.
A esto hay que sumar la falta de recursos, las irregularidades en todas las áreas de la administración, los intereses y la corrupción, nada más para no ser exhaustiva, en mercados, estacionamientos y recolección de basura. Deficiencias en el cobro del predial, manipulación de cifras para castigar los dineros que llegan vía la Federación; y la ficción de la autonomía municipal, como lo es también la estatal en un sistema federal que no opera como debiera.
Centralismo, control, manipulación, corporativismo, línea, sometimiento, falta de voluntad y de carácter, lambisconería, son sólo algunos de los elementos que distinguen y marcan las relaciones entre munícipes y el Ejecutivo del Estado en el que se encuentran; no se diga cuando la negociación, la gestión o cabildeo deben hacerse en la capital del país con viáticos que se cubren con recursos del erario público.
Y luego está la mayor o menor complejidad de cada municipio dependiendo de su ubicación, número de habitantes, carencias, rezagos, partidos en el gobierno, alternancia, relación con los gobiernos federal y estatal si es que se trata de funcionarios provenientes de partidos distintos y hasta dependiendo del fuego amigo y su intensidad; porque pasa que aun cuando sean del mismo partido, el munícipe y el gobernador, el segundo no deja operar al primero porque no le da la gana en función de intereses de grupo, pero nunca, nunca, con relación a los gobernados.
Esta es una aproximación apenas superficial a la que es preciso agregar herencias perversas desde la Colonia, negligencia, claudicación, accidentes, catástrofes y calamidades diversas que empeoran las realidades.
Los dos mil 445 municipios que conforman este país, cómo células básicas de la organización política de una República federal, deberían ser el espacio más protegido y más cuidado en el concierto nacional, con la voluntad y los marcos legales necesarios que deberían proveer un Gobierno federal consciente y responsable; y uno estatal, igual, porque es ahí en donde, en principio, se gestan y desarrollan triunfos y derrotas electorales, manifestaciones, revoluciones, cambios; en donde se tejen los destinos de sus habitantes, en donde tiene lugar su vida cotidiana y se registran los índices más altos o más bajos de satisfacción.
Los últimos informes de los presidentes municipales de la zona metropolitana de Guadalajara que están a menos de un mes de dejar el cargo, son la muestra clara de que los ayuntamientos no son sino unidades burocráticas más que administrativas en las que se hace gala de mediocridad y/o corrupción y en las que pronto se abandonan las buenas intenciones (si es que algún día las hubo) porque el sistema, ese de redes que se ha ido tejiendo durante siglos, prácticamente ha desaparecido cualquier margen de maniobra a favor de la sociedad y los ediles terminan cruzados de brazos. Algo bueno han de haber hecho, pero no es suficiente, nunca será suficiente y los ciudadanos no tenemos por qué conformarnos.
Es una desgracia municipal, no tendría que ser así, a ver si los que pronto tomarán posesión logran romper el patrón y erradicar inercias, herencias perversas, negligencia y corrupción. A ver.

Columna publicada en El Informador el sábado 12 de septiembre de 2015.




jueves, 10 de septiembre de 2015

Desbordamientos

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Muy ad hoc con las inundaciones y desbordamientos en el país por el abundantísimo temporal de lluvias de este año, digamos que el Presidente de la República, para estar a tono, también se desbordó e inundó a la nación entera con promesas, propósitos (cualquiera estará de acuerdo con que son buenos) y anuncios que además se suman a los planteados desde la campaña en por lo menos cinco momentos más durante su administración, según el recuento que hiciera un columnista en El Universal a propósito del Tercer Informe de Gobierno, bueno, del mensaje correspondiente para ser precisa.
Resulta que son más de siete decálogos, es decir, alrededor de unos 70 (poco menos porque algunos se repiten) puntos que de manera reiterada, claro, el titular del Ejecutivo federal se compromete a cumplir y pues, está muy lejos de eso.
Siguiendo con la metáfora de las inundaciones, la sensación es un poco de asfixia (o un mucho) porque ese abultamiento de compromisos en el discurso, aplastan y saturan más que aliviar o reconfortar porque no hay una relación congruente ni notable con la realidad que vivimos los mexicanos.
El mandatario emite el mensaje de su Tercer Informe con toda la parafernalia costosísima que conocemos desde hace décadas y habla con una seguridad que pasma sobre asuntos que en realidad son temas pendientes para la mayoría de los mexicanos; dedicó una parte del discurso a una especie de mea culpa que en términos de congruencia y de eficiencia no significa nada porque no se ha actuado en consecuencia, son asuntos sin resolver; la insatisfacción ciudadana al respecto persiste; no se ha hecho justicia, al contrario; ni se ha puesto un alto a lo que se debería, específicamente me refiero al caso de los estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos; a los conflictos de interés de los que terminó auto- absolviéndose; a los actos de corrupción que no han tenido un reflejo en materia de desafueros o encarcelamientos; los sucesos de violencia dudosos en cuanto a la probable participación del Estado en diferentes puntos de México, pensemos en Tlatlaya y en Tanhuato; a la fuga del “Chapo” que sigue prófugo, y al tema de la “casa blanca” que nos ha indignado tanto y según él lamenta en un claro doble discurso, hipócrita y vengativo, provocador incluso, porque invitó a la ceremonia de su mensaje nada menos que a los empresarios de Higa directamente involucrados en el asunto de la mansión de más de 80 millones de pesos. Reconoce que hay desconfianza pero no se avizoran acciones para remediarla, para ganarse la confianza de los mexicanos. Eso no aparece en ningún decálogo.
Este es un mensaje tácito que echa por tierra con una rapidez de vendaval, las frases de cierre de su mensaje cuando habla de “nuestra gente” y de “nuestro México que tanto queremos”. ¿Sí? Difícil de creer cuando la realidad de pobreza, de injusticia, de desigualdad, de represión, de ineficiencia, de ataques constantes a la libertad de expresión, de desdén de los reclamos ciudadanos se nos viene encima y nos aplasta, nos inunda, nos asfixia.
Desbordada la soberbia, la actitud de desquite, de abuso de poder, la incongruencia, la hipocresía; desbordada la demagogia que critica y la intolerancia que señala en otros (encaja perfecto aquí la parábola de la paja y la viga) y también el populismo que hemos testificado en la otra inundación, la de los spots y promocionales en donde aparece vestido con atuendos indígenas y come con mujeres de las comunidades más pobres y hasta les besa la frente. Populismo para unas cosas y para otras, no. Desbordada la burla cuando habla de mantener el bienestar de las familias (¿mantener? ¿de cuáles familias?).
Desbordada la desfachatez, el cinismo, la terquedad y la postura inamovible de seguir desdeñando los señalamientos ciudadanos que no tienen otro propósito que lograr cambios profundos a favor de esta patria maravillosa ahogada, lacerada y esquilmada por una clase política insensible y abusiva.

Columna publicada en El Informador el sábado 5 de septiembre de 2015.

sábado, 29 de agosto de 2015

Una sola causa

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

De algún tiempo a esta parte,  como dice el poema de José Emilio Pacheco, los asuntos polémicos que por lo general dividen las opiniones en dos, a favor y en contra, se suceden ¿no lo han notado? Por supuesto están las posturas partidistas que normalmente son bipartidistas a pesar de tantísimos e inútiles institutos políticos con registro en nuestro país; se da por municipios y por estados. A nivel nacional también, casi siempre son dos los que se disputan los votos y los demás son comparsas.
Sucede en cuestiones deportivas, aunque en este asunto, salvo excepciones lamentables, el asunto no es tan grave, no más que el uso del deporte como distractor, de manera específica el futbol (aunque no sé por qué tengo la impresión de que la afición va a la baja, tanto de los equipos de la liga como de la selección nacional, quizá por tanta corrupción, en fin) y todos los chismes relacionados con ese negocio.
Hay asuntos mucho más complejos, delicados e importantes, gracias a los cuales la sociedad se mantiene dividida. Eventualmente estos temas tienen reflejos, repercusiones y/o representantes en partidos políticos y en decisiones gubernamentales, pero a través de ellos se alienta el encono, las divisiones por supuesto, la denostación de las diferentes posturas y, al final, la separación de una misma sociedad.
Desde hace lustros se impulsa en México una agenda progresista que tiene que ver, por ejemplo, con la despenalización del aborto, los matrimonios igualitarios, la despenalización del consumo de marihuana y la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo. Esta agenda no es propia de los partidos progresistas o de izquierda, no necesariamente, aunque casi siempre abanderan estas causas y las han llevado al terreno legislativo para impulsar normas progresistas (permítaseme tanta repetición). Además de los partidos, hay grupos que trabajan activamente a favor de estos asuntos.
Con relación a cada uno de ellos operan contrarios, tanto en partidos como en la sociedad civil, es decir, asociaciones que están contra esa agenda por diferentes razones por lo general vinculadas a la religión católica.
Además de esto, la sociedad empieza a dividirse entre quienes defienden y protegen animales y quienes no; entre quienes consumen carne y vegetarianos o veganos… No falta qué se ponga de moda o qué nueva práctica o costumbre adquiera carta de residencia para que de inmediato se tomen posiciones y nos enfrentemos de nuevo.
Hay una frase muy vieja y muy trillada que, no obstante, está vigente: “divide y vencerás”, muy conveniente, pero muy, para quienes forman parte de la clase en el poder.
No sé cuántas veces he dicho y escrito que nos necesitamos juntos, porque además de las diferencias de opinión (no se trata de desaparecerlas), resulta que también nos hacemos daño entre nosotros, de distintas formas, casi siempre tratando de sacar ventaja del otro, de abusar, pisotear si hay oportunidad, hacer grilla, “quemar”, difamar, descalificar, criticar, señalar…
¿Pues de qué se trata? Debo ser muy precisa porque no quiero que se malinterprete este comentario: no estoy tomando postura a favor de una ideología o de otra, de un activismo sobre otro, lo que quiero decir es que además de lo que ya padecemos por una clase política ineficiente, corrupta y abusiva, todavía nos estamos peleando entre nosotros, la sociedad contra la sociedad. Hay algo que es muy simple y muy sencillo, según yo, que se llama respeto, ni siquiera tolerancia. Este último concepto no me gusta porque se me figura (ya lo había escrito) que es como decir: “no estoy de acuerdo contigo pero te aguanto, te soporto”. Así que tampoco. Respeto es la clave, respeto a las diferencias de opinión, a la diversidad extraordinaria y maravillosa de este país no sólo en asuntos de preferencias sexuales o comestibles.
Aparte, nos quejamos de que la clase política nos trata a los ciudadanos como menores de edad y hacemos lo mismo entre nosotros con proselitismo e imposiciones, exigencias incluso, para cambiar ideas y convicciones hacia lo progresista o hacia lo conservador, y nos la pasamos juzgándonos y descalificándonos.
Me imagino de pronto que todos los activistas en México, de un tipo y de otro, se unen por una sola causa, para que esta patria alcance para todos, para que sea más justa, menos desigual, disfrutable, gloriosa, armónica; para que la clase política deje de abusar, de ser inepta y corrupta. Si todos los activismos se unieran por una sola causa, sobre la base del respeto a la postura de cada quien, otro gallo nos estaría cantando, para bien. A ver cuándo lo vemos.


Columna publicada en El Informador el sábado 29 de agosto de 2015.