domingo, 4 de enero de 2015

Inspiración

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El año que acaba de terminar fue intenso y complicado para nuestro país. Revisé de manera somera algunos acontecimientos, columnas de días pasados y destaca sobre todo el resurgimiento del activismo social en México motivado por la actuación de la clase política de todos los órdenes y niveles de gobierno a lo largo y ancho del territorio nacional, que ha recrudecido la falta de credibilidad en los gobernantes y la consecuente molestia ciudadana.
Cuando las elecciones de 2012, antes de la jornada electoral, se gestó y desarrolló en México un movimiento que parecía iba a perdurar y lograr reacciones concretas de parte de la clase política, directamente proporcionales a las demandas sociales, pero no fue así. El movimiento #YoSoy132 se fue diluyendo y perdió fuerza; algunos grupos fueron cooptados por otros dizque activistas que en realidad tenían la consigna de anularlos. La ebullición cesó pero no lo lograron del todo. Tan es así que #YoSoy132 se transformó y permanece ahora integrado a las manifestaciones que exigen la presentación con vida de 42 normalistas de Ayotzinapa, y al muy poderoso #YaMeCanse.
Ahí está la fuerza de la sociedad, latente y actuante, creciente. Y sí creo que la organización social de estos movimientos está en pleno proceso de consolidación, que se toman decisiones importantes y que la idea es dar un paso más y trascender hacia espacios de participación que efectivamente incidan en respuestas gubernamentales, reales y auténticas, como la transformación del sistema de justicia de nuestro país. ¿Cuánto tiempo llevará? Quién sabe, pero las organizaciones sociales no se han apagado ni han desaparecido, ni las demandas han cesado, ni la inconformidad ha terminado, mucho menos si, hasta ahora, desde la clase política no se ha hecho más que desdeñar, minimizar, desacreditar y descalificar las múltiples manifestaciones de amplios sectores de la población.
Esa actitud de la clase política ha alimentado las manifestaciones, integradas sobre todo por jóvenes que —no sé si han escuchado o no a José Mujica— le están dando contenido y sentido a su vida, que no se han dejado atrapar por el mercado y que, sobre todo, quieren a México.
Esto es alentador y contrasta con el panorama que ofrecen los políticos mexicanos, entre malas decisiones y el espectáculo electoral de pacotilla que particularmente en Jalisco arrancó con fuerza en un claro ejemplo de lo que es desdeñar la realidad social. La falta de sensibilidad es evidente, nada más hay que ver y escuchar a los “aspirantes” a “gobernar” Guadalajara y los demás municipios, pero sobre todo los que quieren ser presidentes municipales de la capital del Estado. Es nauseabundo y ofensivo. Las afrentas se suceden.
José Mujica es un líder que inspira y prácticamente es él solo contra el mundo pero no importa porque insiste y porque por lo menos en México, muchos jóvenes actúan en el mismo sentido que él propone. Hoy por hoy jóvenes mexicanos, universitarios y no, no han bajado los brazos, no se han entregado, y albergan esperanzas y también tienen un fuego por dentro contra las injusticias. Mexicanos y jóvenes que nos caemos y nos levantamos y volvemos a empezar, porque, regreso a Mujica, lo importante es el camino.
El presidente de Uruguay estuvo en Guadalajara en diciembre, participó en la FIL y recibió un reconocimiento y me emocionaron hasta las lágrimas sus palabras finales en la ceremonia de la FEU: “Gracias México, por ti, por los muchos compatriotas que recibiste en momentos de dolor. Gracias México, por el ejemplo de solidaridad que siempre supiste cultivar con los perseguidos del mundo, con las oleadas que vinieron de España revolucionaria y derrotada, con todos los exilados de la pobre América Latina. Gracias México porque tuviste el valor de ayudar a la Revolución cubana cuando casi no tenía ni para comer, porque no te arrugaste cuanto te gritaban fuerte desde afuera, de alguna manera siempre te las ingeniaste. Gracias México, porque tus hijos y los hijos de tus hijos, cuando migran por ahí, no renuncian a seguir siendo mexicanos, y hablar en castellano y soñar en castellano y sentirse parte de esta América, gracias México ¡y quiéranlo! Yo sé que tienen defectos, mataduras, roturas, pero quiéranse mexicanos ¡quiéranse! Y siéntanse parte de nuestra América, de nuestra nación, que todavía se está amasando”. Inspiración pura.

Publicado en El Informador el sábado 3 de enero de 2015.