Ciudad adentro
El año que acaba de terminar fue intenso y complicado
para nuestro país. Revisé de manera somera algunos acontecimientos, columnas de
días pasados y destaca sobre todo el resurgimiento del activismo social en
México motivado por la actuación de la clase política de todos los órdenes y
niveles de gobierno a lo largo y ancho del territorio nacional, que ha
recrudecido la falta de credibilidad en los gobernantes y la consecuente
molestia ciudadana.
Cuando las elecciones de 2012, antes de la jornada
electoral, se gestó y desarrolló en México un movimiento que parecía iba a
perdurar y lograr reacciones concretas de parte de la clase política,
directamente proporcionales a las demandas sociales, pero no fue así. El
movimiento #YoSoy132 se fue diluyendo y perdió fuerza; algunos grupos fueron
cooptados por otros dizque activistas que en realidad tenían la consigna de
anularlos. La ebullición cesó pero no lo lograron del todo. Tan es así que #YoSoy132
se transformó y permanece ahora integrado a las manifestaciones que exigen la
presentación con vida de 42 normalistas de Ayotzinapa, y al muy poderoso
#YaMeCanse.
Ahí está la fuerza de la sociedad, latente y actuante,
creciente. Y sí creo que la organización social de estos movimientos está en
pleno proceso de consolidación, que se toman decisiones importantes y que la
idea es dar un paso más y trascender hacia espacios de participación que
efectivamente incidan en respuestas gubernamentales, reales y auténticas, como
la transformación del sistema de justicia de nuestro país. ¿Cuánto tiempo
llevará? Quién sabe, pero las organizaciones sociales no se han apagado ni han
desaparecido, ni las demandas han cesado, ni la inconformidad ha terminado,
mucho menos si, hasta ahora, desde la clase política no se ha hecho más que
desdeñar, minimizar, desacreditar y descalificar las múltiples manifestaciones
de amplios sectores de la población.
Esa actitud de la clase política ha alimentado las
manifestaciones, integradas sobre todo por jóvenes que —no sé si han escuchado
o no a José Mujica— le están dando contenido y sentido a su vida, que no se han
dejado atrapar por el mercado y que, sobre todo, quieren a México.
Esto es alentador y contrasta con el panorama que ofrecen
los políticos mexicanos, entre malas decisiones y el espectáculo electoral de
pacotilla que particularmente en Jalisco arrancó con fuerza en un claro ejemplo
de lo que es desdeñar la realidad social. La falta de sensibilidad es evidente,
nada más hay que ver y escuchar a los “aspirantes” a “gobernar” Guadalajara y
los demás municipios, pero sobre todo los que quieren ser presidentes
municipales de la capital del Estado. Es nauseabundo y ofensivo. Las afrentas
se suceden.
José Mujica es un líder que inspira y prácticamente es él
solo contra el mundo pero no importa porque insiste y porque por lo menos en
México, muchos jóvenes actúan en el mismo sentido que él propone. Hoy por hoy
jóvenes mexicanos, universitarios y no, no han bajado los brazos, no se han
entregado, y albergan esperanzas y también tienen un fuego por dentro contra
las injusticias. Mexicanos y jóvenes que nos caemos y nos levantamos y volvemos
a empezar, porque, regreso a Mujica, lo importante es el camino.
El presidente de Uruguay estuvo en Guadalajara en
diciembre, participó en la FIL y recibió un reconocimiento y me emocionaron
hasta las lágrimas sus palabras finales en la ceremonia de la FEU: “Gracias
México, por ti, por los muchos compatriotas que recibiste en momentos de dolor.
Gracias México, por el ejemplo de solidaridad que siempre supiste cultivar con
los perseguidos del mundo, con las oleadas que vinieron de España
revolucionaria y derrotada, con todos los exilados de la pobre América Latina.
Gracias México porque tuviste el valor de ayudar a la Revolución cubana cuando
casi no tenía ni para comer, porque no te arrugaste cuanto te gritaban fuerte
desde afuera, de alguna manera siempre te las ingeniaste. Gracias México,
porque tus hijos y los hijos de tus hijos, cuando migran por ahí, no renuncian
a seguir siendo mexicanos, y hablar en castellano y soñar en castellano y
sentirse parte de esta América, gracias México ¡y quiéranlo! Yo sé que tienen
defectos, mataduras, roturas, pero quiéranse mexicanos ¡quiéranse! Y siéntanse
parte de nuestra América, de nuestra nación, que todavía se está amasando”.
Inspiración pura.
Publicado en El Informador el sábado 3 de enero de 2015.