sábado, 25 de julio de 2015

Por todos los flancos

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Las agresiones al pueblo mexicano se suceden y llegan por todos los flancos. Lo peor es que los ataques, la negligencia, la represión,  el desdén, la violencia, la ineficiencia con sus altísimos costos, con más frecuencia de la que quisiéramos vienen del Gobierno y sus “instituciones”.
La lista de agravios crece, se alimenta con datos como los que revela el último estudio de la Coneval sobre pobreza en México por ejemplo; o con las decisiones en Oaxaca con respecto al manejo de la educación y todo lo que se está detonando; o la displicencia de la autoridad con relación a cualquier tema crítico y la actitud permanente de simulación; o la situación económica maquillada, manipulada con indicadores rebuscados que no tienen que ver con el día a día de la población en materia de desempleo y poder adquisitivo.
La violencia tiene muchas formas. A propósito de la llamada violencia intrafamiliar y el avance en los estudios respectivos, desde hace años se llegó a la conclusión de que había diferentes tipos: física, psicológica, económica, patrimonial, sexual… Y también se definieron varias modalidades: familiar, laboral y docente, comunitaria, institucional y feminicida.
En varios tipos y modalidades encaja la violencia de que somos víctimas desde hace décadas y todos o casi todos los casos los conocemos y recordamos, se ha insistido en los hechos más recientes últimamente pero esto es añejo, como las pérdidas, el dolor y la impotencia que se acumulan.

"Trabajo de campo en tiempos violentos"

Varios académicos fueron entrevistados recientemente sobre la inseguridad y la violencia en su ámbito de trabajo y apenas me entero de un documental presentado en 2011: “Trabajo de campo en tiempos violentos” y del asesinato hace dos años de un antropólogo en Jalisco, Carlos López Cruz. Después de mucho tiempo de callar, de guardar silencio, un grupo de académicos e investigadores, particularmente antropólogos, arqueólogos y sociólogos, decidieron romper el silencio y exponer una realidad que coincide en varios aspectos con la de muchos otros mexicanos.
Uno de ellos tiene que ver con las razones para callar: la dependencia laboral y el miedo son las principales, totalmente válidas y comprensibles. En el caso de los investigadores, si están adscritos a una entidad gubernamental como el INAH, por temor o conveniencia optan por cerrar la boca y al mismo tiempo modifican sus rutinas laborales y reducen el tiempo o lo eliminan de plano, del trabajo de campo y se concretan al trabajo de escritorio.
Carlos Antonio Flores, del CIESAS (Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social), dijo: “Eso los hace estar poco incentivados a establecer una crítica, simplemente objetiva, y los vemos reproducir la idea de que todo está tranquilo. Son parte del funcionamiento un tanto perverso de la lógica institucional mexicana, la cual pretende que la violencia puede disminuir si no se la enuncia”.
Esta afirmación expresa puntualmente lo que experimentan muchas personas en distintos ámbitos, pero ahora este grupo de investigadores de alguna manera habla por otros y además expone cómo las políticas presupuestales contribuyen a empeorar la situación.
Este es un flanco vulnerable y bajo ataque que por lo general desconocemos. Infortunadamente esto no es excepcional y cuando digo por todos los flancos es porque no hay un sector (salvo el de los muy poderosos y privilegiados que casi siempre están del lado de los agresores) que no sufra por los agravios institucionales y porque es mucho y desde todos lados: jóvenes, niños, maestros, obreros y trabajadores en general, estudiantes, mujeres, adultos mayores, amas de casa…
Esto se confirma con la drástica disminución de la clase media y el consecuente incremento de la pobreza. Los datos brutos del Coneval, sin indicadores retorcidos, dicen que entre 2012 y 2014 el número de mexicanos en pobreza pasó de 53.3 millones a 55.3 millones, exactamente dos millones más. Lo demás son florituras que podrían servir para definir políticas públicas efectivas pero que la clase política sólo usa para afirmar que en realidad no es tanto o para cantar victoria como en Jalisco y echarse a dormir… Otra forma de violencia, otro flanco.
Para el día de hoy están programadas varias manifestaciones por diferentes causas en distintos puntos del país; las agresiones contra el pueblo mexicano deben parar… desde todos los flancos.

Columna publicada en El Informador el sábado 25 de julio de 2015.

sábado, 18 de julio de 2015

Estado fallido

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


La aplicación del término Estado fallido al Estado mexicano ha causado polémica desde que se utilizó por primera vez durante la administración de Felipe Calderón. Que sí, qué no y de ahí no salimos, se reduce a posturas encontradas, a la afirmación sobada de “no comparto tu opinión pero la respeto” y  de cualquier manera no pasa nada, no se actúa en consecuencia.
En gran medida esta diferencia tiene que con que no hay un acuerdo generalizado en la definición de Estado fallido. Si nos basamos en los criterios delineados por el Centro de Estudios Fund for Peace, un Estado fallido es aquel que ha perdido el control físico del territorio y/o el monopolio en el uso legítimo de la fuerza; el que mantiene una autoridad cuya legitimidad está “erosionada” para la toma de decisiones; en el que priva la incapacidad para suministrar servicios básicos y que no es capaz tampoco para interactuar con otros estados como “miembro pleno de la comunidad internacional”.
Si tratamos de aplicar estos cuatro conceptos a México, no pondríamos palomita en todos, pero en esta otra definición la check list está completa: Estado fallido es el “que se ha hecho ineficaz al momento de cumplir las funciones que le han sido asignadas en materia de seguridad, justicia, transparencia y desarrollo social y económico. El mayor énfasis que se hace a este respecto es la incapacidad con la que cuenta un Estado para hacer cumplir las leyes de forma uniforme, manifestándose esta incapacidad en las altas tasas de criminalidad, corrupción extrema, un extenso mercado informal, burocracia impenetrable, ineficacia judicial, y situaciones en las que la sociedad actúa de forma independiente ya que el Estado no ha podido realizar sus tareas con éxito”.
Palomita, palomita, palomita… Ahora, independientemente de si es Estado fallido o no o de si esta definición de una fundación guatemalteca tiene reconocimiento internacional o no, lo que se describe son hechos incuestionables que es preciso atender en México, pero ya. Quizá una mayoría estemos de acuerdo en esto pero igual no sirve de nada mientras la autoridad con serios problemas de legitimidad en nuestro país no haga caso y siga instalada en su mundo perfecto mientras uno exclama ohlàlà! y el otro oh Gott!
La prueba reciente más contundente de que la segunda definición aplica es la fuga por segunda vez del narcotraficante Joaquín Guzmán alías “Chapo”. El Estado mexicano poseedor del monopolio del uso legítimo de la fuerza, el que debe garantizar la seguridad y el Estado de derecho, no cumplió. No lo hizo y además ha sido negligente en la resolución, para empezar, con la actitud displicente de decidir quedarse en Francia en lugar de atender “la afrenta” personalmente para ya no sentirse (digo, a lo mejor), tan “consternado”.
Ahora, con relación a este asunto del delincuente más buscado, ha pasado una semana y la información que se ha difundido, los análisis, los videos, los comentarios, las especulaciones, elucubraciones y demás, no han hecho más que confundirnos a todos, profundizar y recrudecer las desconfianzas y la credibilidad y cuando estemos ante la versión verdadera, la auténtica, ante lo que realmente pasó, no nos daremos cuenta porque dudamos de todo, absolutamente de todo. De esa seguridad también es responsable el Estado y no está cumpliendo.
Hoy por hoy no tenemos certeza de nada de nada y mientras eso pasa o no pasa, ya no se sabe, corre fuerte el rumor de cambios profundos en el sistema de seguridad social, y cuando el río suena agua lleva… Los dichos siguen siendo sabios; esto, más el fracaso de la ronda uno en términos petroleros que, a reserva de profundizar en este tema más adelante, deja en evidencia que la reforma energética, como mucho se advirtió, es endeble y bofa.
¿Aplica o no la definición de Estado fallido para México con estos escasos ejemplos? La segunda, sí, completamente. Urge que la autoridad reconozca la realidad y actúe, urge, urge, urge.

Columna publicada en El Informador el sábado 18 de julio de 2015.

sábado, 11 de julio de 2015

Trabajadores de primer mundo

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Desde hace varios años estoy convencida de que los mexicanos somos muy trabajadores y buenos trabajadores, contra la idea generalizada que desde el gobierno y desde las cúpulas empresariales, fundamentalmente, se insiste en difundir, de que somos flojos, desobligados y malos.
No somos perfectos y claro que hay excepciones (en todo el mundo las hay), pero basta con echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de la cantidad de horas que le dedicamos a nuestras actividades económicas y no sólo tiempo, sino calidad, empeño, ingenio e iniciativa.
Siempre que se hace referencia al mexicano como perezoso y transa me molesto sobremanera porque no es una afirmación que aplique para las mayorías, es exactamente al contrario y si bien mis convicciones se han fundado en el contacto con la realidad, con lo que pasa a mi alrededor y lo que abrevo de experiencias varias, hoy puedo recurrir a pruebas contundentes de una situación que todos sabemos y, casi siempre, vivimos en carne propia.
Me refiero a las Employment Outlook 2015 (Expectativas de empleo) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE (OECD por sus siglas en inglés, disponible en la siguiente liga: OECD.
Cuando escuché la información relativa a la emisión del documento el pasado día 9 me alegré por dos cosas, no por supuesto por la realidad que se expone, sino porque en la medida en que hay un reconocimiento, en este caso de carácter internacional sobre un escenario lacerante para millones de mexicanos, estaremos en condiciones de tratar, de luchar denodadamente por cambiarlo y, segundo, porque echa por tierra las cifras alegres del Gobierno de la República que insiste en vendernos la idea de un país de mentiras en donde todo es perfecto, un país de sololoy.
De hecho, recientemente el mismísimo Presidente habló de un incremento extraordinario en la creación de empleos. Nada más 81% en el mes de junio en comparación con el mismo mes del año pasado; y a principios de este 2015 vaticinó que se superaría la cifra histórica de 2014 cuando, dijo, se generaron 714 mil empleos.
Seguramente con eso se siente satisfecho, pues no. Se difunde este documento en donde con datos contundentes y el respaldo de la Organización, se afirma que el empleo en México es de baja, muy baja calidad, precario y el peor pagado. De los 24 países que integran la OCDE, el ingreso promedio anual en nuestro país es equivalente a 12 mil 850 dólares, en franco contraste con el ingreso promedio de un trabajador estadounidense que es de 60 mil 779 dólares. Proporcionalmente se gana más en Alemania porque es el país en donde menos horas se dedican al trabajo, alrededor de mil, mientras que en México son más de dos mil 200 y es también el peor ubicado en este indicador. En realidad en todos los rubros del estudio quedamos muy mal parados si pensamos en calidad de vida.
Alguien podría decir por ahí que el problema está en la productividad, pero entonces pensaría en la falta de liderazgo de empresarios que se conforman con su nivel de utilidades; y como hay tanta gente buscando trabajo, siempre cualquier inconforme es reemplazable, así que los empleos siguen siendo inseguros y mal pagados mientras los patrones no sacrifiquen ni un centavo de sus ganancias. Sé que nadie se pondrá el saco, pero ojalá, porque a lo mejor pensarían en cambiar su modelo o su conducta empresarial, viviríamos mejor todos; los dueños de negocios incrementarían sus ingresos al reactivarse el mercado interno, pero no hay nadie con capacidad para ver eso, no lo ven o no lo quieren ver… Y nosotros seguimos aguantando, a ver hasta cuándo; el espacio se me acaba, pero en este mismo estudio se reveló la situación grave y precaria de los jóvenes entre 15 y 24 años de edad sin oportunidades.
Reitero: ahí están las pruebas de que los trabajadores mexicanos somos de primer mundo en cuanto a responsabilidad y disposición para trabajar, en calidad de ejecución; y de tercero o cuarto mundo, del inframundo mejor, por trabajar tantas horas con tan escasos ingresos y en pésimas condiciones.

Publicado en El Informador el sábado 11 de julio de 2015.


sábado, 4 de julio de 2015

Oportunidad de oro

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Leí ayer con detenimiento la entrevista que se le hizo en esta casa editorial al presidente municipal electo de Guadalajara, Enrique Alfaro, así como la información relativa a los diversos temas que se abordaron.
La verdad es que suena todo ideal, se aprecia la claridad en las ideas y las buenas intenciones sin regatear, por ejemplo, acciones específicas que buena parte de la ciudadanía esperamos como, entre muchísimas otras, la práctica de auditorías a las administraciones tanto de Aristóteles Sandoval cuando fue presidente municipal de Guadalajara como la todavía vigente de Ramiro Hernández.
Suena bien la postura de desaparecer la Fuerza Única, dados los recurrentes fracasos, e impulsar la creación de una policía metropolitana; realmente todo suena bien: los planes parciales, el manejo de la nómina (con realismo, sin prometer imposibles que de cumplirse podrían paralizar la administración municipal); la revisión de los servicios municipales concesionados y, entre otros, la determinación por lo menos expresa de meter en cintura al comercio ambulante en el primer cuadro de la ciudad.
Todo suena muy pero muy bien, sin embargo, para cumplir con esto, todo o en partes, se requieren muchas cosas para las que es preciso, primero, no perder piso, esto es fundamental; segundo, estar dispuesto a negociar con el gobernador del Estado, Aristóteles Sandoval y todo parece indicar que por ahí las cosas están marchando, por ejemplo, para revisar el tema de la Fuerza Única (se requiere voluntad de la otra parte); tercero, no perder de vista los objetivos ni bajar el nivel de la determinación y, cuarto, la vigilancia estrecha y constante de la ciudadanía para hacer volver al redil siempre que sea necesario.
Enrique Alfaro llega a la presidencia municipal de Guadalajara con altas expectativas de la sociedad tapatía y esto implica, para él, graves e insoslayables obligaciones. No puede decepcionar a la ciudadanía que votó por él y mucho menos a la que no. Está más obligado que ningún otro político, es su prueba de fuego y también de la sociedad electora que apostó por un proyecto, independientemente de si fue contra el PRI o a favor de Alfaro. En otras palabras, no le queda de otra más que conducirse de manera recta, eficiente, transparente, responsable, honesta e inteligente.
Así deberían actuar todos los mal llamados o autonombrados servidores públicos, reditúa más, en todos los sentidos, apegarse a las facultades y obligaciones de sus respectivos cargos que estar todo el tiempo rompiendo las reglas, violando las leyes, dando preferencia a conductas corruptas y abusivas, siendo negligente y transas o ineptos y flojonazos, vividores de la política. Estas conductas recién descritas no son buenas estrategias para ganar elecciones.
¿Desde cuándo se ha dicho y reiterado que trabajar correctamente es lo mejor? Es la garantía de que la gente volverá a votar por el mismo partido en el poder. Es lo mismo que sucede con los medios de comunicación y la credibilidad. La credibilidad genera audiencias leales y permanentes y se trabaja por ella todos los días, en y con cada publicación.
Los políticos que se conducen apegados a derecho y hacen valer a favor de la ciudadanía cada peso que pagamos de impuestos, tienen todas las de ganar.
No creo que esto esté entendido y comprendido del todo por parte de los políticos pero sí noto avances.
Ahora sí que no importa desde cuándo hemos reiterado como sociedad la urgencia de que los partidos políticos a través de sus representantes cumplan los mandatos constitucionales y muestren sus preocupaciones, ocupaciones y amor por México, sus estados y municipios, si ahora sí les queda claro el mensaje de los votantes y actúan en consecuencia.
Es mejor como estrategia para ganar elecciones haber sido buen gobernante que recurrir a la guerra sucia, así que el paquete para Enrique Alfaro es grande, muy grande, ojalá que cumpla por el bien de los tapatíos (y todos de los demás de su partido que ganaron elecciones de munícipes y para el Poder Legislativo). Es una oportunidad de oro y no queda de otra que concederles el beneficio de la duda, sólo que ahora hay una ciudadanía mucho más atenta y vigilante. El margen de error que se les otorga es mínimo y borda la intolerancia.

Columna publicada en El Informador el sábado 4 de julio de 2015.