sábado, 30 de julio de 2016

Mientras Hillary... la pobreza

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Aunque parezca increíble, todavía me sorprende la forma en que muchos colegas y analistas abordan los diferentes temas que están en el candelero; y también cómo los medios de comunicación en general podrían ser sinónimo de efímero y, por asociación, de pasajero o superficial.
La confirmación de Hillary Clinton como candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos es “la nota” y el tópico central de todos los géneros editoriales: columna, artículo de fondo, comentario… Sí, sí, que si la vecindad, que si el TLC, que si la reforma migratoria, que si la mano dura de la señora, que a lo mejor es peor que Trump, en fin; claro que debo decir que hablé sobre ella y el candidato republicano la semana pasada, pero más que sobre ellos, sobre la ridiculez de la reunión Peña-Obama. El caso es que analistas y colegas están enfrascados en disquisiciones que a la hora de la hora ni fu ni fa, ni pa’tras ni pa’delante. ¿O servirán de algo?
Y así, mientras Hillary es la protagonista indiscutible en los medios de comunicación de México y del mundo, el Gobierno federal anuncia que próximamente se recrudecerá la crisis y, por lo tanto, que aumentará la pobreza. Las consecuencias son lógicas, pero vivos y marrulleros como son, antes de confirmar el gasolinazo que viene, modificaron las fórmulas barrocas para medir la pobreza.
Con ganas de que la información relativa pasara inadvertida, apenas se ha hablado y escrito al respecto. Ante la magnitud de la pobreza en nuestro país, la ineptitud y displicencia para erradicarla y una evidente determinación por no reconocerla en su justa dimensión, se opta por cambiar las de por sí complicadas y rebuscadas ecuaciones para medirla, de manera que sea posible, legal y oficial, tapar el sol con un dedo.
Qué fácil: 2016 se convierte en el año cero y ni siquiera será posible llevar un registro histórico de los niveles de pobreza en el país.
¿Para qué se mide la pobreza? El objetivo meta de esta herramienta es conocer exactamente el problema para estar en condiciones de afrontarlo con éxito, por un lado; y por otro, para evaluar los programas oficiales enfocados, precisamente, en abatirla primero y luego erradicarla. Claro que suena utópico, pero los propósitos no pueden ser menores. Son asuntos relacionados con el desarrollo de un país, las condiciones y la calidad de vida y la eficiencia del aparato gubernamental, entre otros.
¿Por qué lo cambian ahora después de varios años de aplicar el sistema anterior? Porque los resultados actuales no dejan bien parado al gobierno de Peña Nieto. Un ejemplo: entre 2012 y 2014, el número de personas pobres en México subió de 53.3 a 55.3 millones. Dos millones de mexicanos más con esa calidad de vida, como quien dice la mitad de la población (46.2 %).
Y luego afirman que no es cierto que el esquema de medición se modifica para manipular. ¿Ah no? ¿Entonces para qué sí cambia? ¿Cuál es la nueva utilidad? Reitero: tapar el sol con un dedo y que la administración pública federal no tenga en su haber tan malos resultados, pésimos de hecho. Y claro que en ese mismo tenor fue que se dio la renuncia del responsable del área dentro del INEGI, Miguel Cervera, otrora titular de la Dirección General de Estadísticas Sociodemográficas. Pobre.  
Con los cambios, de un plumazo desaparecerán más o menos diez millones de mexicanos viviendo en pobreza. Si se trata de ocultar a toda costa la realidad pues de una vez que los desaparezcan a todos.
Las estadísticas ficticias nunca han servido para nada y si no, que les pregunten a los griegos. Digo, no sirven para nada bueno. Para ocultar, tergiversar, aparentar, manipular, sí, para eso sí sirven, la cuestión es que más tarde o más temprano sale la verdad a flote y se pagan las consecuencias, como las verdaderas intenciones de Hillary Clinton con respecto a México si es que gana las elecciones de noviembre; como el golpe para la economía nacional, macro y micro, que asestará el gasolinazo de agosto, el mayor en los últimos 18 años; como el auténtico fondo de la dizque reforma educativa…

De modo que mientras Hillary sí o no, cuya candidatura y personalidad han operado como una especie de cortina de humo, la pobreza aumenta y a la realidad que implica, dolorosa y lacerante, se le echa tierrita oficializada.

Columna publicada el sábado 30 de julio de 2016.

No sé

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Después de una solicitud de perdón inútil e incomprensible creí que no vería otra escena presidencial extraña, mucho menos en la misma semana (normalmente las representaciones están  espaciadas). Lo sorprendente ahora es que está involucrado nada menos y nada más que el presidente Barack Obama. Se trata de la visita de Peña a Estados Unidos dizque para motivar al voto hispano anti-Trump en las elecciones que próximamente se celebrarán en el vecino país del norte.
No sé. Hay analistas que opinan que con esta reunión simbólica en realidad arranca una estrategia sólida de presión para que la importancia de México y su relación con Estados Unidos sea valorada en su justa medida; para que los mexicanos y descendientes de mexicanos en la Unión Americana cierren filas en torno a la candidatura de Hillary Clinton, no tanto por la ex secretaria de Estado en sí, sino porque es la opositora de Donald Trump, xenófobo millonario que ha hecho del “odio” a México su principal estrategia electoral, como todos sabemos.
No sé. Los millones de mexicanos y sus descendientes que viven en Estados Unidos, hasta donde se conoce, no están precisamente orgullosos del Gobierno peñista. Y aun cuando en la Unión Americana no se han registrado muestras de repudio como en varias ciudades europeas contra el titular del Ejecutivo federal, es fácil deducir los sentimientos de los compatriotas que viven del otro lado del río Bravo. Sí creo que la cercanía y la información acrecientan la inconformidad y el enojo que prevalece en territorio nacional.
No sé. Esta nueva disposición de Barack Obama, al cuarto para las doce, cuando México ha estado fuera de su discurso, cuando está a punto de abandonar la presidencia, no me genera confianza. Siempre lo hacen. Si en el fondo están los fines electorales, entonces sí, de otra manera, pasan cuatro y ocho años y nada cambia ¿este acercamiento ofrece garantías de concreción de la reforma migratoria? Claro que no.
No sé, porque además no estoy segura de si el triunfo de Hillary Clinton represente para la vecindad alguna ventaja en términos de relaciones comerciales, industriales y migratorias. A la hora de la hora, así como Obama, guardan las promesas en un cajón que abren, si acaso, cada cuatro o cada ocho años.
Ahora, si el presidente estadounidense tomó la iniciativa de invitar a su homólogo mexicano con la idea de incidir en el voto hispano, fundamentalmente mexicano, no estoy segura si conoce la situación en México, más bien podría pensar que le falta información de calidad.
No me parece algo muy positivo que digamos; tampoco que, a estas alturas de la contienda estadounidense, la incidencia sea definitiva y exitosa a favor de los demócratas. Al contrario de analistas que celebran o destacan el encuentro Peña-Obama, aunque sea tarde, hay otros que no olvidan (y es mi caso) el silencio del Gobierno mexicano ante los insultos de Trump quien alimentó en el pueblo estadounidense lo que el Dr. Jaime Tamayo define como racismo genético, particularmente contra los mexicanos.
El electorado en general, no se diga el estadounidense, es impredecible. Con frecuencia basta un rumor, una información tergiversada aun cuando después se aclare o un hecho real pero ficticio, para que se derrumbe el capital político de una o de otro. Todo puede pasar. Sinceramente no creo que la visita y la reestructuración de la estrategia mexicana-demócrata sirvan de mucho, sin embargo, nada es descartable.
Aun así, no sé qué pasará en las elecciones presidenciales de Estados Unidos el próximo noviembre, pero las expectativas no son favorables en ningún sentido. Una opción es peor que otra, pero ninguna alentadora como para pensar que las relaciones entre los gobiernos de ambos países y entre los habitantes de uno y de otro lado del Bravo, serán mejores. Es muy difícil aventurar un escenario así. Ni Obama ni Peña han tomado medidas notables para resolver problemas y pendientes añejos y, no sé, pero sí estoy segura de que un proceso electoral no es ni será suficiente para enmendar conductas, iniciativas y actitudes que siempre, siempre, nos han dejado en desventaja en esta vecindad.

Columna publicada en El Informador el sábado 23 de julio de 2016.



domingo, 17 de julio de 2016

Impunidad e ingenio

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Podría pensar que es buena noticia la decisión que se tomó ayer en el Congreso del Estado, relativa al fuero. No es lo máximo y quién sabe si logre concretarse en su totalidad, pero sí, algo es algo, para no pecar de inconforme pues. Algo se mueve.
Ahora lo que sigue es que los iniciadores del proyecto no quiten el dedo del renglón y la determinación de retirar el fuero a servidores públicos, no sólo sea aprobada por los ayuntamientos de Jalisco (se trata de una propuesta de reforma constitucional), sino que llegue a nivel federal, de lo contrario, con ciertos servidores como el gobernador y los diputados federales no tendrá ningún sentido.
La eliminación del fuero, si mal no recuerdo, es una de las demandas sociales más añejas, motivada por los altísimos niveles de corrupción e impunidad en la clase política. Definitivamente es un avance del Poder Legislativo jalisciense, particularmente de los impulsores que hicieron suyo este reclamo social.
No se trata ahorita de echar las campanas al vuelo porque, como decía, falta que por lo menos 63 ayuntamientos avalen la reforma —tienen 30 días para hacerlo— y todos sabemos cómo se las gastan en los municipios por la lejanía, la autonomía, los diferentes niveles de involucramiento de los gobernados, distintas concepciones de honestidad, transparencia y servicio público.
Aparte, una vez que se cumpla ese paso, restaría modificar la norma federal, situación todavía mucho más complicada porque, en ese caso, afectaría a todos los funcionarios públicos susceptibles de que se les retire el fuero, no sólo a los de Jalisco. Ya veremos, ya veremos. Hay que estar atentos. Si se logra, realmente sería una reforma trascendental y para festejar, porque se constituiría en una herramienta de combate a la impunidad en términos generales y quizá, sólo quizá, podría servir para purgar a la clase política, limpiarla, sanearla.
Y a propósito de impunidad, no puedo dejar de comentar (tenía tiempo con la intención pero los temas se multiplican) el spot del Senado de la República en donde prácticamente se ubica como a los únicos responsables de la impunidad en México, que alcanza niveles estratosféricos, a los ciudadanos, que porque denuncian delitos.
Desde que tengo memoria, gobiernos van, gobiernos vienen, de uno y de otro partido, y se diseñan programas y campañas para promover la cultura de la denuncia, que porque dizque nos falta. ¿Deseos de que no se haga justicia? ¿Falta de ganas? ¿O es que acaso queremos ser cómplices de los delincuentes?
En escasos 30 segundos, el creativo contratado por el Senado de la República nos echa toda la culpa: “nueve de cada diez delitos no se denuncian en México”. Y luego que es uno de los países con mayores niveles de impunidad en el mundo. Que lo que no se denuncia no se investiga y, por ende, no se sanciona, que la responsabilidad es de todos “la inseguridad es responsabilidad de todos, tú también puedes prevenirla denunciando al crimen; si denunciamos acabamos con el delito y acorralamos a los delincuentes; juntos podemos cambiar, si todos cambiamos, México cambia”. Ajá. Y no es que yo quiera impedir o inhibir o promover que no se denuncie, claro que no, al contrario. Siempre será bueno promover la cultura de la denuncia pero ¿y al Poder Judicial no le toca hacer nada?
Datos apenas de 2015, publicados en Forbes, revelan que México es el segundo de un listado de 59 países, con mayor impunidad; y no le atribuyen la responsabilidad a los ciudadanos por no denunciar, sino a las deficiencias en el sistema de justicia: 46 % de la población detenida carece de una sentencia condenatoria, por ejemplo. El Índice Global de Impunidad recomienda la operación de 17 jueces por cada 100 mil habitantes; el dato para México es de cuatro jueces por cada 100 mil habitantes. Y claro que no se trata de abultar la burocracia judicial, sino de hacerla más eficiente y que el indicador “se hizo justicia” se dispare. Ajá.
Según el Senado todo se debe a que no denunciamos ¿y por qué las cárceles están llenas?  ¿Serán todos culpables? ¿Todos tienes sentencia? ¿No es la impunidad en México resultado de un sistema podrido y pervertido?

Por lo general, lo he notado, gobiernos deficientes le echan la culpa de todos los males a su población, que dizque no participamos, ni denunciamos, ni pagamos impuestos. Por si fuera poco, ahora se difunde un spot de que gracias al gobierno los mexicanos creemos en nuestro ingenio. No bueno. Así los niveles de impunidad e ineficiencia. Respecto al retiro del fuero, hasta no ver no creer.

Columna publicada en El Informador el sábado 16 de julio de 2017.

miércoles, 13 de julio de 2016

Promesas imposibles

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

¿Se acuerdan? Yo estoy segura de que sí. ¿Cómo olvidar las promesas de que con la reforma energética bajarían las tarifas de la energía eléctrica y el gas? ¿Cómo olvidar el anuncio aquel de que la gasolina ya no subiría cada mes y que a partir de 2016 de plano ya no aumentaría? ¿O la frase enfática y contundente de que en 2016 seguirían quitando obstáculos para dizque “mover a México”?
Esto sí es música para los oídos, particularmente en un país en donde la mayor parte de la población ve mermados sus ingresos netos y además, su poder adquisitivo; el daño a la economía familiar va en ambas vías. Muchos recibimos estas “buenas nuevas” con desconfianza pero ¿era posible hacer algo para garantizar que esas promesas se cumplirían? ¿Es posible hacer algo ahora? ¿Cuántos otros antes han hecho promesas similares?
El caso es que volvemos a caer exactamente en donde mismo, si no es que varios metros atrás, porque el retroceso económico —y me refiero clara y directamente al de las familias mexicanas— es notorio y angustiante.
Mientras esto sucede, mientras estas promesas no se cumplen y además siguen los problemas con el magisterio en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, desde la Presidencia se mueven las piezas en un sentido que no puede ser calificado más que de burla y cinismo ¿o cómo entender que quien anunció —con la venia desde Los Pinos claro— los incrementos en materia energética y que además participó en la reforma educativa que no es reforma educativa como se ha dicho hasta el cansancio, sino laboral, es premiado con el nombramiento, digo, prácticamente, de dirigente nacional del PRI?
Prácticamente porque todavía falta que se monte el teatro que a todos los contribuyentes nos cuesta, de la dizque elección de la dirigencia después de la renuncia de Manlio (no podía ser de otra manera) con la sobada, trillada y nada creíble fórmula del “candidato de unidad”.
Estoy hablando de un individuo que aparece en el primer plano de la escena nacional, sólo después de haber comparecido ante los senadores para explicar (ajá) el porqué del incremento en las tarifas (ese incremento que no iba a suceder; ese obstáculo que se iba a retirar para o afectar la economía de por sí precaria de los mexicanos, de la mayoría claro): Enrique Ochoa Reza.
Ya renunció a la Dirección general de la Comisión Federal de Electricidad, un puesto, como todos los de su tipo, con un altísimo salario y no se digan las prestaciones de privilegio extraordinarias, esas que claramente dividen a los habitantes de este país, por decir lo menos, en mexicanos de primera y de segunda.
En su momento Enrique Ochoa fue el artífice de que la reforma energética se aplicara y bajaran las tarifas. ¿Hubo reducción? Podría decir que sí aunque, y amerita revisión a fondo, también se dieron casos y muchos hasta donde he podido observar, de supresión de tarifas subsidiadas, así que, unas por otras, como para compensar ¿no?
Y de pronto, con el conque (como decía mi abuelita) de que los precios de los combustibles para la generación de energía subieron, pues no quedaba otra que aumentar las tarifas, pese a la reforma energética ¿qué quiere decir esto? Que se trataba de promesas imposibles de cumplir porque, efectivamente, se depende de las fluctuaciones de estos productos a nivel internacional. ¿Se nos hizo esa advertencia? Sí, la verdad es que sí, pero no desde el gobierno, sino desde los grupos de académicos y expertos que una y otra vez llamaron la atención sobre este punto pero no fueron escuchados.

Este mismo Enrique Ochoa, me voy enterando, participó en los más altos niveles del diseño de la reforma educativa que ahora genera tantos problemas. Podríamos considerar también como promesas imposibles de cumplir, las que se hicieron a los maestros cuando la reforma se fraguaba. Y no es que Ochoa sea totalmente responsable, pero de que participó, participó. Y ahora se enfila, contra muchos priistas, como su próximo líder y promete: “Tenemos que cambiar y escuchar a la ciudadanía […] Tenemos que ser un partido (el PRI) más transparente que encabece cambios y que atienda las solicitudes de los ciudadanos que quieren tener un mejor país”. ¿Promesas imposibles?

Columna publicada en El Informador el sábado 9 de julio de 2016.

Qué mal

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Para vergüenzas no gana uno. Y se acaban los calificativos, la indignación es mayúscula. Mientras se fragua otra represión contra manifestantes en Oaxaca y se aumentan las tarifas de las gasolinas pese a la reiterada promesa de que eso ya no sucedería gracias a las reformas estructurales, el Presidente de México queda en ridículo en el mundo, con este afán obsesivo contra el populismo, y confunde la magnesia con la gimnasia.
Seguramente el lector recordará, durante la lectura del mensaje del tercer informe de Peña Nieto y después, en octubre del año pasado, su intervención ante la ONU, cómo el máximo representante de los mexicanos prácticamente repitió el mismo discurso contra el populismo. En los dos momentos que cito quedaba claro que el foco de las críticas y “preocupaciones” del mandatario se centraba en Andrés Manuel López Obrador y ahora, en esta reunión con Barack Obama y Justin Trudeau, Peña recicla sus dichos añejos para aplicarlos a Donald Trump y, entiendo, no desentonar con respecto a las intervenciones de sus homólogos. Mal.
Los memes y videos ocurrentes cundieron en redes sociales, creo que hasta trending topic fueron, pero la verdad a mí me da vergüenza y mucha, no me da risa, de hecho hasta ganas de llorar tengo, no es justo; los mexicanos no merecemos esto.
La manipulación informativa sobre la situación magisterial es tal que ya ha adquirido un cariz de desesperación;  lamentablemente la mayor parte de los mexicanos no tiene acceso a otras versiones, a otras posturas, a información verificada y fidedigna sobre lo ocurrido en Nochixtlán por ejemplo, o, simplemente, sobre lo que son las verdaderas demandas de los maestros y no lo que desde el poder se interpreta que son las causas y motivaciones de sus manifestaciones, marchas y bloqueos.
Escuché la colaboración del Dr. Jaime Tamayo, sociólogo y politólogo de la Universidad de Guadalajara con prestigio a toda prueba y reconocimiento dentro y fuera del país, en C7, en un programa titulado “La Báscula… viernes de la otra versión” sólo para quedar pasmada con la postura cerrada y obtusa del conductor. Eso es desalentador en todos los sentidos, no así la visión del Dr. Tamayo quien mantuvo la calma en todo momento y ofreció sin dudar, datos precisos que dejan en claro que lo sucedido en Nochixtlán fue una agresión urdida desde el Estado mexicano. Pero los asesinatos no importan, eso no tiene valor frente al bloqueo que no es otra cosa que una reacción ante la inacción del gobierno para resolver la situación y las agresiones para aplastar las manifestaciones.
Y con todo, se anuncia, mientras el Presidente se pasea y despierta indignación y vergüenza; mientras es objeto de burla mundial, que el “Gobierno federal está en el límite en cuanto a tomar acciones” por los bloqueos en Oaxaca y Chiapas. Y que no digan que son maestros que se empeñan en no ser evaluados o que pretenden mantener las cosas como están e impedir que los pobrecitos niños tengan clases (¿de qué les sirven, por cierto, con las deficiencias en los programas que no fueron tocados con la “reforma educativa”?)… Varias veces lo he escrito en este mismo espacio: estudios de la OCDE revelan que los docentes en México quieren tener acceso a una mejor capacitación y no se  niegan a la evaluación. ¿Por qué rechazan esta? Porque está manipulada para deshacerse de los profesores que se rebelan contra el sistema.
Esto se ha dicho y escrito y documentado, pero de nada sirve. La distancia entre el gobierno y los problemas más graves y urgentes de los mexicanos es cada día más grande y se antoja ya insalvable.

Qué mal. Y de mal en peor con el anuncio inmediato, después de los resultados del brexit, de un recorte en programas sociales para el año que entra; y qué mal que para pronto casi digan que lo sucedido en Gran Bretaña es la causa de todas nuestras desgracias, porque aquí se hace todo perfecto y si algo no funciona es porque los otros, los de afuera tienen la culpa. ¡Ah! y adentro, la culpa es de los maestros claro, y no sólo de ellos, de todos los mexicanos, especialmente de los que se quejan tanto y exponen lo que está mal, la corrupción y la negligencia criminal de la clase gobernante; si, todos somos culpables, menos los que toman las decisiones gubernamentales. Ellos son perfectos y todas las decisiones que toman son perfectas. Los errores de Peña en el extranjero no son tales, más bien los otros se equivocaron o lo hicieron adrede para dejarlo en ridículo. Qué mal…y de mal en peor.

Columna publicada en El Informador el sábado 2 de julio de 2016.