sábado, 27 de agosto de 2016

Honor e integridad

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Para nuestra clase política, lamentablemente, estas dos palabras: honor e integridad, son arcaicas. Y en realidad, en aras de la precisión, debería decir los conceptos, porque como palabras aparecen en discursos demagógicos sí pero cada vez menos en las acciones.
El domingo pasado, la periodista Carmen Aristegui anunció temprano y durante todo el día, que al terminar la clausura de los Juegos Olímpicos, en su sitio web se daría a conocer un reportaje sobre la verdad académica del Presidente Peña Nieto.
Aristegui generó altas expectativas que quizá con un video de cinco, casi seis minutos, no fueron llenadas. En lo personal me quedé con ganas de más, sin embargo, tras un somero análisis la verdad es que el trabajo detrás de esos cinco minutos fue, sin duda, arduo. Este es uno punto al que regresaré enseguida, pero antes quiero comentar las reacciones: hubo quienes, con una dureza inusitada, criticaron a Aristegui porque a la hora de la hora presentó un video muy cortito; otros, como yo, manifestaron su deseo de que ojalá hubiera más, por ejemplo, información relativa a la casa de estudios del Presidente, la Universidad Panamericana; sobre su director de tesis o sus sinodales; otros, sin dudas, juzgaron severamente al mandatario por la falta de honestidad académica, una práctica que se castiga con la expulsión en casi todas las universidades que se precian de serlo y se preocupan por mantener nombre y prestigio, honor e integridad.
En el primer tipo de reacciones realmente no se hizo una distinción entre criticar a la periodista y el fondo del contenido, todo contra Aristegui; en el segundo, en algunos casos sí y en otros no, igual que en el tercer tipo de reacciones.
Sobre el primero percibo una especie de campaña clara y directa contra la periodista porque se deja de lado el contenido del video: el plagio, una práctica reprobable por donde se le vea, es un delito, se trata de robar las ideas, las creaciones de otros y hacerlas pasar como propias. En el reportaje se indica que 29 % de la tesis se podría catalogar de plagio porque las fuentes no están citadas adecuadamente y se trata de copias casi fieles de los textos originales. Con base en este porcentaje, muchas personas dijeron que ni siquiera llegaba a la mitad. ¿La deducción implícita? No es tan grave.
Honor e integridad. Me doy cuenta con pesar que ambas virtudes no sólo no aparecen en el código de conducta de los políticos, sino que la ausencia se ha extendido entre varios ciudadanos de a pie. ¿¡No es tan grave!? ¡Es gravísimo! El plagio es gravísimo, así haya sido uno por ciento. Sobre esto quiero llamar la atención para que se valore en su justa medida el hecho y el fondo de la realidad que deja expuesto el trabajo periodístico. Es gravísimo, reitero, y no veo sino reacciones enfocadas en minimizar la gravedad, en descalificar a la periodista y a su equipo y, hasta con prisa, darle vuelta a la hoja, más aún si surgió información que pone o podría poner en entredicho a políticos de partidos distintos al PRI, específicamente Movimiento Ciudadano y Acción Nacional, aquí en Jalisco. Me refiero a la detención de Sergio K. Schmidt Sandoval y a las temibles consecuencias de lo que se ha dado conocer hasta el momento.
En otros países (siempre es un sueño) por plagiar partes de sus tesis, primeros ministros han renunciado. El tema no es menor y ahora sí vuelvo al punto del trabajo que implicó llegar a las conclusiones: localizar la tesis, leerla toda e identificar a quiénes pertenecían los textos, es una labor que seguro implicó semanas de lectura, comparación y análisis; así como conocimiento del tema y de la bibliografía que no está adecuadamente citada.
Ahora, con base en la respuesta de la Presidencia, se trata de errores de estilo y si esta afirmación es verdadera, entonces se deja en evidencia una falta de capacidad, también grave, en el procesamiento de textos académicos, amén de la ineficiencia tanto de la institución como de los sinodales y del director de la tesis.

Para la Presidencia, si la sabiduría, el sentido común, el criterio y el buen juicio no son valores ni principios que formen parte del bagaje del aspirante, ni el honor y la integridad, estamos en problemas. Y si a estas virtudes y cualidades se les resta importancia, si se minimizan, la situación empeora. No debemos perder, como sociedad, el sentido del honor ni de la integridad, con respecto a nosotros mismos y a quienes gobiernan. Nunca.

Columna publicada en El Informador el sábado 27 de agosto de 2016.

sábado, 20 de agosto de 2016

¡Qué difícil!

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Primera: Todo parece indicar que la participación de México en los Juegos Olímpicos de Río es la peor en la historia. Y como es la peor y casi no han caído medallas, pues la información relativa a la corrupción, a la falta de apoyos y a la obsolescencia de las políticas deportivas no se ha hecho esperar.
Segunda: Desde que inició agosto, entró en vigor el incremento más alto en los últimos 18 años en el precio de la gasolina; es decir, el más alto desde la administración zedillista pasando por las dos panistas. De esta noticia se derivan varias, podríamos hablar de 2.1 y 2 punto al infinito y más allá con todos los aumentos que día con día se registran en los bienes y servicios básicos que consumimos o usamos los mexicanos: ¿Alimentos? La carne de res, un producto fundamental más allá de preferencias alimenticias, ha abandonado cientos de miles de mesas de familias mexicanas. Que el precio de la carne de res, dicho sea de paso, se ha incrementado de manera exponencial desde hace varios años, en proporciones de más del cuádruple con respecto a los índices inflacionarios.
Tercera: Próximamente se cumplirán dos años de la desaparición de 43 jóvenes normalistas del Estado de Guerrero, sin que hasta el momento se haya hecho justicia o se haya respondido, con información creíble claro, a los padres de los estudiantes. Justo esta semana el abogado de los deudos anunció que se rompía el diálogo con la PGR porque los representantes de la dependencia se resisten a determinar la responsabilidad de Tomás Zerón en el presunto encubrimiento de evidencia. Y luego la titular de la PGR afirma que se trabaja con exhaustividad en el caso Iguala ¿qué sería si no? El mes que entra se cumplirán, repito, dos años.
Cuarta: Puerto Vallarta, uno de los principales destinos turísticos de nuestro país, es escenario de un secuestro que en realidad es consecuencia del enfrentamiento entre grupos criminales en la zona.
Quinta: En el Estado de México se enfrentaron policías y delincuentes. ¿El saldo? Una persona muerta y ocho detenidas, esto apenas el día de ayer.
Sexta: Los diputados están investigando los hechos en Nochixtlán e interrogaron a tres de los policías que participaron. De entrada, uno de ellos, apodado José, con explicaciones ambiguas reconoció que sí traía pistola, cuando el jefe de Seguridad en México aseguró primero que estaban desarmados. Es importantísimo que no se le eche tierra a este caso (como a tantos otros ¿verdad?): murieron ¡ocho personas! Y cientos resultaron heridas. La creación de una Comisión Especial de Seguimiento en el Congreso, la verdad no sé si es buena o mala noticia, más bien creo que es mala. Así que es derivada de la muy mala noticia que se generó el 19 de junio cuando se abrió fuego contra profesores manifestantes sin que hasta el momento las explicaciones desde la autoridad sean lógicas y creíbles.
Séptima: Por si fuera poco, un presidente municipal apenas electo en Hidalgo, fue detenido por presunto peculado. Resulta que ya había sido alcalde años antes y fue la procuraduría del Estado la que cumplió con la orden de aprehensión.
También se señalaron desvíos de recursos en la Universidad del Estado de Morelos; los empresarios justifican el uso de la fuerza si se impide el reinicio de clases el próximo lunes y la CNTE, ante la falta de acuerdos, reitera que se mantendrá en paro; la clase política está en plena guerra sucia de cara a las elecciones de 2018; y, entre muchas otras malas y peores noticias, la Comisión Nacional de Derechos Humanos denuncia el asesinato de 26 civiles a manos de policías federales, esto en Michoacán, en mayo del año pasado: el caso de Tanhuato.
Todas estas malas noticias son de los últimos días, ni siquiera de las últimas semanas. Algunas sucedieron hace uno y dos años; en ese caso son peores porque no se han resuelto. Son muchos los pendientes: Tanhuato, Nochixtlán, Iguala, CNTE... En estas condiciones resulta difícil, muy difícil, encontrar para difundir y sostener, buenas noticias. Simplemente no hay, o no son del calibre e intensidad de las malas. Ahora, que baje el precio del gas LP ¿es una buena noticia si la gente no tiene qué cocinar? ¿Ni agua qué calentar?

Finalmente, la cuestión no es si se inunda el país con malas o buenas noticias; es la realidad la que nos ahoga.

Columna publicada en El Informador el sábado 20 de agosto de 2016.

¿Ya chole?

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Esta semana se publicó en The Guardian, periódico británico, un reportaje en donde se asegura que la esposa del Presidente de México, Angélica Rivera, utiliza un departamento en Miami que pertenece al Grupo Pierdant, compañía que concursa para construir puertos marítimos aquí en el país.
Esto fue apenas el día 9 de agosto y de inmediato la Presidencia de la República, a través de la Vocería, salió a desmentir y a lamentar el texto en The Guardian. Se afirma por supuesto que nada es cierto y que además los reporteros del diario no buscaron la versión oficial antes de sacar a la luz el trabajo periodístico.
Si mal no recuerdo y creo que varios el lector lo tendrá en mente también, apenas el 18 de julio el Presidente Peña pidió perdón por el asunto de la Casa Blanca. Cito: “Si queremos recuperar la confianza ciudadana todos tenemos que ser autocríticos, tenemos que vernos en el espejo, empezando por el propio Presidente de la República. En noviembre de 2014, la información difundida sobre la llamada Casa Blanca causó gran indignación. Este asunto me reafirmó que los servidores públicos además de ser responsables de actuar conforme a derecho y con total integridad también somos responsables de la percepción que generamos con lo que hacemos, y en esto reconozco que cometí un error. No obstante que me conduje conforme a la ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza en el gobierno. En carne propia sentí la irritación de los mexicanos, la entiendo perfectamente, por eso, con toda humildad, les pido perdón; reitero mi sincera y profunda disculpa por el agravio u la indignación que les causé”.
Este mea culpa se dio en el marco de la promulgación del Sistema Nacional Anticorrupción (peor es nada) sin embargo, a tres semanas de entonces una vez más la integridad de la primera dama se somete a juicio de la opinión pública porque, a estas alturas, aunque se haya negado, la credibilidad, escasa a estas alturas de la administración, muy escasa, esmirriadita, terminó por precipitarse casi hasta la extinción o evaporación o la figura que mejor le plazca para ilustrar que, lejos de trata de recuperar la “confianza en el gobierno”, al parecer se dedican a lo contrario. ¿O qué pensaban? ¿Qué una vez solicitado el perdón —no me di cuenta de que nadie se lo otorgara— ya tenían como permiso para hacer cualquier cosa?
El 18 de julio pasado el titular del Ejecutivo federal hizo hincapié en que se condujo dentro de la ley, aun así solicitó perdón porque no se había percatado de la responsabilidad que también tienen los servidores públicos en cuanto a la percepción de los gobernados. Bueno, pues en menos de un mes estas afirmaciones se cayeron aparatosamente. De por sí, el nivel de aceptación del mandatario va en picada: entre 15 y 34 % si se consideran, en el primer caso, líderes de opinión y en el segundo, población en general. Igual la calificación, con las mismas acotaciones va de 3.3 a 4.7 en ambos casos en una escala de diez, es decir, reprobadísimo.
¿Volverá a pedir perdón o nos tocará regañada de la primera dama? El asunto es cuestionable por donde se le vea. Y no es moral, ni sano, ni considerado con  los mexicanos, con un pueblo cuya mayoría vive en pobreza y pobreza extrema (con todo y que quieran cambiar las fórmulas de conteo y evaluación). Es cínico, es descuidado, desaseado y todos los calificativos que pasen por la mente.
Y después de esto, atenta a reacciones en medios de comunicación, me llevo una sorpresa mayúscula cuando escucho a “presuntos” radioescuchas llamar a las estaciones y decir que “ya chole” con el asunto del departamento en Miami, que para qué se aborda el tema, que para qué se informa, que no sirve de nada, que mejor los dejemos gobernar y expresiones por el estilo.
Si el gobierno no se conduce sobre bases de honestidad y transparencia, de integridad y apego a la ley según el discurso de Peña Nieto ¿entonces qué? ¿Ya? ¿Nos resignamos a que cunda la corrupción? ¿A que la familia presidencial haga de las suyas? ¿Aguantaremos estoicamente, mientras todo sube menos los salarios, que nos vuelvan a regañar por malpensados y criticones o que nos pidan perdón pero no en un auténtico acto de contrición y arrepentimiento con penitencia?
Nada de que “ya chole”, urge una rendición de cuentas auténtica. Los mexicanos no merecemos menos.


Columna publicada en El Informador el sábado 13 de agosto de 2016.

sábado, 6 de agosto de 2016

Inteligencia y humildad

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Después de tres años de manifestaciones, muertos y heridos, paros, bloqueos, vandalismo, infiltrados, manipulación, días sin clases y, apenas hace unas semanas, mesas de negociación, las cúpulas empresariales se movilizan también, pero para ampararse y amenazar con presentar declaraciones de impuestos sí, pero en ceros, por las pérdidas que para ellos representa la inconformidad de la CNTE, sobre todo en estados del sur-sureste de México, por la mal llamada reforma educativa.
Cómo me gustaría que expresiones de esta naturaleza, tan contundentes, fuertes y escandalosas, se repitieran para otros asuntos y siempre que fueran necesarias cuando las acciones u omisiones de la esfera gubernamental estén equivocadas y causen más daños que beneficios.
Este año llevamos por lo menos dos, amén de las reuniones privadas que seguramente se han celebrado entre representantes empresariales y gubernamentales. La primera, seguramente la recuerdan, se dio cuando en el paquete de cambios legislativos por la famosa Ley 3de3, empresarios muy trajeados se manifestaron en el Ángel de la Independencia de la Ciudad de México porque a los legisladores se les ocurrió incluir, como actores responsables, justamente a empresarios que hicieran negocios con el gobierno, es decir, cuando hubiera recursos públicos involucrados. Bueno, pues lograron que se diera marcha atrás.
En ese momento celebré la medida y añoré el activismo de la IP de hace unos 20 o 30 años. Ahora recurren a instrumentos legales y exponen sin ambages que el Gobierno mexicano no ha sido capaz de enfrentar el problema con los profesores disidentes.
En este caso, y menos aún después de Nochixtlán, creo que la estrategia empresarial complica la situación lejos de ayudar a resolverla. Imprime presión y abiertamente se señala la necesidad del uso de la fuerza. A ver ¿es por ahí? Si las preocupaciones son reales, para empezar creo que podrían haber emprendido una acción similar para exigir una reforma educativa integral, es decir, que contemplara mejorar los contenidos y los recursos pedagógicos; contenidos y enseñanza, pues, no nada más la situación de los docentes que sin duda alguna debe ajustarse.
Las fallas del gobierno a la hora de abordar este asunto complejo, añejo, doloroso y peligroso, son claras y evidentes, hay en esto plena coincidencia, pero la propuesta y las insinuaciones de la IP conducirían a una escalada de violencia que contrasta o choca con las pretensiones de nación moderna y civilizada inmersa en-un-mundo-democrático-globalizado-que-aspira-a-la-protección-de-los-derechos-humanos-como-sea. También podría ser el permiso ideal para continuar con las acciones represivas (si los empresarios lo piden…).
Sería ideal que a partir de esta realidad que amenaza con rebasarnos (no se puede dejar de lado que el gasolinazo, el incremento en la energía eléctrica, la pobreza galopante, la inflación, el golpazo al poder adquisitivo, el desempleo y el empleo precario, la inseguridad… están generando más angustia, inconformidad y molestias ciudadanas) de una vez por todas el Gobierno mexicano asumiera su responsabilidad como artífice e iniciador del conflicto y lo resolviera con inteligencia y humildad. Es muy difícil. Lo fácil es recurrir a la violencia y a la represión, pero no queda otra. Inteligencia y humildad son la clave y en esa medida se encontrarán respuestas de la otra parte.
Energía sí, contundencia también, pero en una mesa de diálogo. Hay maneras y en el gobierno lo saben, pero persiste la postura (en ambas partes) de no ceder ni dar su brazo a torcer. Es el peor de los escenarios, la receta perfecta para caminar en círculos. En alguien debe caber la cordura.
Después de los muertos en Nochixtlán y de las mesas de diálogo que hasta entonces atinaron a instalar en Gobernación, los encuentros se han dado con altibajos y la situación ahora amenaza una vez más con desbordarse. El regreso a clases está a la vuelta de la esquina y los profesores disidentes ya dijeron que no permitirán el inicio del ciclo escolar si no se atienden sus demandas.

Se requieren altas dosis de inteligencia y humildad en las dos partes en conflicto en este caso y también en las de los sectores de la sociedad que han intervenido con sus propias demandas y señalamientos.

Columna publicada en El Informador el sábado 6 de agosto de 2016.