Ciudad Adentro
“La situación en
México es intolerable” y esta afirmación es tan cierta que muchas cosas se
mueven en diferentes puntos del país y en sectores de la sociedad que antes no
habían demostrado una participación clara y abierta tendiente a cambiar para
mejorar las cosas, en serio y, de una vez por mucho tiempo (imposible decir
“por todas” aunque ganas no faltan).
Hay movimientos
en Mexicali, en Hermosillo, en la Ciudad de México y aquí en Guadalajara, no
son los únicos. Hay enojo, preocupación, indignación, desesperación,
impotencia, dolor, pero también surgen sentimientos alentadores porque nos
vamos dando cuenta del poder de la sociedad cuando nos unimos, la sociedad, la
gente, los ciudadanos.
Al calor de esta
crisis tremenda, sí puedo decir que una de las peores en la historia reciente
de México, la sociedad se mueve para cambiar el estado de las cosas pero
aparecen grupos que no tienen al país como su interés más elevado; grupos que
simplemente aprovechan la situación para sacar provecho en una conducta que
infortunadamente es muy frecuente en nuestra clase política y en sectores
advenedizos y convenencieros que viven del sistema corrupto y podrido que
tenemos. Por lo general quienes integran estos sectores son los que aportan los
votos duros de los diferentes partidos políticos, gente sin escrúpulos y
profundamente egoísta.
A la sociedad
que está al margen del sistema, prácticamente al resto de mexicanos, estos
grupos no nos son desconocidos y los identificamos cada vez mejor; hemos puesto
barreras y límites a la manipulación y a las infiltraciones, a veces con éxito,
a veces no, sin embargo, estamos en el proceso y aprendiendo con una rapidez
impulsada por la misma crisis.
En medio de este
caos, las intenciones honestas están saliendo a flote y de entre grupos de
jóvenes que aman profundamente a su país y desean con pasión que México sea una
nación en la que quepamos todos en igualdad de condiciones y de derechos, en
términos de equidad en todas las materias: educativa, sanitaria, laboral, de
vivienda, de justicia… están surgiendo iniciativas novedosas, inteligentes,
confiables, sin contaminación político-partidista, responsables, maduras,
valientes. En el caso de Jalisco, me refiero específicamente a la iniciativa
total y absolutamente ciudadana
Dialoguemos Jalisco.
La claridad con
la que emprenden el movimiento más las demás cualidades que acabo de citar, son
una invitación a despojarnos de prejuicios por un lado y, por otro, a brincar
los obstáculos que muchos nos hemos autoimpuesto para no hablar, para no salir
a las calles, para no exponer, para no proponer, para no intentar, por lo
menos, cambios profundos en los gobiernos, para aparentar que no nos interesa
ni nos preocupa, para pensar que no sirve de nada…
Dialoguemos
Jalisco pretende ser un espacio de expresión y de escucha de lo que tenemos que
decir, de lo que nos ahogamos por decir, de lo que nos hemos callado porque la
vida nos va viviendo, porque nos atrapan las necesidades y las urgencias
cotidianas. Me enorgullece y emociona formar parte de un movimiento así y por
lo pronto ya sabemos que hay un gran interés por participar. Un video en donde
hablamos de la realidad nacional, en el que se aclaran puntos y se pintan
rayas, circula en redes con la invitación al diálogo y hasta ahora la respuesta
ha sido extraordinaria, emocionante y esperanzadora.
Los jóvenes que
tuvieron la idea lo sabían. Sabían que el terreno es y está fértil, abonado,
que necesitamos unirnos y hablar, con generosidad, sin mezquindades, sin
egoísmo, sin miedo, con responsabilidad, con visión de futuro, con amor por
México y por los mexicanos. Nos toca decir qué pasa, qué hacer, cómo hacerlo. Nos
toca y pronto estarán los espacios abiertos para que lo hagamos.
Es preciso
trascender divisiones y enfrentamientos entre nosotros. Lo he dicho y escrito
muchas veces: nos necesitamos juntos. Es el momento. Y vamos a la marcha de
mañana también. Hemos aprendido y estamos muy alertas, sabemos identificar
convocatorias mañosas, pero puede ser una gran oportunidad, grande en verdad,
para mostrar el músculo, la potencia, el poder, las ganas, la determinación.
Somos grandes y maravillosos, somos un pueblo noble, creativo, con historia
para sentirnos orgullosos, para aprender, para crecer. Sí, lo somos.
Dialoguemos Jalisco.
Columna publicada en El Informador el sábado 11 de febrero de 2017.