sábado, 24 de noviembre de 2018

Adiós


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Estamos a una semana de que se termine el sexenio de Enrique Peña Nieto y es, con base en datos concretos y mediciones demotécnicas, el peor presidente que ha tenido México en su historia contemporánea; para la historia pero no para el orgullo, ni para el honor, ni para la gloria.
Fue un sexenio de imagen y ni siquiera bien conseguida. Y de simulación. A las primeras de cambio se dejó en claro que serían seis años en los que el Revolucionario Institucional retomaría sus costumbres y su modus operandi: autoritarismo, corrupción, nepotismo, cinismo, privilegios, prepotencia, en fin, lo que le conocemos a ese partido desde hace tantos años.
Esta realidad que desde el poder sistemáticamente se niega, se materializó en el voto multitudinario a favor de una opción política distinta. Esa manifestación popular de alrededor de 30 millones de mexicanos ha seguido expresándose de diversas maneras del mes de julio a la fecha, porque las malas decisiones, la información sobre más actos de corrupción y las declaraciones mentirosas sobre lo que en realidad ha sido el sexenio, han no sólo mantenido sino incrementado el coraje y el resentimiento contra el Ejecutivo federal aún en funciones.
Para las personas encuestadas por De Las Heras Demotecnia, 64 % no aprueba el trabajo realizado por Peña y en esa misma proporción contestaron que lo consideran un “mal presidente” más 12 % que respondió que fue “regular”.
A la pregunta “¿Qué tanto cumplió Enrique Peña Nieto con sus promesas de campaña?” 90 % respondió que cumplió algunas pero no todas (64) y que de plano no cumplió ninguna de sus promesas de campaña (26). Estos mismos mexicanos encuestados respondieron que la generación de empleos, la educación pública, el combate a la pobreza, la economía nacional y el combate a la inseguridad, empeoraron. ¿Los porcentajes? De 54 a 81 % de las respuestas para concluir que ninguno de esos aspectos mejoró realmente según la mayoría.
Esta percepción contrasta como de la noche al día con las declaraciones del propio Peña y aquí en Guadalajara, de que cumplió 97 % de sus compromisos y deja un mejor país, mejor que hace seis años.
Durante su sexenio hubo constantes incrementos pero en la delincuencia, en el número de personas desaparecidas, en el  número de muertos, mexicanos asesinados en un marco de violencia e inseguridad; feminicidios y otros hechos asociados con el crimen organizado por un lado, lo peor claro está; pero también aumentaron los hechos delictivos producto de la descomposición social, de resentimientos e insatisfacciones, desempleo o empleos abusivos y mal pagados, más las pésimas condiciones de salud y educación por ejemplo, pese a que a ambos rubros se destinan las mayores partidas presupuestales.
Aumento la desconfianza y la corrupción, la impunidad y las ineficiencias del Estado en general, desde la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa hasta la Casa Blanca y los casos relacionados con Odebrecht y la Estafa maestra. Se suman a este recuento, los casos recientemente dados a conocer sobre presunta corrupción y favoritismos para políticos o ¿será empresarios? que disfrutan de inversiones y sus ganancias en Valle de Guadalupe, muy visionarios claro.
Esto se acaba y es un gusto decirle adiós. Fue un sexenio, además, de atentados claros contra la libertad de expresión, y de la “desaparición” simbólica y real de comunicadores críticos; del gasto mil millonario en publicidad para dar una imagen de lo que no es en medios de comunicación y de esa desesperante conducta persistente de no reconocer los errores y corregir el rumbo.
Se acaba el sexenio de las reformas “estructurales” que no fueron tales y dejaron problemas en todos los ámbitos: energética con los precios más altos en gas y gasolina, no sé hasta cuándo dolerá el gasolinazo; educativa que implicó más bien cambios laborales en el magisterio, sin socialización y con la clara intención de manipular para quitar del camino maestros incómodos por ser críticos y opositores al sistema establecido; la fiscal que se dedica a ensañarse con los causantes cautivos y a reducir los ingresos de los trabajadores; y la laboral que extendió carta de legalización a esquemas de subcontratación  que afectan las prestaciones y los derechos de los trabajadores en general. Sólo desatinos y desastres. El peor sexenio en toda la historia del país si pensamos en función de sexenios ¿o el segundo peor? Para el caso, es lo mismo. Adiós.


Columna publicada en El Informador el sábado 24 de noviembre  de 2018.

Corazón de la Tierra


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Hace 15 años, con una idea muy clara de gestión de los problemas ambientales, con la convicción de que servía más trabajar y generar conciencia que pelear y mantener una actitud contestataria, nació Corazón de la Tierra, un organismo no gubernamental que ha transitado por diferentes figuras jurídicas hasta constituirse en lo que es hoy: un instituto de desarrollo ambiental.
En muchas ocasiones, incluso antes de que Corazón de la Tierra se formalizara, conversé con su fundador, Alejandro Juárez, sobre problemas ambientales y la manera como eran abordados tanto por activistas como por los gobernantes, casi siempre con resultados lamentables porque por lo general se rompía el diálogo, de alguna manera cada bando, sí, bando, llevaba agua para su molino y ahí quedaba la cuestión; con triunfos para un lado, a veces para el otro, pero siempre en escenarios ríspidos, medio forzados y con muy pocos resultados en el mediano y largo plazos. ¿Por qué? Porque es común que se contenten con acciones inmediatistas muy lucidoras pero efímeras.
¿Qué hace diferente a Corazón de la Tierra? Muchas cosas. Es como si Alejandro Juárez y el equipo se plantearan desde un inicio hacer todo distinto, diametralmente, a  lo que habían hecho otros, sin la necesidad de ser explícitos ni dejar a nadie en evidencia, sólo con la idea y el firme propósito de avanzar, de registrar resultados notables en materia de gestión ambiental, en generación de conciencia, en educación para el futuro, en acciones de largo plazo y en la convocatoria a actores de todos los sectores para sumar y no para dividir.

Sus acciones han trascendido los terrenos de la educación y la conciencia, hay registro de resultados concretos que incluyen la habilitación de un bosque caducifolio en una sierra que ni nombre tenía, hoy, la Sierra Cóndiro Canales, Área Natural Protegida desde el año pasado, en el entorno de la cuenca del Lago de Chapala cerca de Atotonilco. Este proyecto implicó un trabajo de campo profundo y de largo aliento que involucró a la comunidad a tal nivel que se convirtió en la primera defensora y protectora. Es un ejemplo a nivel mundial en el escenario de los defensores del medio ambiente y ha cosechado varios premios y reconocimientos.
Es también de Corazón de la Tierra la iniciativa para promover el Lago de Chapala desde perspectivas más actuantes y menos pasivas, por ejemplo, con el Festival de las Aves que tiene lugar ya desde hace varios años y se inscribe en los esfuerzos de conservación y manejo del lago, por cierto, poco antes del aniversario, cuando todos festejábamos el alto nivel del vaso lacustre gracias al temporal, el instituto llamó la atención sobre la importancia de no conformarse, de no perder de vista que se trata de una cuenca en estado crítico y amenazas constantes por la gran cantidad de habitantes, por la multiplicidad de usuarios, por los riesgos, por la demografía, por las deficiencias en la vigilancia y control en el uso de pesticidas y herbicidas así como en las descargas de residuos orgánicos contaminantes, entre otros aspectos que no se pueden soslayar.
Vale la pena apuntar que desde hace años, mientras los políticos se desviven en unos y otros proyectos para que no falte el agua en Guadalajara sin que hasta ahora se haya resuelto, que Corazón de la Tierra ha dicho que se requiere una política integral de reforestación en la cuenca Lerma-Chapala para propiciar la recarga de mantos acuíferos, la protección de la masa forestal que opera como captadora de agua, la protección del recurso que va por el cauce y llega a presas y a Chapala con medidas adicionales que incluyen, sobre todo, involucrar a las comunidades para que, como en el caso de la Sierra, se conviertan en los principales defensores de recursos que están a nuestro servicio.
Esto y mucho más como el proyecto de Filtros Verdes que avanza a duras penas por la falta de financiamiento a pesar de sus bondades, son algunas de las acciones exitosas que ha emprendido Corazón de la Tierra, convocando y convenciendo en lugar de recurrir a enfrentamientos y división. Este instituto es en verdad un ejemplo de lo que se puede hacer si se trabaja en unión con un objetivo común que a todos nos atañe.
Felicidades pues a Corazón de la Tierra y todo el reconocimiento por su manera de operar, responsable, honesta, transparente, consciente y generosa a favor de los recursos naturales de todos.

Columna publicada en El Informador el sábado 17 de noviembre de 2018.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Marihuana


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Con frecuencia resulta muy complicado abordar ciertos temas en nuestro país por el contexto político-electoral, por la diversidad en las posturas, por la polarización, por la tergiversación de tantos asuntos, por la falta de información y por la manipulación que diferentes actores emprenden para llevar agua a sus molinos, pero sobre todo, para confundir.
La marihuana es uno de esos asuntos y digo específicamente marihuana, porque justo el manejo de las palabras y los conceptos asociados podría ser la clave que condujera a discusiones maduras, constructivas y productivas que permitieran, sin que todo mundo hable al mismo tiempo, tomar las mejores decisiones.
Se habla de legalización y de despenalización ¿qué tal legislación? Si todos habláramos de legislación sobre la producción y consumo de marihuana el panorama cambiaría radicalmente; no se trata simplemente de “dar permiso”, ni de inundar el mercado con la hierba, ni que será “otra Holanda”, en fin, la serie de expresiones que se han repetido en los últimos días a raíz de la iniciativa que presentó la senadora Olga Sánchez Cordero. Hay todo un planteamiento que debemos conocer si es que el tema nos interesa, nos importa, nos preocupa.
De entrada, creo que la mesa está servida para que le entremos con más y mejores elementos de juicio; y al decir “le entremos” me refiero a todos como ciudadanos. Creo en la madurez de la sociedad mexicana, estoy convencida de que no somos menores de edad ni tenemos por qué ser considerados así por los políticos, de manera que, nos toca involucrarnos y participar.
Para empezar, lo más adecuado es leer la iniciativa (click aquíque se presentó apenas el jueves y a partir de su lectura, revisar con qué se está de acuerdo y con qué no, para escribir al Senado, a los senadores que la presentaron, es decir, Olga Sánchez Cordero y Ricardo Monreal, ambos de Morena, para expresar nuestras consideraciones. Hay que hacerlo y toca insistir. De hecho, se puede escribir a otros senadores para que representen nuestras posturas.
No es la primera vez que la discusión sobre la legislación en torno a la marihuana pasa al terreno de lo público. Hace años, durante la administración de Felipe Calderón, por lo menos, también se abordó, más como una tendencia mundial en los países desarrollados que como parte de un discurso “progresista” mal entendido por muchos de los mismos autonombrados “progresistas”.
A estas alturas del devenir de la humanidad, creo que sí es pertinente empezar a discutir, como se está proponiendo, sobre bases equilibradas. Las expresiones de la senadora que justo llaman o se refieren al punto medio, no han encontrado grandes espacios en los medios de comunicación y destaco tres cuestiones señaladas por ella:
Primera: La iniciativa propone un esquema de “regulación legal estricta”, en otras palabras, un “punto medio entre la prohibición absoluta y el libre mercado”.
Segunda: Con la legislación se pretende incidir en la reducción de la violencia y de tantas muertes generadas por el tráfico de la hierba: 240 mil muertos, 40 mil desaparecidos en 10 años, miles de niños amenazados por el crimen organizado, para que vendan y consuman.
Y tercera: Incluye una serie de propuestas para regular la parte sanitaria de prevención y atención de adicciones.
Creo que en México ya es hora de abordar temas peliagudos como este sin escándalos ni desgarre de vestiduras; sí en cambio con madurez y una clara conciencia de lo que se requiere.
Creo también que los legisladores, con sus equipos de asesores deben disponer de los elementos necesarios para trabajar tópicos difíciles y polémicos, y presentar iniciativas que representen el sentir de la sociedad mexicana en su conjunto, inteligentes, bien diseñadas, sin fines mediáticos ni electorales; con apego a las necesidades de la población, con claridad respecto a oportunidad y pertinencia. La iniciativa está en comisiones, no se ha aprobado, ni siquiera se ha sometido a discusión y ya veremos qué pasa con nuestra participación (se puede y se vale, de hecho y si me apuran, se debe) o sin ella.

Columna publicada en El Informador el sábado 10 de noviembre de 2018.


lunes, 5 de noviembre de 2018

Puntos


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


La semana pasada manifesté aquí me desacuerdo con la consulta para definir el lugar del NAICM. Reitero: no me parece el mejor momento para profundizar divisiones entre la sociedad y enardecer ánimos que no estaban calmados, aparentemente, pero no. Tampoco porque, en realidad, y es el primer punto, el resultado de la consulta no es vinculante mucho menos cuando fue emprendida por un Gobierno electo y no en funciones, no todavía. Algo se pudo haber ideado desde el Legislativo y no se hizo, así que concuerdo más con quienes afirman que se trató de un ejercicio para medir fuerzas aunque, con todo y eso, me molesta, porque nos llevan al baile de muchas formas de un lado y del otro…. Y nos usan.
Esto ya sin considerar las deficiencias y todos los cuestionamientos para los que se dio motivo. Debieron cuidar en niveles extremos la organización y no fue así. Sobre el hecho de consultar (otro punto) sí estoy de acuerdo, pero que se haga bien. AMLO lo dijo en la Cumbre de Negocios que fue aquí en Guadalajara hace unas semanas y lo ha venido repitiendo: no temer a las consultas ciudadanas que es lo mismo que no tener miedo a la democracia participativa. Creo que debemos trascender hacia ese tipo de prácticas en México, efectivamente, con valentía, y asumir la responsabilidad como representantes populares desde el Presidente de la República hasta el más humilde de los ediles de este país.
En ese sentido, las consultas populares y los otros mecanismos de participación ciudadana (plebiscito y referéndum) deben perfeccionarse, delimitarse con cuidado y rigor en el marco legal correspondiente, socializarse de manera exhaustiva y funcionar no para medir fuerzas o para que alguien se salga con la suya, sino para escuchar realmente y tomar las mejores decisiones; bien hecho, creo que esto sí es posible y deseable en un país donde tradicionalmente se ha considerado a la sociedad en general como menor de edad, y ya no.
Ahora bien, me parece totalmente desproporcionada la reacción de quienes están contra AMLO, no puedo decir que contra el aeropuerto en Santa Lucía, porque se ha llegado a extremos que pintan un escenario de terror cuando, insisto, todavía falta para que la dicha cancelación se ejecute. Y en este desgarre de vestiduras y gritos destemplados, se están dejando de lado cosas que importan más, desde mi muy humilde punto de vista, porque se refieren al gobierno que está en funciones el que, por cierto, está muy cómodo mientras el gobierno electo da la nota todos los días.
Una de esas cosas (tercer punto) es la devaluación asociada a la decisión de hacer el aeropuerto en Santa Lucía y no en Texcoco ¿y la devaluación de 14 a 20 pesos durante la administración de Peña? ¿Alguien gritó o se desgarró las vestiduras?
Cuarto: ¿Y el amparo para Peña y su equipo para quedar a salvo de la justicia? Por si no se enteraron —siempre hay información que se va quedando rezagada— la Suprema Corte de Justicia de la Nación suspendió por tiempo indefinido las indagatorias y acciones legales contra el Presidente Peña y varios miembros de su gabinete que había iniciado el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, “por su presunta implicación en el desvío de 250 millones de pesos destinados para el Estado y que fueron a parar a las campañas electorales del PRI en 2015”. Esto es grave, es la impunidad al más alto nivel.
Hay también una reacción desproporcionada con respecto a la posible, eventual, hipotética cancelación de una obra equis, cuando es lo que los sucesivos gobiernos de uno y de otro partido nos han aplicado toda la vida (quinto punto). Habría que hacer un recuento de elefantes blancos en el territorio nacional, monumentos a la corrupción, ineficiencia e ineptitud de la clase gobernante. Una treintena de hospitales (aquí en Guadalajara tuvimos uno por muchos años, donde ahora está el Nuevo Hospital Civil ¿se acuerdan?), la refinería de Calderón, tramos carreteros y de vías férreas, el tren México-Querétaro cancelado en esta misma administración por la presunta corrupción asociada al escándalo de la Casa Blanca que llevó a los empresarios chino a echarse para atrás ante la falta de transparencia y la ausencia de garantías legales.
En contraste con todo esto, (último punto) celebro la actitud de los empresarios jaliscienses que con toda oportunidad levantaron la mano para afirmar que aquí está el Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo para descargar al de la Ciudad de México en una propuesta que sólo retoman pero que es más pertinente que nunca.

Columna publicada en El Informador el sábado 3 de noviembre de 2018.