jueves, 28 de febrero de 2019

Histórico


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Justo esta semana escuché a dos historiadores, de verdad historiadores y además divulgadores científicos, en desacuerdo respecto a sus preferencias políticas pero de acuerdo en que dos meses y medio, casi tres, son insuficientes para juzgar con profundidad y mucho menos acierto, lo que está pasando en México, específicamente con las decisiones del Presidente de la República.
Pedro Salmerón y Alejandro Rosas, en el programa de Julio Hernández (“Astillero”), debatían sobre el periodo de gobierno de la presente administración pública federal; mientras Rosas decía que se parecía un poco al periodo de Cárdenas del Río; Salmerón dejó sobre la mesa un punto que he aprendido en el posgrado: es un mito eso de que estudiar historia sirve para no cometer los mismos errores del pasado; o de que la  historia se repite. No existe tal cosa, sin embargo, sí veo algunas cuestiones parecidas a las de la gestión de Tata Lázaro como la creación de centrales obreras (es otro tema, sí, pero ojo).
Bien, más allá de que estuvo bueno el debate, Rosas pronunció una frase que es la que quiero rescatar: “quienes hemos estudiado historia sabemos que todo son procesos” y, parafraseando, dos meses o tres meses no son nada, para nada. La afirmación me llevó a la reflexión inmediata porque es cierta y es cierto. En el análisis de hechos del pasado se revisan periodos que necesariamente están inmersos en otros o que responden a procesos cuyos antecedentes se remontan a veces a décadas o siglos atrás (tales repercusiones pueden tener nuestras decisiones); y resulta además que se prolongan en el tiempo muchos años después de que sucedieron.
Pensé en la teoría del tiempo histórico de Reinhart Koselleck, un historiador alemán cabeza de la historia de los conceptos que encontró dos perspectivas que cambian dependiendo de los movimientos sociales (una revolución, un movimiento de independencia o una guerra civil): el espacio de experiencia y el horizonte de expectativas. En la medida en que se amplía el primero, se reduce el segundo y viceversa, siempre a partir de un momento que rompe con el estado de cosas.
Aplicado a nuestras circunstancias y de manera simple, se puede decir que el espacio de experiencia es mínimo, porque todo es nuevo: el gobierno federal, el estatal, los municipales… y no sólo porque se modifica cada seis años, sino que los que son los gobernantes hoy proceden de partidos que antes no habían gobernado en los puestos en los que se desempeñan ahora. No tienen ni tenemos experiencia, en términos generales, en su ejercicio de gobierno considerando las nuevas responsabilidades o a partir de las elecciones del primero de julio del 18; el espacio de experiencia se puede ver influido por información del pasado reciente, pero todo es nuevo y todos, empezamos a experimentar de manera que el horizonte de expectativas se extiende más allá de lo que alcanzamos a ver; algunos lo verán con nubarrones y otros límpido y claro; otros más verán un poco de todo, como un horizonte de verano en Cancún.
Pues bien, todo esto que es un poco teórico pero muy útil para la explicación de lo que vivimos en el día a día, para revisar nuestras propias reacciones y juicios, lo expongo para expresar mi gratísima sorpresa --a pesar de que es pronto y estamos inmersos en procesos-- al constatar la actuación histórica, definitivamente histórica, del Senado de la República en torno a la iniciativa presidencial de la Guardia Nacional. El Legislativo actuó como contrapeso, para lo que es un Legislativo; y por primera vez senadores de todos los partidos se pusieron de acuerdo ¡todos! para trabajar en un proyecto que los llevó a privilegiar los intereses nacionales por encima de los personales, coyunturales y de partido.
Como ciudadana, por primera vez me siento representada y si este será el patrón de conducta por lo menos en el Senado, hay motivos para la esperanza y el aliento de que por fin en México estamos viviendo experiencias que nos conducirán a ampliar el horizonte de expectativas en sentido positivo, constructivo, civilizado, consciente y generoso en beneficio de los mexicanos de hoy y de generaciones futuras. Son noticias de que es posible ejercer el oficio político y la pericia legislativa en favor de la nación. Es buena noticia también la reacción del titular del Ejecutivo federal que anunció su respecto a la decisión de los legisladores de la Cámara alta, en un claro mensaje también a los diputados.
La votación fue por unanimidad, histórica, quiero pensar que así será de aquí en adelante, ojalá, ojalá, ojalá.

Columna publicada en El Informador el sábado 23 de febrero de 2019.



Qué dure


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Una vez más, después de la crisis por el desabasto de gasolina, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, recurrió al tono agresivo para exigir al Gobierno federal los recursos necesarios para terminar la Línea 3 (L3) del Tren ligero; él dice que cuando tiene que “levantar la voz” lo hace y bueno, insiste mucho en esto. Otros temas aparecen en los antecedentes de una relación ríspida desde la campaña, quizá desde antes, como el nombramiento de “súper” delegados, el manejo presupuestal y el perdón a corruptos. Por supuesto también se debe incluir la “preocupación” por dinero para llevar adelante los proyectos planteados en campaña (promesas pues), que es necesario cumplir, son compromisos.
Cuando el desabasto de gasolina, y lo escribí en este espacio (“Mejor”, 19-01), me llamó la atención el tono “bravucón” (palabra usada por el mismo gobernador) y las sucesivas publicaciones en Twitter exigiendo respuestas al Gobierno de López Obrador. Posteriormente hubo una reunión en donde le explicaron a Alfaro cómo estaban las cosas y públicamente declaró que había un canal de comunicación y que no lo iba a soltar, todo por el bien de los jaliscienses.
Duró muy poco. Antes de la regularización del abasto de combustibles una vez más Enrique Alfaro volvió a alzar la voz, y más tarde otra vez con el tema del tren ligero.
Antes de referirme a la reunión del jueves en Palacio Nacional, me parece importante traer aquí lo dicho en entrevista para la Mesa de Redacción de esta casa editorial, por Mauro Garza, líder de la Coparmex Jalisco, Fue muy claro: es preciso dejar de lado enfrentamientos entre los gobiernos federal y estatal, hacer a un lado las cuestiones políticas y gestionar y desatorar (aquí y allá respectivamente), las obras urgentes para Jalisco. Dicho sea de paso, reproduzco una frase que va más allá de un orgullo regional porque el peso es específico y afecta, para bien o para mal, no sólo a Jalisco, sino a todo el país dada la importancia económica de la entidad: “No podemos entender que le vaya bien a México, si no le va bien a Jalisco y viceversa. Pedimos diálogo y comunicación”.
¿De qué reunión hablo? Seguramente el lector lo tiene fresco en la memoria: el jueves 14 de febrero en la Ciudad de México, el gobernador Alfaro se entrevistó con el Presidente López Obrador en Palacio Nacional y no salieron de ahí más que buenas noticias para los jaliscienses, según informó, todavía en el patio de Palacio, el mismo Enrique Alfaro.
Más tarde reiteró los resultados de tal encuentro en la conferencia de prensa donde se dio a conocer la presentación de la iniciativa de la Ley (la primera preferente por cierto) del Sistema de Participación Ciudadana y Gobernanza del Estado de Jalisco (que porque en Jalisco la gente manda) y remarcó la amabilidad, la disposición, el trabajo en conjunto y todo lo demás que se deriva de una relación armónica y consensuada, efectivamente, parafraseado a Mauro Garza, por el bien del país y por el bien de Jalisco. ¡Qué les cuesta hombre!
Todo suena de maravilla y claro está que todavía falta la recepción de los recursos y la ejecución posterior para que en este año esté lista ya la L3 para los habitantes de esta zona conurbada tan compleja, más los proyectos relacionados con el abasto de agua, la Línea 4 y la seguridad. Mucho qué hacer, muchos pendientes y, de verdad, la mejor manera es a través del diálogo, del uso de ese canal de comunicación que Alfaro dijo que no iba a soltar y la gestión constante ante quien sea para que en Jalisco todo camine y bien. Oficio político en pocas palabras y no me cansaré de insistir.
El mismo gobernador destacó en su mensaje desde Palacio Nacional que todo fue cordial, que el Presidente incluso lo llevó a conocer áreas del inmueble que no había visitado y que los jaliscienses podíamos estar tranquilos de que había capacidad para encontrar los canales de diálogo y entendimiento. Muy bien, perfecto.
Lo único que deseo de verdad es que esto se prolongue, que dure, que no se trate de un patrón de conducta de “levantar la voz” y luego de “diálogo y entendimiento” y otra vez de “levantar la voz” y así. Esto molesta a mucha gente, porque no es precisamente la actitud más inteligente para gestionar lo que se necesita, lo que es urgente y Jalisco merece.

Columna publicada en El Informador el sábado 16 de febrero de 2019.

Fuera de orden


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Siempre he defendido la causa magisterial. Los maestros son un componente fundamental de la sociedad mexicana. En sus manos está parte de la formación básica de generaciones, sin embargo, he dicho y reitero que el entramado de privilegios de que gozan todavía, es responsabilidad del Estado mexicano que hace décadas creó un monstruo a cambio de votos y poder corporativo.
No me aparto de esa defensa. Creo que la mayoría de los docentes del sistema educativo nacional, particularmente de los niveles básico y medio básico, quieren hacer su trabajo y no se oponen ni resisten a esquemas de evaluación que contribuyan a la mejora de la educación en México, sin embargo, los vicios que se vienen arrastrando desde hace décadas no se han erradicado y eso impide que el sistema opere con normalidad y también obstaculiza iniciativas de corrección.
Esto es lo que creo que pasa en Michoacán, además de la muy poco clara (turbia también se podría decir) decisión de Silvano Aureoles de retirarse de la federalización y pasar la papa caliente al Gobierno federal, ahora sí que sin decir, agua va.
Desde el 14 de enero el bloqueo ferroviario no se ha retirado del todo a pesar de que ya se cumplió con las demandas de los profesores michoacanos. Lo que se teme ahora es que quienes mantienen obstruidas las vías del ferrocarril ni siquiera sean integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), una organización que nació, precisamente, de la misma corrupción y falta de transparencia del Sindicato (SNTE).
Este asunto, gravísimo para la economía nacional (las pérdidas se estiman en mil millones de pesos diarios), ha abierto dos frentes inéditos hasta donde sé, que es importante no perder de vista dada la novedad precisamente, sobre todo la queja que interpuso el Gobierno de la República contra quien resulte responsable del bloqueo, ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (el otro asunto es la demanda de la Kansas City Southern de México contra la CNTE) para saber qué hacer en estos casos.
Por lo general, y lo sabemos, las entidades defensoras de derechos humanos atienden quejas de la ciudadanía contra servidores públicos que no hacen su trabajo o lo hacen mal o abusan escudados en su autoridad, no obstante y hasta donde me alcanza la memoria, desde que las comisiones de derechos humanos operan en México no había sabido que fuera el mismo gobierno el que recurriera, en este caso, a la CNDH.
Después de casi un mes de bloqueo, de que se han destinado miles de millones de pesos para “atender” las demandas de los profesores (pago de bonos y más bonos que se les deben desde hace por lo menos diez años), de pérdidas multimillonarias, 387 trenes afectados, 3.3 millones de toneladas de mercancía inmovilizada, de sanciones, pérdida de contratos y otros problemas asociados, un grupo de docentes mantiene la obstrucción y todo parece indicar que efectivamente las intenciones son otras, las que ya se veían venir desde que Aureoles retiró al Estado del pacto con la Federación en materia educativa y las que se pueden deducir de que sea hasta ahora que se exija el pago cuando la deuda se arrastra desde hace tanto tiempo. A esta sospecha se suma por supuesto, el conocimiento de que ya se les pagaron los bonos que les debían y el bloqueo se mantiene ¿por qué o qué? El argumento ahora es, justamente, la demanda de la KCSM contra la CNTE. Las personas que están bloqueando las vías férreas, con niveles de afectación estratosféricos, están total y absolutamente fuera de orden y es claro el propósito desestabilizador. No encuentro otra razón cuando se les convoca a dialogar y expresamente se manifiesta que no habrá represión.
Sí espero que la CNDH recomiende puntualmente qué se debe hacer para que termine este conflicto y también para confirmar que se dispone de un mecanismo más, uno que estaba pero no se había usado de esta manera, para que las cosas caminen y se compongan en México, de raíz.
Puede ser que esta iniciativa funcione entre órdenes y niveles de gobierno como un recurso (antes impensable dados los intereses creados, los valores entendidos y las complicidades en la burocracia mexicana) para reducir abusos de autoridad y para atajar el uso de recursos públicos, económicos y humanos, con fines políticos y de grupo. Vamos a ver. Por lo pronto, estos “profesores”, repito, los que bloquean las vías del tren en Michoacán, están fuera de orden y su causa es indefendible, de hecho, no hay causa como tal.

Columna publicada en El Informador el sábado 9 de febrero de 2019.

sábado, 2 de febrero de 2019

Malas noticias para Jalisco


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Cuenta la forma y cuenta el fondo. La manera en que operaron el gobernador del Estado, Enrique Alfaro y sus diputados de Movimiento Ciudadano encabezados por el verdaderamente impresentable Salvador Caro, más que preocupar, indigna y enciende un foco rojo tirando a negro: autoritarismo puro, falsas promesas, actitud marrullera y caprichosa, desdén por las causas ciudadanas y enfrentamiento con la sociedad civil organizada.
A menos de dos meses de que la administración pública estatal entrara en funciones, a las primeras de cambio, muy diferente a lo prometido en campaña, se ignora la voz experta, de luchas añejas, de mujeres valientes que han entregado sus vidas y talentos a favor de la igualdad de género.
La extinción del Instituto Jalisciense de las Mujeres por iniciativa del gobernador y operada por Salvador Caro y los demás emecistas más los legisladores del Verde, PRD y PT que votaron a favor, es una señal muy desalentadora; más que eso, es un mensaje de traición a compromisos y a causas.

Fotografía tomada de Partidero.
Desde antes de que tomara posesión Alfaro se había considerado y planteado la posibilidad de desaparecer al IJM y agregar a una nueva secretaría la agenda de género. Grupos defensores de derechos humanos y mujeres que son ejemplo de trabajo asertivo y afirmativo con logros documentados (en los que sin duda se incluía el IJM) advirtieron que esa iniciativa lejos de contribuir significaría un retroceso.
Argumentaron con criterio y sentido común que esa “fusión” en realidad restaría importancia al trabajo realizado en el IJM con todo y las dificultades de siempre generalmente marcadas por la falta de presupuesto; pero además, se les estaba agrupando con sectores vulnerables sí, pero minoritarios… y las mujeres representan más de la mitad de la población.
¿Para qué entonces montar un escenario de atención y escucha? ¿Qué la postura no era hacer política de manera diferente? ¿Marcar una clara distancia con respecto a los usos y costumbres de la clase política corrupta y marrullera que hemos tenido? El error me parece grave, muy grave y creo firmemente que no había necesidad porque además los grupos defensores de derechos humanos, con tiempo expresaron y argumentaron su desacuerdo. ¿Qué tal negociar, gestionar, ejercer oficio político, discutir, convencer, aducir? ¿Por qué, en lugar de eso, sorprender e imponer? La carrera política de alguien avanza veloz… en picada.
Son malas noticias no sólo para las mujeres sino para todos los jaliscienses, hombres y mujeres a merced ahora de decisiones arbitrarias, autoritarias, lejanas varios años luz de lo prometido y comprometido. Qué decepción tan grande.
Y parece que hacen la mancuerna perfecta ¿no? Me refiero a Alfaro y a Caro. Desde antes claro, pero ahora queda en evidencia de una manera burda; adiós a las esperanzas de contrapeso y equilibrio. Las “explicaciones” de Caro de por qué se adelantó la sesión y la votación de la iniciativa para desaparecer el IJM, la verdad que están para guardarlas en el archivo donde se almacenan las más grandes bajezas de la clase política mexicana; Caro hace gala de estulticia, carece de habilidades políticas, no sé qué hace ahí.
Me gustaría saber qué dicen y piensan las mujeres que trabajan con Alfaro, Margarita Sierra por ejemplo. ¿Y qué pasó con el voto a favor de Mara Robles y de las otras mujeres del MC? ¿Para qué sirve o quién podrá creer en la “bancada de mujeres” en el Congreso del Estado pomposamente armado en noviembre del año pasado con la idea de dar seguimiento a la agenda legislativa a favor de la igualdad de género y combatir la violencia? Claro, son ejemplo de cuando el activismo sólo sirve para llegar y alcanzar metas personales; de cuando las causas colectivas sólo sirvieron para trepar. Qué mal.
Ayer se publicó en medios que había una contradicción manifiesta en los colectivos, que pedían para México lo que rechazaban en Jalisco, pero no es así. Está claramente tergiversada la información. Para lo que no encuentro calificativos es la afirmación de Alfaro de que las “feministas inconformes” se aliaron con Morena, PRI y PAN para descalificar su propuesta cuando se había cuestionado desde el año pasado. ¿Así va a ser? ¿Cuándo algo no camine como él quiere entonces va a descalificar?
La actitud del gobernador Alfaro, la de Salvador Caro, las de las mujeres legisladoras que votaron a favor, las que guardaron silencio, el madruguete, el cierre de las puertas del Congreso a las activistas que querían manifestar su inconformidad e indignación, el desdén, las falsas promesas, el teatro, la simulación… todo eso es violencia.
¿Así va a ser? Si la respuesta es sí y no hay indicios de que se vaya a actuar de otra manera, apegada al sentir de la sociedad, sin engaños ni tretas mañosas, son malas noticias para Jalisco, muy, pero muy malas.

Columna publicada en El Informador el sábado 2 de febrero de 2019.

Bloqueo ferroviario: foco rojo


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Luego de las negociaciones de ayer con los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sección 18 de Michoacán, no se logró el retiro del bloqueo en las vías del tren que desde el 14 de enero pasado mantiene esa organización sindical en el tramo Lázaro Cárdenas-Maravatío. Las pérdidas son cuantiosas en verdad y las consecuencias en los estados vecinos gravísimas. Particularmente Jalisco que resulta afectado en dos sentidos: es un duro golpe al sector exportador y dificulta el abasto de gasolina y diésel.
Es un asunto complejo que deja en evidencia una vez más el desastre que es el sistema educativo nacional convertido en un verdadero engendro desde hace décadas alimentado administración tras administración con medidas perversas y paliativas, mal gestionadas y peor ejecutadas, siempre en contubernio con el sindicato. Y cosas peores.
Las quejas de los maestros en Michoacán son porque se les debe dinero desde hace más de diez años resultado de la irresponsabilidad y malos manejos de los gobiernos estatales (ojo), todo esto producto de la famosa, en su momento, federalización. Pues resulta (esto poco se conoce) que el 26 de noviembre del año pasado el Gobierno del Estado que encabeza Silvano Aureoles, por cierto, de viaje en España, decidió retirarse del acuerdo de la federalización y con esto, es el Gobierno federal el responsable de pagar los servicios de educación en Michoacán. Esta acción de Aureoles, al cuarto para las doce, con prácticamente cero margen de maniobra, tiene visos total y absolutamente desestabilizadores y considerando las afectaciones, es egoísta, negligente, mezquina y criminal.
Las pérdidas contabilizadas hasta el 23 de enero pasado sumaban siete mil 500 millones de pesos. Son más de 150 trenes parados, ocho mil 200 contenedores y aproximadamente millón y medio de toneladas de diversas mercancías detenidas. Los sectores más afectados son el agroalimentario (Jalisco es — ¿era?— el gigante agroalimentario de México) y el automotriz con pérdidas diarias por ¡200 millones de pesos! Cantidad que significa 20 % de todas las afectaciones que tiene el sector privado en el país según explicó el jueves Miguel Ángel Landeros, presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior, Comce.
Aun cuando el problema del desabasto de gasolina se lleva prácticamente todos los reflectores, el asunto de Michoacán (que además contribuye a empeorar la situación de disponibilidad de combustibles para Jalisco y el propio Michoacán) debería ser considerado de seguridad nacional y creo que no se le ha dado la importancia que merece ni se ha dimensionado (menos) en su justa medida. El bloqueo empieza ya a tener repercusiones que afectan el comercio internacional y hay empresas que están por perder contratos por incumplimiento en pagos o entregas. Es grave. Hay cientos de empleos en riesgo.
El delegado federal en Michoacán, Roberto Pantoja, en entrevista radiofónica, no muy convencido por cierto (Carmen Aristegui le repitió dos o tres veces la pregunta), dijo que en las próximas horas se estaría levantando el bloqueo mientras se sentaban a negociar todos los involucrados el próximo martes. Hasta ahora no ha sido así, con todo y que entre las medidas del Gobierno federal se adelantaron 200 millones de pesos al de Michoacán, producto de participaciones federales, para que haga frente a parte del adeudo con los maestros.
Esta acción tiene como propósito pagar a los docentes la primera quincena de enero pero la misma CNTE advirtió ayer que eso no era suficiente para reanudar las clases y suspender  las protestas entre las que se incluyen el bloqueo y plantones en la ciudad de Morelia. La deuda de años a los profesores se ha estimado en siete mil millones de pesos y lo que exigen es el pago de salarios atrasados, el reembolso del Impuesto Sobre la Renta de los aguinaldos de 2017 y 2018 y, aparte, plazas para los normalistas egresados en los últimos cuatro años. No sobra decir que es evidente que la mal llamada reforma educativa de Peña, no sirvió de nada y este conflicto tan grave es una prueba de ello, porque además estoy segura que hay otras intenciones detrás, desde la medida del 26 de noviembre de salirse de una acuerdo federal y añejo. Urgen acciones inmediatas y contundentes.

Columna publicada en El Informador el sábado 26 de enero de 2019.