sábado, 28 de marzo de 2020

Flor de un día

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


La situación por la que atravesamos los seres humanos en estos momentos es inédita y, por lo tanto, histórica. Con esa calidad adquiere una dimensión insospechada, pero todos, casi todos pues, estamos en el terreno de las reacciones... todavía.
La emergencia, las urgencias cotidianas, las pruebas y los errores, han sido enfrentadas y son enfrentadas de una manera o de otra, en algunos países francamente mal y en otros, apenas bien. Es difícil saber cómo va a terminar todo esto porque además depende de las decisiones que se toman en las altas esferas. La gente como usted y como yo, víctimas de esta pandemia o amenazados por ella, estamos inermes ante las acciones que se definen y deciden en las alturas. Lo único que nos queda, como he repetido en este espacio, es confiar y hacer lo que nos toca: quedarnos en casa y lavarnos las manos.
Al cabo del tiempo, cuando el coronavirus sea erradicado, no de nuestra memoria ni de nuestras vidas, porque todo ya cambió, quedarán expuestos los que actuaron bien y los que lo hicieron francamente mal; los que se equivocaron porque no dimensionaron el problema pero no los movía la mala fe; y los que, al contrario, trataron de sacar raja, como decimos en México, es decir, ventajas económicas y/o políticas en una franca, abierta, burda y criminal actitud oportunista.
Los costos, las facturas para quienes tienen una posición de autoridad y/o de poder, empiezan a cargarse y a repartirse. Y todos van a pagar en mayor o menor medida, dependiendo de la mala fe, del nivel de marrullería, de la calidad y cantidad del cálculo político electoral que se han atrevido a estimar en plena crisis cuando en muchos casos, ni siquiera, se tiene una mínima idea de los alcances, de la magnitud de la pandemia. Como dijo en estos días un político italiano: “en estos momentos lloramos; ya llegará el tiempo de pasar las cuentas”. Y así será en todo el mundo.

Jalisco con 77 casos confirmados y tres personas fallecidas por Covid-19 hasta el 27 de marzo de 2020. Recorte del mapa de Google maps.
En el contexto reactivo en el que todavía estamos, en México particularmente, no podría decir que se están tomando las mejores decisiones en ningún sentido y desde ningún orden gubernamental. Me atengo a lo que sé que sucede en el mundo y cumplo con lo que me toca, pero sí creo, que específicamente Enrique Alfaro y, de su mano, Ricardo Villanueva, están tratando de sacar una raja política inconmensurable, pero también incomprensible, porque los estamos viendo y nos damos cuenta.
Basta con dar una revisión somera a las redes sociales preferidas sobre todo del gobernador para darse cuenta de que no las trae todas consigo.
Desde su primera aparición en redes sobre el asunto del coronavirus, la actitud ha sido beligerante y de franca confrontación con el Gobierno federal; siempre sitúa a Jalisco (y nos lleva entre las patas) en perspectiva con lo que hace o deja de hacer la Presidencia de la República, es decir, actúa motivado por intereses que no están estrictamente relacionados con la emergencia. Creí por un momento, por dos expresiones, que había rectificado su actitud, pero no lo hizo, la verdad es que fue flor de un día.
En alguna de tantas intervenciones ante los jaliscienses con computadora o smartphone (me gustaría saber cuántos tenemos ese privilegio) repitió varias veces que nadie, pero nadie, nadie del Gobierno federal, desde que empezó la contingencia, se había comunicado con alguien del Gobierno del Estado ¿y? ¿Por qué él no tomó la iniciativa? Digo, todavía podría hacerlo, sobre todo si cree que el Presidente la está regando y está equivocado en la estrategia ¿por qué no muestra con puntos y comas el modelo predictivo que hizo la Universidad de Guadalajara? Y si es tan bueno ¿por qué no lo comparte? ¿por qué no lo propone para que las medidas derivadas se apliquen a nivel nacional? Si lo hiciera entonces sí sería creíble su tono de preocupación por los jaliscienses y no sólo eso, dejaría claro que le importamos todos los mexicanos, la humanidad entera vamos.
Lamento de verdad que un político que parecía tener un gran futuro cayera en el recurso fácil del oportunismo barato para llevar agua a su molino aprovechando una situación de emergencia a la que ha contribuido con alarmismo y confrontación, en lugar de con generosidad. Lo lamento de verdad, la decepción es grande. Porque, además, dicho sea de paso, aunque tiene una gran importancia, el plan emergente que propone dizque para ayudar a las personas sin empleo o en la informalidad, además de que es para quien tenga algún dispositivo, exige un montón de requisitos y quien lo reciba tendrá que ser mandadero en hospitales, repartir comida o hacer trabajos de limpieza. ¿Y si hubiera apelado al voluntariado y a la solidaridad? Es claro que ni siquiera lo pensó, lamentable.

Columna publicada en El Informador el sábado 28 de marzo de 2020.

sábado, 21 de marzo de 2020

Nos toca II


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Podemos estar de acuerdo o no con las medidas del Gobierno federal o con las del Gobierno del Estado, nada más, porque lograr que se ajusten a nuestros deseos y expectativas, a lo que consideramos que es lo mejor de acuerdo con nuestro sentido común y la información de la que disponemos, por más que intentemos hacernos escuchar, es punto menos que imposible.
Por un lado, podemos confiar y encomendarnos si somos creyentes; también podemos enojarnos, aunque no creo que sirva para algo, bueno, quizá de catarsis y desahogo, un ratito y ya, luego a lo que sigue; podemos entrar en pánico y que nos paralice el miedo, pues tampoco servirá de nada; lo mejor es hacer lo que nos toca, insisto. Si estamos tranquilos será fácil.
Las dos medidas principales para atajar la propagación del virus dicho y redicho por expertos de todo el mundo son: quedarnos en casa y lavarnos las manos frecuentemente. Se trata de ser responsables y solidarios. Escuché a un médico español desesperado porque la gente sigue saliendo a la calle; dijo algo, al borde del llanto, que me parece clave: “a este virus sólo lo puede matar la solidaridad”.
Nos toca, no hay de otra, la solidaridad depende de nosotros. La cuestión es salir del torbellino del individualismo al que nos han confinado y quizá esta sea la gran lección de la pandemia: la recuperación de la humanidad, del cuidado del otro, de los comportamientos éticos.
Nos toca hacer muchas cosas en estos días, bueno, y están las que nos tocan y las que podemos emprender como una forma de aportar, de contribuir, de ayudarnos entre todos a pasar la contingencia estos días de la mejor manera posible. Va una listita:
1.- Quedarnos en casa, darle prioridad a eso. Salir sólo a lo estrictamente necesario. Es difícil, pero es la única manera de detener el contagio y atajarle el paso a la pandemia. Es real. Sólo hay que ver los casos de Italia y España.
2.- Hay un montón de servicios que se pueden solicitar por teléfono o por internet para el surtido de diferentes productos. Desde alimentos hasta artículos de limpieza. Son una buena opción.
3.- Organizarnos lo mejor posible con nuestras actividades, sin estrés ni pánico, sólo estorban. Tranquilamente, apoyándonos unos a otros. Hoy por ti, mañana por mí.
4.- Parar en seco conductas o mensajes alarmistas, no ayudan en nada y sí pueden hacer daño.
5.- Parar en seco conductas o mensajes que fomenten la división entre nosotros. #NosNecesitamosJuntos.
6.- Extremar precauciones, nunca sobran.

Google maps

7.- No hacer compras de pánico. Hay inventarios en las tiendas de todos los tamaños y de todos los productos, pero si compramos de más, entonces sí hará falta de todo. Hay que pensar en todos, en los otros, por solidaridad y para una sana convivencia.
8.- Tener en mente a las personas que no tienen trabajo o que están en la informalidad, o que están en situación de calle o tienen trabajos precarios. Tenerlas en mente es apoyarlas en la medida de lo posible con generosidad y sin condiciones.
9.- Estar bien informados, verificar todos los datos que nos lleguen, no alentar la polarización ni la manipulación partidista de ningún color.
Sé que soy repetitiva en algunos puntos, pero creo que son muy importantes. Como a muchos, no me gusta la actitud del Presidente en esta coyuntura, repruebo sus giras y el show de las estampitas; de manera que, precisamente por eso, con mayor razón nos toca. Reitero: las medidas principales dependen de nosotros.
Repruebo también a los que organizaron el viaje a Vail y a algunos de los que fueron en plena crisis de Covid-19 en Estados Unidos, porque además de esa decisión inconsciente, llegaron y no se recluyeron; y, por si fuera poco, trataron de manipular, algunos de ellos, con mensajes vía WhatsApp donde dejaron en evidencia que lo último que querían era alertar sobre la propagación del virus que ellos mismos están generando, sino tirarle al Presidente; el nivel de inconsciencia es descomunal. Jalisco es líder en contagios gracias a ellos.
Lamento y repruebo la manipulación partidista, por ejemplo, que intenta la senadora (¡qué desgracia!) Verónica Delgadillo, muy al estilo de Samuel García (otra desgracia de político) cuando deberían ser ejemplo, tienen la mesa puesta para serlo y la desaprovechan. Celebro, en cambio, que el gobernador de Jalisco haya cambiado su actitud beligerante, ya era hora. Espero que así se mantenga por el bien de todos.
Las conductas alarmistas, los mensajes y videos montados y actuados contra el gobierno están generando pánico o negligencia, como todo el ruido ensordecedor que hay en redes sociales. También eso nos toca: silenciar el ruido y las estridencias no sólo innecesarias sino perjudiciales. Una vez más: nos toca.

Columna publicada en El Informador el sábado 21 de marzo de 2020.

sábado, 14 de marzo de 2020

Nos toca


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

No sólo en México se toman las desgracias, los desastres y las contingencias con humor; en Italia pasó, hubo memes y, al principio, la reacción de políticos y opositores fue muy similar a lo que estamos viviendo ahora en nuestro país incluso con actitudes de lo más irresponsable como la del senador (por Dios), Samuel García Sepúlveda, quien se basó en información que ha circulado en redes sociales para decir que se maquillan cifras sobre la cantidad de mexicanos confirmados con el nuevo coronavirus, el Conavid-19. En estos casos la revocación de mandato debería ser automática; es criminal lo que hizo.
Vivimos juntos la experiencia del AH1N1 y, con sus diferencias, sabemos de qué se trata y lo que nos toca. En aquellos años nos portamos de manera ejemplar, en términos generales, con todo y que muchos pensábamos que era exagerado o, incluso, una farsa. Por sí o por no, por las creencias y temores de todos, era necesario cumplir con las disposiciones y cuidarnos entre todos; vacunarnos, aunque no creyéramos en las vacunas, por ejemplo. Hicimos lo que teníamos que hacer y salimos adelante ¿por qué tiene que ser distinto ahora?
No depende de ningún gobernante, somos nosotros, la sociedad, la que se informa y toma las medidas necesarias, las que considera pertinentes, las que le indica su intuición, su buen juicio, su sentido común. Contamos ahora con información en cantidades industriales y seguramente con elementos para discriminar y saber qué sí es confiable y qué no.
Lamentablemente, tanto en Italia como en España, por mencionar los casos que he seguido, muchos jóvenes, al suspenderse clases, decidieron tomarlo como si fueran vacaciones y esta decisión irreflexiva contribuyó al incremento de los niveles de contagio que registran ambos países. Hasta ahora, después de miles de personas enfermas y cientos de muertos, se promueve el hashtag #MeQuedoEnCasa.

Imagen tomada de Gobierno de México.

Estamos perfectamente a tiempo de tomar las medidas pertinentes y, sobre todo, mostrar una actitud serena, responsable, enfocada en lo que viene, sin pánico, para que cuando se llegue a la segunda fase estemos prácticamente blindados contra el coronavirus, el nuevo, que sabemos pone en riesgo la vida de los adultos mayores, sobre todo.
Nos toca y sabemos que hay que lavarse las manos, evitar las reuniones y la asistencia a lugares concurridos. Y si no, hay una página disponible para estar al día de la información relativa y de las políticas públicas de salud en nuestro país: COVID-19
El rector general de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva, en la conferencia de prensa de ayer con el gobernador Enrique Alfaro, dijo algo que no me parece descabellado y que, si tenemos en mente tal idea como meta, saldremos muy bien librados: si Jalisco tiene cero casos hasta ahora, hay que mantenerlo así y transitar por la contingencia en las mismas condiciones, de manera que todas las medidas preventivas son bienvenidas, los operativos, las clases virtuales, sí, todo muy bien, pero lo principal nos toca a nosotros.
Pronto tendremos que encerrarnos en casa, hacer todo virtual, estar bien informados, llamar a los teléfonos en caso de duda o sospecha: 800-0044-800 del Gobierno federal y 333 823 32 20 del Gobierno estatal, ambos funcionan las 24 horas. Y en la página cuya liga ya agregué, también hay información sobre mitos y realidades, experiencias y artículos científicos, materiales de consulta y otros muy útiles.
Sin alarmas y con plena claridad, debemos aprestarnos ya a las medidas extraordinarias que nos cambiarán la vida. Depende de nosotros que esto sea más o menos traumático, más o menos prolongado. Tenemos tiempo para aprender de las experiencias en otros países y prepararnos convenientemente sin añadir presiones o angustias innecesarias.
Nos toca hacer caso omiso de voces irreflexivas e irresponsables que, para variar, llevan agua a sus molinos, no es momento para eso, sí hay que resistir cualquier intento de manipulación o de tergiversación que perjudique lejos de contribuir; es criminal que lo hagan y aticen el fuego de la división.
Nos necesitamos juntos; nos toca ser responsables, inteligentes, conscientes, solidarios, compasivos... estar muy al pendiente del otro, de los otros. No vendrá nadie del gobierno federal ni estatal ni municipal a lavarnos las manos, ni a impedir que asistamos a algún lugar pletórico de gente, ni que vayamos a un centro de salud porque creemos que estamos enfermos ni podremos tener un vigilante que cuide las distancias. Reitero: nos toca.

Columna publicada en El Informador el sábado 14 de marzo de 2020.

sábado, 7 de marzo de 2020

Respeto y libertad


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Desde el anuncio de la marcha del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, pero, sobre todo, a partir de la decisión de organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres de convocar a un paro para el lunes 9 de marzo, el tema se catapultó a los extremos de las diversas posturas y, en un principio, parecía que se había pervertido, particularmente por la intervención de grupos políticos antes ajenos y, de hecho, contrarios a las luchas feministas.
Estos grupos, asociados franca y abiertamente con la derecha, pensando en el espectro ideológico-partidista, aprovecharon de inmediato la oportunidad que dejó abierta el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuando se mostró más bien tibio, ambiguo y reduccionista con respecto a este asunto. Su postura coyuntural, que sí contrasta con hechos, específicamente la paridad de género en su gabinete, por ejemplo, ofreció en bandeja de plata la ocasión para dividir, juzgar y llevar agua a sus molinos. Llegó un momento, hace unos quince días, en que si cualquiera estaba contra la marcha seguro era Amlover y si estaba a favor, conservador, de derecha y ultraderecha.
Al paso del tiempo, poco tiempo, el movimiento por si sólo retomó su camino después de las desviaciones impuestas y eso me parece muy significativo porque trascendió a la descalificación, el desdén, la criminalización y las tergiversaciones con todo y las intervenciones muy desafortunadas de gente de a pie, por lo menos dos mujeres que han difundido sendos videos por WhatsApp, y no se diga del cardenal Juan Sandoval Íñiguez, que lejos de contribuir con varios puntos y lazadas a recuperar el tejido social, lo desbaratan.

AllCityCanvas.

Está bien no estar de acuerdo, es lo mejor que nos puede pasar, pero con estas actitudes, secundadas por muchos y muchas, lo que hay es una clara falta de respeto a quien piensa diferente. Esto es lo que tendríamos que trascender.
¿No están de acuerdo con la marcha, con el paro, con los movimientos y causas feministas? No asistan, no lo practiquen, no lo promuevan y está bien; desde el lado de las opositoras también tiene que haber respeto. Cuando alguien respeta, aunque no comparta, la reciprocidad es obligatoria.
Las luchas por el respeto de los derechos de las mujeres son añejas y globales; unos países avanzan más rápido que otros y es cierto y es real que en México estamos muy atrasados. La misoginia es un hecho incuestionable que se comprueba en acciones sutiles, no tan sutiles y muy cotidianas.
Hay ejemplos en las relaciones familiares, en las personales, no se diga en las laborales y esto tiene que cambiar. A puestos o responsabilidades iguales, salarios iguales para hombres y mujeres; y hacia el interior de las empresas, muchas de las que han manifestado su apoyo al movimiento (es otra opción con respecto a lo que sucederá mañana y pasado), ni el embarazo, o los hijos, ni el matrimonio, el divorcio o la reconciliación deberían ser factores a considerar para garantizar la permanencia o no de una trabajadora en la compañía y muchas veces eso pesa, por ejemplo, en los casos de recorte.
Este es uno de los puntos centrales de las luchas feministas y, por supuesto, entre muchas otras, la exigencia de un alto total a la violencia y de una mejor intervención de las autoridades de todos los órdenes de gobierno para atajarla y combatir la impunidad. Hemos sido testigos de feminicidios horrorosos en nuestro país y no debe ser un consuelo ni es una respuesta que matan más hombres y que en otros lugares del planeta es igual o peor. No. Es preciso trabajar por modificar nuestra realidad y lo menos que necesitamos como sociedad son comparativos y descalificaciones; denostaciones violentas y groseras.
Respeto y libertad para reconocer a quienes piensan diferentes sin intentar imponer o cambiar, respeto simplemente, ni siquiera tolerancia... Respeto a la libertad de participar o no, de manifestarse o no, de no moverse el 9; de alzar la voz después de tantos años de silencio; o de callar si esa es la decisión.
La marcha de mañana se suma a las marchas que tendrán lugar en casi todo el mundo y el paro en México es una muestra de que el movimiento avanza, de que superó los obstáculos en los que se convirtieron los oportunismos partidistas; y refuerza la esperanza en que se seguirán reduciendo las diferencias: de que las mujeres no ganarán menos que los hombres, tendrán más y mejores empleos; no serán prescindibles si se casan o se reconcilian con sus parejas o si se embarazan; y la violencia será perseguida y aminorará; la esperanza de que es posible vivir en un México de respeto y libertades, sin divisiones, con manos que tejen y no que desbaratan.

Columna publicada en El Informador el sábado 7 de marzo de 2020.

Sobre el INE (IFE) y la memoria


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Siempre he dicho y escrito que, pese a que nos acusan o juzgan a todos los mexicanos de ser desmemoriados, yo creo que no es cierto y quien realmente no tiene memoria, bueno, a veces sí y a veces no, dependiendo de qué conviene, es la clase política. En este orden de ideas, empezará a quedar claro el porqué del título de este comentario.
De entrada, el hecho de que el Instituto Nacional Electoral tenga ahora este nombre, no quiere decir que sea un organismo sin antecedentes, tanto internos (hay un Servicio Electoral de Carrera) como externos, por supuesto.
Y, antes de entrar en materia, sí creo que detrás de este movimiento dizque para defender al INE hay intereses cercanos o estrechamente vinculados a alguna fuerza política; es decir, no es ciudadano ni surgió espontáneamente, fue urdido y maquinado por alguien.
¿Defender al INE? Como no sea de sí mismo, entonces sí creería que la manifestación, aunque rala, fue auténtica. ¿Hubo alguna repercusión? ¿Se entregó algún pliego petitorio? ¿Alguna carta o exposición de motivos? Nada. Y luego, el plantón de defensa del INE fue afuera del INE: ¿a manera de escudo? ¿Para no dejar pasar a las fuerzas del mal? ¿A los agresores o atacantes? ¿No tendría que haber sido afuera del edificio donde están los representantes del Gobierno federal? ¿O de Morena? Por favor, fue de un nivel de ridiculez que pasma, de verdad, y perdón por los acarreados o manipulados, pero no lo puedo leer de otra manera.
Desde que se ciudadanizó el Instituto Federal Electoral, como se llamó por más de 20 años, ha sido sistemática y persistentemente agredido. Elección tras elección, como en un script. Sucede cada tres y cada seis años. Por lo general, cuando los partidos no gozan de las preferencias en las encuestas preelectorales, arman como estrategia la descalificación del órgano electoral.

Consejo General del INE.

Alguien interesado podría revisar las notas de prensa de los procesos electorales y se encontrará con eso; hasta podría ser tema para una tesis. Recuerdo un episodio, casi como si hubiese sido ayer, cuando a unos meses de iniciar el proceso electoral del año 2000 y luego de varios meses de ausencia, Enrique Ibarra Pedroza, en ese entonces representante del PRI ante el Consejo General del IFE, regresó para presentar, aliado con el Verde y el PT (16 de marzo de 1999), una queja de juicio administrativo “por conducta parcial y poco objetiva” contra cuatro consejeros: Emilio Zebadúa y Jaime Cárdenas, asociados con el PRD; Jesús Cantú con el PT y Alonso Lujambio, con el PAN. Y para anunciar que el viernes siguiente (19 de marzo de 1999) presentaría una demanda de juicio político contra los mismos consejeros, pero en la Oficialía Mayor de la Cámara de Diputados. Me tocó cubrir esa nota. El aire pesaba, salían chispas de la sala de sesiones. Fue un golpe muy duro. José Woldenberg, presidente del IFE, dijo que iniciativas de esa naturaleza erosionaban y desgastaban al instituto. Nunca pasó nada contra los consejeros, pero sí quedó como antecedente de las descalificaciones recurrentes que los mismos partidos arman contra la autoridad electoral. No creo que esto pare, pero por lo pronto, como ciudadanos, hay que tenerlo en mente.
Y si los ataques son elección tras elección desde hace tanto tiempo ¿cómo es que nadie había salido a las calles a defender al INE? ¿Por qué hasta ahora? ¿Surgió como por parte de magia la conciencia cívica? De los que ahora se dicen defensores del INE ¿exigieron acaso la destitución de Lorenzo Córdova, el actual presidente, por adelantar un cambio con el propósito de mantener el control en el instituto? Sí, adelantó la sustitución del titular de la Secretaría ejecutiva con la intención de que los futuros nuevos consejeros, cuatro, que se elegirán en breve, no participaran en ese proceso ¿alguien de los manifestantes el domingo dijo algo?
Finalmente, el asunto que se dirime con más intensidad en estos días es el que tiene que ver con un morenista de hueso guinda: John Ackerman, quien fue propuesto por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (léase Rosario Piedra Ibarra... ¿Cómo para qué? no había ninguna necesidad, es decepcionante) para integrar el Comité Técnico que evaluará a los aspirantes a ocupar uno de los cuatro asientos disponibles en el Consejo General. Su nombramiento está en veremos, pero sería un gran acierto que simplemente declinara y parara todas las descalificaciones, confusiones y malentendidos que este asunto está generando. Morena podría distinguirse como el primer partido que no mete mano en el órgano electoral, pero no, cayeron en la tentación de todos los demás, porque desde hace lustros el reparto de asientos en el INE es un proceso intenso que resulta de la intervención de todos los partidos ¿o ya no se acuerdan?
No es la primera vez que el INE está en los reflectores, de hecho, siempre está en la mira y Córdova no hace mucho para evitarlo, al contrario. A él le toca. De parte de la clase política, es un asunto de memoria y desmemoria.

Columna publicada en El Informador el sábado 29 de febrero de 2020.