Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Ya son
muchos años de lucha y, la verdad, aunque no puedo decir que no se ha avanzado,
los logros son lentos, pocos, se han ido dando con cuentagotas, se regatean o
se autorizan como concesiones graciosas, como si nos hicieran el favor. Y las
resistencias e inercias son poderosas. Y pasa que, ante el más mínimo avance, llueven
reclamos, burlas, desdén o reconocimientos disfrazados.
Arrastramos
como humanidad usos y costumbres, en todas las culturas, en mayor o menor
medida, que sí dejan en desventaja a las mujeres, la minimizan, la segregan, la
nulifican, la agreden. Es una realidad. Y están las desventajas, pero también
las violencias motivadas por todo y por nada, por apreciaciones y percepciones
que nacen de lo más profundo de las herencias patriarcales que aún se resisten
a que el orden de las cosas cambie, de una vez y para siempre.
Es
claro que no ha sido fácil, ni lo será lo que falta, pero ojalá el avance
acelerara la marcha porque, en el ínter, los feminicidios, las violencias de
todo tipo, los retrasos y la discriminación, no cesan. En muchos casos, al
contrario, se recrudecen. Lamentablemente el ejemplo más cercano es el
incremento en la violencia contra las mujeres en los hogares, durante este año
y medio de confinamiento intermitente en el mundo por la pandemia.
Los
mecanismos para el adelanto de las mujeres, los marcos legales tendientes a
defender y proteger a las mujeres, a mejorar las condiciones laborales, de
estudio, de vida, de desarrollo, de interrelaciones familiares, profesionales y
sociales, son desiguales con marcadas diferencias entre un país y otro, pero no
se puede claudicar ni bajar la guardia; al contrario, hay que imprimir
velocidad.
Fuente: ONU Mujeres.
En el
contexto de la pandemia las mujeres han desempeñado un papel fundamental en
todos los ámbitos y podría ser la ocasión para que el reconocimiento se dé sin
resistencias en una acción fundamental y necesaria para emprender un nuevo
camino juntos todos los seres humanos, un camino armonioso y productivo,
benéfico para unas y otros, especialmente para la niñez, porque crecerán bajo
otros códigos y nacerán nuevas costumbres, donde la equidad sea natural, tan
natural y normal que ni siquiera será necesario nombrarla o pedirla o pelear
por ella.
Con
todo y lo que se puede cuestionar de la ONU y sus filiales, para el 8 de Marzo
de este año me llamó particularmente la atención el tema que eligieron porque
realmente refleja que se logró detectar, con una gran sensibilidad, justo el
papel de las mujeres en el contexto de la pandemia: “Mujeres líderes: por un futuro
igualitario en el mundo de la Covid-19”.
Durante
la emergencia sanitaria han quedado en evidencia los liderazgos femeninos en el
manejo de la pandemia, por ejemplo, hablando de estadistas y mujeres
gobernantes; pero también en lo cotidiano, en el día día; en el lento y
complejo proceso de adaptación a las circunstancias para combinar los cuidados
y el encierro, con la lucha por la vida, el trabajo, la familia, la escuela y
las actividades de los hijos, la protección de los abuelos, el desempeño de funciones
dobles y triples en el trabajo y/o en el hogar. Incluso, y de manera muy
relevante, en la contribución a las dinámicas económicas por todos los
productos, básicos y no que consumimos las mujeres y que mantienen en pie a
negocios de todos los tamaños, pero particularmente los pequeños, muy pequeños
o hasta individuales.
ONU
Mujeres lo reconoce: “Las mujeres líderes y las organizaciones de mujeres han
demostrado sus habilidades, conocimientos y redes para liderar eficazmente los
esfuerzos de respuesta y recuperación ante la Covid-19. Actualmente se acepta
más que nunca que las mujeres aportan experiencias, perspectivas y habilidades
diferentes y que contribuyen de manera indispensable en las decisiones
políticas y leyes que funcionan mejor para todas y todos”. Es real, es lo que
es, en todo el mundo. Con los recursos que han tenido a la mano y las
circunstancias y entornos que las envuelven, son más los casos de éxito a la
hora de enfrentar la emergencia sanitaria, que los fracasos.
Y
precisamente por esas acciones que no han pasado inadvertidas, es que ONU
Mujeres eligió el tema del 8 de Marzo y lo vinculó con el tema prioritario del
LXV periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la
Mujer: “La participación de las mujeres y la adopción de decisiones por ellas
de forma plena y efectiva en la vida pública, así como la eliminación de la
violencia, para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de
todas las mujeres y las niñas”. ¿Qué más?