jueves, 6 de agosto de 2009

¿Quién dijo yo?

LAURA CASTRO GOLARTE

Hasta ahora, los casos de alternancia en México no han funcionado. En gran medida, el sentido de estos cambios que se dan cuando los electores votan mayoritariamente por el candidato de un partido distinto al que en ese momento es gobierno, es que las nuevas autoridades hagan una revisión de las gestiones de quienes los precedieron, sin embargo, no se ha hecho así.
Es decir, sobre la base de que quienes fueron gobierno “administraron” recursos públicos, los que llegan tienen que calificar y fincar responsabilidades si es el caso, pero en México, insisto, hasta ahora, sólo ha servido para que entre quienes se van y quienes llegan, se negocie y se tomen acuerdos que implican protección mutua, en ese momento y a futuro. Es decir, de alguna manera ofrecen impunidad para cuando se ofrezca: “hoy por ti, mañana por mi”. Muy generosos entre ellos.
¿Cuántas veces hemos sido testigos de cuentas públicas que se revisan en el Congreso del Estado y terminan con observaciones mínimas, risibles, increíbles? ¿Cuándo se han fincado responsabilidades por obras mal hechas? ¿Desviación de recursos? ¿Nepotismo? ¿Tráfico de influencias?
Y no dudo que se tengan pruebas y documentos para llamar a cuentas a los responsables, sin embargo, es hora que los jaliscienses y los mexicanos en general, no vemos que se haga justicia.
Es ya un lugar común de futuros presidentes municipales, diputados, gobernadores y hasta presidentes de la República, ante gestiones cuestionadas por la ciudadanía, cuando la exposición de corruptelas es clara e incuestionable, recurrir a frases como “no emprenderemos una cacería de brujas”, “no se tomará ninguna decisión con base en la venganza o el revanchismo”.
Y pasan tres y seis años y todo sigue igual, gana un partido, luego otro y no vemos que de una administración a otra haya rendición de cuentas, se finquen responsabilidades y se apliquen sanciones. Luego también, y de manera muy conveniente para todos, hay lagunas legales que impiden que la justicia sea una realidad.
Ahora tiene que ser diferente, los futuros gobernantes, del orden que sea, deben actuar valiente y generosamente y no sólo para comprar protección a futuro. No quiero pecar de ingenua. La red de intereses es amplísima y resistente, las características del sistema apagan las mejores intenciones de muchos de los que se convierten en servidores públicos vía el voto popular, pero por algún lado hay que empezar y pronto.
¿Quién se preocupa por la protección a futuro de la sociedad, la que paga impuestos, la que vota, la que sufre carencias por la incapacidad de los gobernantes, por sus componendas? ¿Quién dijo yo?

Artículo publicado en El Informador el miércoles 5 de agosto de 2009.