domingo, 6 de septiembre de 2009

Mensaje

LAURA CASTRO GOLARTE

El Presidente de México, Felipe Calderón, en realidad no dijo nada que no sepamos casi todos en este país: no hay alternativa, el momento es definitorio y las cosas tienen que cambiar. Difícilmente encontraremos a alguien que no coincida.
La diferencia es que lo dijo el Presidente en un país en donde la clase política busca frenéticamente (y si no las manda hacer) cifras para el consuelo, para hacernos creer y autoconvencerse, de que no estamos tan mal...
Por primera vez, hasta donde recuerdo, un Jefe del Ejecutivo federal habla de esa manera y resto aquí todas las variables posibles como las razones o los motivos detrás del mensaje: resultado electoral, nueva conformación de la Cámara de Diputados, crisis en Acción Nacional, imagen…
Es cierto, no hay vuelta de hoja. En México enfrentamos una situación compleja que si bien no es nueva, en estos tiempos adquiere otra dimensión y reclama con urgencia de la voluntad de todos, no sólo de la clase política.
La pobreza, los rezagos en materia educativa y de salud, las condiciones laborales, los sindicatos, el petróleo, la cuestión político-electoral, la inconformidad social, el deterioro ambiental, indígenas, niños, mujeres, ancianos, el agua, los alimentos, la inseguridad, las injusticias, la impunidad…
Prácticamente no hay ámbito o asunto que se salve y no sirve inventar consuelos, al contrario, es pernicioso, impide ver la realidad tal cual es y, por ende, las decisiones que se toman, las acciones que se emprenden en un contexto de ficción y simulación, se convierten en paliativos y despilfarros.
Aunque no mencionó todo (a los indígenas por ejemplo) y en citas como “el respeto a la autonomía sindical” hubiera querido otro mensaje, como el compromiso de pedir cuentas a dirigentes sindicales (SNTE, CFE, IMSS, FTSE, Pemex…), es mucho lo que reconoció Felipe Calderón y sí, hay que tomarle la palabra, desde la sociedad, para exigir, actuar, dejar de lado divisiones atávicas, añejas y estériles, fortalecer nuestras voluntades y blindarnos contra la manipulación extrema y persistente, hacer lo que nos toca, para que por nosotros no quede, recuperar el amor por México, el valor del patriotismo, el sentido de solidaridad, la cultura del esfuerzo, para usar nuestros talentos y compartirlos generosamente.
Hemos perdido tanto tiempo, nos desgastamos en cuestiones nimias y nos ahogamos tan frecuentemente en vasos de agua, mientras el país se nos va a todos de las manos.
La invitación es para, primero, reflexionar en torno al mensaje presidencial y ponernos todos los sacos que nos queden, sin negligencia, sin esperar a que otros lo hagan primero, ya, cuanto antes y, después, a trabajar.

Artículo publicado en El Informador el sábado 5 de septiembre de 2009.