sábado, 23 de enero de 2010

Debilidad y fortaleza

LAURA CASTRO GOLARTE

Después de las elecciones del año 2000, sucesivas reformas electorales han tenido como propósito, entre otros, fortalecer el sistema de partidos. ¡Y vaya que lo han logrado! Hoy es prácticamente un consenso que vivimos en una clara, cínica y a parecer irremediable partidocracia.
Y luego de los comicios de julio de 2009 nos queda claro que las promesas de que la clase política serviría a la sociedad; de que habían equivocado el rumbo pero lo retomarían; de que escucharían las demandas ciudadanas y cuestiones por el estilo, sólo eran poses para ganar votos. Una vez más, nuestros políticos nos dan un palmo de narices.
Siguen en la tónica de hacer y deshacer a su antojo pese a la inconformidad y enojo ciudadano.
Pues bien, ahí está, desde la óptica de las dirigencias y militancias partidistas, los institutos políticos están más fuertes que nunca, incluso sus problemas internos son conflictos “normales que se dan en todas las democracias”, aunque, claro está, la percepción de la sociedad sea otra.
Dicen que reconquistarán la confianza de los mexicanos, pero lejos de emprender alguna acción concreta con ese objetivo, hacen todo al revés, prácticamente sin excepción, al grado que su modus operandi raya en el cinismo.
Mientras ellos piensan que cada vez están más fuertes (diseñan y aprueban leyes a modo, negocian con base en intereses personales y electorales, gozan de las más altas prerrogativas vía los impuestos que pagamos los contribuyentes y de otros privilegios, fuero por ejemplo) lo cierto es que se están debilitando a pasos agigantados y la muestra más clara es el oportunismo del que han hecho gala ahora que están en puerta elecciones para gobernador en 12 entidades federativas.
La carrera electoral es imparable y mientras hay una reforma política en la sala de espera, crisis económica, inseguridad rampante, desempleo, pobreza extrema y problemas de salud, la clase política está enfrascada en su obsesión por el poder (cosa que ya no es nueva) y, en un hecho inconcebible, surrealista o de plano extraterrestre, se plantean como algo posible alianzas entre adversarios acérrimos con posturas irreconciliables, hasta ahora.
Se está discutiendo si el PRD y el PAN se alían para contender por los puestos en juego este año, especialmente en Oaxaca. Los dos extremos del espectro político, es decir, derecha e izquierda, intentan darse la mano para hacerse con el poder e impedir que el PRI siga avanzando o permanezca.
Incongruencia, claudicación, falta de ética, renuncia a principios ideológicos, son las lecturas de la posibilidad de este tipo de alianzas, ni qué decir si es que se llegan a concretar. Es escandaloso.

Artículo publicado en El Informador el sábado 23 de enero de 2010.