sábado, 3 de abril de 2010

Percepciones

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE

Todos los días, a todas horas, nos enteramos por las noticias y por referencias de familiares, vecinos, compañeros y conocidos, de hechos delictivos de mayor o menor gravedad.
Nada más en las últimas semanas hemos sabido de niños y jóvenes muertos en Ciudad Juárez y en El Naranjo (Durango); y de la violencia creciente en Monterrey, en donde los narcobloqueos continúan y por lo menos tres civiles, entre ellos dos estudiantes, ahora están muertos porque de pronto se encontraron en la línea de fuego de un enfrentamiento entre soldados y delincuentes.
Esta semana también supimos que, aparentemente sin motivo ni razón alguna, fueron incendiadas cuatro casas en Juárez y no se digan los espeluznantes casos de los niños muertos en Guadalajara y Huixquilucan en un entorno ajeno al narcotráfico pero inscrito en un ambiente de violencia. Y el ataque a indígenas wixárica en la zona norte de Jalisco que, al igual que los jóvenes en Durango, iban a recoger un apoyo federal.
No continuaré con el recuento, bastante tenemos con las notas diarias, sin embargo, estos datos recientes, más el conteo de los muertos por obra y gracia del crimen organizado y el narcotráfico (más de 17 mil en la administración de Felipe Calderón) no pueden ser un problema de percepción.
Entiendo que el Presidente de la República lo diga durante la inauguración de un hotel en Quintana Roo, se trata de atraer turismo y contener las alertas que han emitido Estados Unidos y Canadá a sus ciudadanos para que, de preferencia, no viajen a nuestro país, pero no es real y ofende. Lo peor es que al día siguiente ambas naciones reiteraron y ampliaron las recomendaciones en ese sentido
Recurrir además a datos comparativos entre peras y manzanas por lo demás (países con ciudades), me parece más un mecanismo de evasión que no sirve, al contrario, porque podemos pensar que si esa es la visión del Jefe de la Nación, si esa es su percepción, entonces la estrategia no está orientada con base en una realidad que nos rebasa y amenaza con acabar con nuestra muy frágil seguridad en los lugares en donde la violencia y las acciones de la delincuencia, no por no ser constantes, están ausentes.
No me parece tampoco que lo dicho por el Presidente de México haga cambiar de parecer a quienes sostienen que nuestro país es un Estado fallido.
La situación es grave, es real, los muertos siguen provocando dolor, lágrimas, ausencias y más muertes. He dicho, muy frecuentemente en las últimas semanas, que se necesita algo más que lamentaciones, se requiere carácter. Ahora añado la urgencia de reconocer el problema en su justa magnitud y, con base en un diagnóstico que casi cualquier mexicano puede hacer, actuar sin más retrasos, excusas y evasiones.

Laura Castro Golarte/Periodista
Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com