martes, 1 de marzo de 2011

Cordero

CIUDAD ADENTRO

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La nota de esta semana la dio el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, al afirmar que una familia mexicana con ingresos de seis mil pesos al mes, podía pagar la hipoteca de la casa, el crédito de un auto y hasta la colegiatura en escuela particular de sus hijos. Su dicho no se quedó ahí sino que aseguró que la recuperación de la economía había llegado ya a los bolsillos de los mexicanos.
Por supuesto, en cuanto se hicieron públicas sus declaraciones la andanada de críticas no se hizo esperar al grado que al día siguiente el funcionario se vio obligado a ofrecer una disculpa pública a quienes se hubieran sentido agraviados.
Quizá el secretario de Hacienda afirmó tal cosa porque la “recuperación” económica sí llegó a las arcas públicas y a la burocracia de los tres órdenes de gobierno. Se registró un incremento sin precedente en la recaudación fiscal y así ha sido en los últimos años, además de, por los nuevos impuestos (IETU y Depósitos en Efectivo), por los excedentes petroleros.
El dato podría interpretarse como una buena noticia, no obstante, los nuevos impuestos afectan sobre todo a contribuyentes ya cautivos y no hay datos contundentes con respecto a la ampliación de la base gravable.
De hecho, el acoso a los causantes cautivos es constante con cambios en los sistemas, en la manera de hacer las declaraciones, lo relativo a la firma electrónica y otros aspectos que complican el proceso de pagar impuestos.
Sin embargo, los gobiernos siempre están diciendo que no hay recursos para obra pública y no hacen nada bajo ese argumento o están solicitando créditos y préstamos a diestra y siniestra; diferentes dependencias, sobre todo si son desconcentradas y están enfocadas en la atención ciudadana (léase Derechos Humanos, organismos de transparencia y electorales) se quejan siempre por la falta de presupuesto, es decir ¿a dónde han ido a parar los ingresos fiscales “extras”?
Bueno, pues resulta que el gasto corriente de gobiernos municipales, estatales y del federal, en diferentes proporciones, ha crecido de manera constante también en los últimos años.
Una vez más estamos ante la certeza de que la distribución de la riqueza en México es de las más injustas en todo el mundo y no, la recuperación económica no ha llegado a los bolsillos de los mexicanos si pensamos en los estratos bajos y medios por supuesto.
Hace falta algo más que una disculpa. Queda en evidencia una vez más, la falta de sensibilidad en la clase política con respecto a la realidad nacional, a la que vivimos de manera cotidiana millones de mexicanos que no formamos parte de cúpulas doradas y que estamos fuera de los presupuestos públicos.
Más que una disculpa, los ingresos fiscales y la forma en que se gastan, tendrían que ser total y absolutamente transparentes y accesibles para todos los mexicanos.

Artículo publicado en El Informador el sábado 26 de febrero de 2011.