Ciudad adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
En su momento, la creación de la Comisión Nacional de
Derechos Humanos y de las correspondientes en los estados fue motivo de
celebración y de aliento. Ante un panorama de violación sistemática de los
derechos humanos en México, la existencia de una organización ciudadana de
defensa, era esperanzadora.
La posibilidad de que los ciudadanos tuvieran la oportunidad
de acudir ante un ombudsman abría un amplio campo de justicia y combate a la
impunidad en México, sin embargo, al paso de los años, casi 25, las comisiones
se fueron pervirtiendo y no por las instituciones en sí, sino por la
intervención de los gobernantes en turno, fueran del partido que fueran; y
luego ya, hacia el interior de los organismos.
Empieza a convertirse en típico que cuando una instancia
autónoma, ciudadana y al servicio de la sociedad está funcionando bien, los
gobernantes “metan mano” y las echen a perder, está el caso de las comisiones
de derechos humanos, el IFE ahora INE y los consejos e institutos en los
estados y no se diga los institutos de transparencia.
Y es que lo que sea benéfico para la sociedad e implica
poner un alto a abusos, componendas y marrullerías de la clase política no le
resulta conveniente, claro está, a esa clase política. Todos somos testigos de
cómo la confianza bien ganada del IFE se fue perdiendo sobre todo por la
asignación por cuotas partidistas de los asientos en el Consejo General.
El punto es que ahora la CNDH acaba de sorprender
gratamente. Cuando las posturas encontradas e irreconciliables entre el Gobierno
de México y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con respecto al caso
Ayotzinapa estaban más que estancadas, verdaderamente desgastadas, se da a
conocer el jueves un reporte de la CNDH que da pie a abrir una nueva línea de
investigación que si bien no descarta el incendio en el basurero de Cocula (uno
de los puntos más cuestionados y puestos en tela de duda por los expertos de la
ONU) aporta datos provenientes de un testigo protegido en donde se involucra,
además de al Ejército (por eso la insistencia entre los afectados y diversas
organizaciones de la sociedad civil de que “fue el Estado”) a la Policía
federal.
En internet a través de redes y en sitios de periódicos
circula un video de la propia Comisión Nacional de Derechos Humanos, en donde
con animación se recrea lo que presuntamente pasó la noche del 26 de septiembre
de 2014 en el puente de El Chipote en Iguala, Guerrero.
En la reproducción, la razón porque la que los jóvenes
fueron atacados, literalmente, se conoce a partir de la respuesta de un policía
de Iguala a la pregunta de un policía federal que llegó al lugar de los hechos:
“allá atrás se fregaron a un
compañero, se los van a llevar a Huitzuco. Allá que el patrón decida qué va a
hacer con ellos”. Los elementos federales no objetaron absolutamente nada y en
cuatro patrullas de la policía municipal se llevaron a los jóvenes hacia
Huitzuco; esa fue la última vez que se les vio con vida desde el 26 de abril de
2014. Para que bajaran del autobús los policías primero dispararon, aventaron
piedras y golpearon palos y macanas hasta que arrojaron por una de las
ventanillas rotas, gases lacrimógenos.
Los normalistas se vieron obligados a bajar y fue en
donde con violencia fueron sometidos y esposados.
Es indignante y doloroso; y esto se recrudece ante la
actitud que ha tomado el Gobierno federal al respecto, resumida en la famosa
frase de la “verdad histórica” y en la prisa por anunciar el fin de los
trabajos del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes el próximo 30
de abril como si las cosas se estuvieran haciendo bien.
Esta revelación de la CNDH es alentadora, reitero, por la
aparición o reaparición del organismo como debe ser y, además, porque deja de
ser, desde la perspectiva oficial, una “verdad histórica” y están obligados a
mantener y profundizar en las investigaciones. Ya lo he comentado antes: más
les valdría (aunque no parece que hagan mucho caso) ser transparentes y derechos
en todos los asuntos, pero particularmente en este que está en la mira no sólo
en México sino en el mundo.
Ojalá que la CNDH siga así, despierta.
Columna publicada en El Informador el sábado 16 de abril de 2016.