Ciudad Adentro
De pronto no
alcanzo a entender cuál es la razón o el motivo de que los gobernantes en
turno, en el país y aquí en Jalisco (no sé de otros casos hasta el momento), se
aferren a impulsar iniciativas hasta las últimas consecuencias, a pesar de que
no sólo no sean bienvenidas sino de plano rechazadas; el mensaje es que no les
importa porque en el proceso dañan el tejido social y la relación con los
afectados por tales medidas.
Van con todo en
asuntos que, además, no han sabido gestionar —se llama oficio político— ni socializar ni comunicar. Hay un serio
problema en esta materia, en ambos casos, coincidentemente. Y luego resulta que se echan
para atrás, por la presión o porque que la decisión, aparte, contravenía
disposiciones constitucionales y convenciones internacionales.
Digo, qué bueno
que han rectificado en ciertos casos (o que los han ayudado a hacerlo) pero me
sigo preguntando ¿por qué así? ¿Por qué aferrarse, con urgencia y la peor
práctica política, antes de asegurarse de que lo que ordenan o ejecutan es
verdaderamente lo mejor, que es algo que necesita o reclama la sociedad? ¿Por
qué actuar lastimando? ¿Por qué hacer enojar a los y las afectadas y a personas
interesadas en estos procesos? Se echa pleito, se hacen declaraciones
contundentes como para dejar claro quién tiene el poder y luego los cambios de
giro se revisten de actitud democrática
y todo eso, que escuchan, que consideraron, que tomaron en cuenta ¿por qué no
conducirse así siempre antes de lanzarse con todo como locomotora o aplanadora?
Esto lo comento
ahora, más que por las decisiones en el centro (en este momento), por la muy
reciente de esta semana aquí en Jalisco de restituir lo que se conoce como
Mecanismo de Adelanto para las Mujeres (MAM); en otras palabras, después de sorprender
(léase madruguete) con una reforma a
la Constitución del Estado para desaparecer el Instituto Jalisciense de las
Mujeres y embutir la agenda de Derechos Humanos y grupos vulnerables en una
secretaría, la de Igualdad Sustantiva entre Hombres y Mujeres, se rectifica y
se anuncia una nueva reforma, sobre la anterior, para que esa secretaría se
constituya en el MAM en lugar del instituto y se le dé la jerarquía y la
importancia que reclamaban los colectivos y grupos de defensa y promoción de
los derechos de las mujeres con base en lógica, sentido común, historia y convenciones
internacionales.
En general,
aunque algunas con reservas, las mujeres que se habían pronunciado sobre este
asunto cuando se ordenó la extinción del IJM, expresaron su beneplácito por la
nueva decisión del gobernador de dar un paso atrás. Específicamente Candelaria
Ochoa, contra quien incluso se personalizó el debate sin argumento alguno, se
congratuló (en su cuenta de Twitter @CandeOchoaA) de que el Gobierno de Jalisco
reconociera “el retroceso que había dado para desaparecer el mecanismo para el adelanto
de las mujeres, nunca es tarde para reconocer errores @EnriqueAlfaroR”. Esto fue
el mismo miércoles que se emitió el comunicado. Y al día siguiente, en las
reacciones a tal noticia, manifestó que había preguntas sobre el anuncio y, al
mismo tiempo, disposición al diálogo y a la búsqueda de consensos.
Ahí está, todo
en la mesa y quizá muy a tiempo de resarcir los daños causados en el proceso,
siempre y cuando claro está, no se rompa el canal de comunicación y haya
disposición sincera de todas las partes. Según yo no es tan difícil… no debería
ser si se tiene oficio político.
En lo personal,
que critiqué severamente al gobernador y a su operador en el Congreso del
Estado (“Malas noticias para Jalisco” https://www.informador.mx/ideas/Malas-noticias-para-Jalisco-20190202-0003.html) celebro que
efectivamente haya rectificado porque estoy convencida de que sí es de sabios
cambiar de opinión. Más allá de saber qué lo llevó a corregir este asunto, como
ciudadana me parece alentador que un gobernante, un representante popular, un
servidor público, se auto-enmiende la plana.
Ahora, espero,
claro que lo espero, que este no sea el signo ni la forma de operar, al contrario.
Ojalá (otra vez, ojalá), con una auténtica visión de beneficio social, las
decisiones se tomen de mejor manera. Las ideas y propuestas de participación
ciudadana y gobernanza ahí están, es cuestión de ponerlas en práctica de
verdad, actuar en consecuencia y evitar estas decisiones abruptas, groseras,
contraproducentes que sólo dejan escombros en el camino cuando se trata de
construir y reconstruir, venimos de tiempos terribles y hasta ahora no hay
muchas noticias de que el cambio nos conduzca a mejores condiciones en todos
los ámbitos y sentidos.
Columna publicada en El Informador el sábado 2 de marzo de 2019.