sábado, 23 de noviembre de 2019

A trabajar


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


El proceso jurídico está encaminado y habrá qué ver cómo termina, mientras tanto, Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, CNDH, ya empezó a trabajar. La verdad es que me parece alentador, en el contexto de su elección, que la señora no espere de brazos cruzados la resolución de las autoridades ante las que se impugnó su nombramiento.
Independientemente del fallo, y de si Rosario Piedra permanece o no como titular de la CNDH, en conferencia de prensa, esta semana, dio a conocer las “medidas de austeridad y optimización de recursos” en el organismo, por un lado; y, por otro, el programa de diez acciones inmediatas.
Antes, la ombudsperson, en un ejercicio que debería ser emulado por cuanto funcionario público, dejó muy claro que no desconoce las inconformidades que generó su elección, manifestó sus respetos, pero aclaró y, al hacerlo, estableció un límite, que la reunión no era para entrar en el debate mediático, sino para informar lo que ya tiene diseñado y lo que desarrollará al frente de la comisión.

Rosario Piedra Ibarra, titular de la CNDH (fotografía tomada de: Diario de Yucatán).

Todas las medidas de austeridad, para empezar, me sorprendieron sobre manera por lo que revelan de los excesos a que se llegó en la CNDH. Algunos botones de muestra aparte de los que coinciden con la “austeridad republicana” y el freno a los sueldazos: reducción de viáticos “al mínimo” y de viajes al extranjero; revisión de contratos y cancelación de los que se hayan hecho al calor del “influyentismo” y la “corrupción”; menos asesores, eliminación de varios gastos de la presidencia especialmente los que se destinaban a viajes y a comidas.
Me sorprende el tema de los comedores, así, los comedores: “desaparecen los comedores existentes asignados a la presidencia, no habrá ningún espacio exclusivo, desde hoy se abren las instalaciones y elevadores para todos, la chef de la presidencia pasa a ser chef de todo el personal de estas oficinas y en los demás edificios crearemos comedores abiertos a todos los empleados”. La medida deja claro lo que se corrige (aunque la chef qué culpa tiene, pero, para mi gusto, no debería haber chefs en las dependencias).
Se elimina, además, una caja de ahorro especial que era una especie de “seguro” de separación individualizada, justo el tipo de prestaciones que confirma que hay mexicanos de primera, de segunda y de tercera; desigualdades en todos los niveles y en todos los ámbitos.
Anunció en total 20 medidas que incluyen ajustes en los vehículos, uso y cantidad; gastos en publicidad; medidas contra la contratación convenenciera de familiares, gastos de oficina innecesarios; eliminación de contratos externos para hacer labores que corresponden al personal de la comisión y, entre otras, la presentación de la declaración patrimonial de los funcionarios de primer nivel en la CNDH.
Si Rosario Piedra permanece o no al frente de la comisión, estos 20 puntos se deben respetar y aplicar. Con mayor razón entiendo las renuncias de hace unos días.
Y luego, la presidenta de la comisión presentó un programa de diez acciones inmediatas que también deben ser un eje rector de las actividades de la comisión, esté ella o no, porque no se puede perder de vista que su postura como ombudsperson se origina en las víctimas de este país y en el conocimiento puntual de las fallas y omisiones del organismo que ahora encabeza.
Las diez acciones así lo dejan en evidencia: abatir el rezago, de entrada. ¿Cuántos años de acumulación de expedientes y de injusticias?; fortalecimiento del consejo consultivo, diálogo: “... establecemos una premisa: la comunicación permanente y directa con todas las víctimas de violaciones a derechos humanos, con los colectivos realmente comprometidos con esa causa y, desde luego, con la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados...”; creación de módulos itinerantes, ajustes al procedimiento de quejas para agilizarlo; revisión de perfiles; cambios en los criterios de clasificación, integración y conclusión de expedientes para evitar vicios y negligencia; fortalecimiento de la figura de visitadores adjuntos; combate a la impunidad y revisión de los vínculos internacionales.
La idea de lo que se necesita, de lo que urge, forma parte del conocimiento profundo de la ombudsperson porque lo ha vivido en carne propia. No me extraña la actitud de la oposición. Reitero, lo alentador es que el trabajo ya empezó y hay transparencia sobre los primeros pasos.

Columna publicada en El Informador el sábado 23 de noviembre de 2019.