Ciudad Adentro
Para vergüenzas
no gana uno. Y se acaban los calificativos, la indignación es mayúscula.
Mientras se fragua otra represión contra manifestantes en Oaxaca y se aumentan
las tarifas de las gasolinas pese a la reiterada promesa de que eso ya no
sucedería gracias a las reformas
estructurales, el Presidente de México queda en ridículo en el mundo, con
este afán obsesivo contra el populismo, y confunde la magnesia con la gimnasia.
Seguramente el
lector recordará, durante la lectura del mensaje del tercer informe de Peña
Nieto y después, en octubre del año pasado, su intervención ante la ONU, cómo
el máximo representante de los mexicanos prácticamente repitió el mismo
discurso contra el populismo. En los dos momentos que cito quedaba claro que el
foco de las críticas y “preocupaciones” del mandatario se centraba en Andrés
Manuel López Obrador y ahora, en esta reunión con Barack Obama y Justin
Trudeau, Peña recicla sus dichos añejos para aplicarlos a Donald Trump y,
entiendo, no desentonar con respecto a las intervenciones de sus homólogos.
Mal.
Los memes y
videos ocurrentes cundieron en redes sociales, creo que hasta trending topic fueron, pero la verdad a
mí me da vergüenza y mucha, no me da risa, de hecho hasta ganas de llorar
tengo, no es justo; los mexicanos no merecemos esto.
La manipulación
informativa sobre la situación magisterial es tal que ya ha adquirido un cariz
de desesperación; lamentablemente la
mayor parte de los mexicanos no tiene acceso a otras versiones, a otras
posturas, a información verificada y fidedigna sobre lo ocurrido en Nochixtlán
por ejemplo, o, simplemente, sobre lo que son las verdaderas demandas de los
maestros y no lo que desde el poder se interpreta que son las causas y
motivaciones de sus manifestaciones, marchas y bloqueos.
Escuché la
colaboración del Dr. Jaime Tamayo, sociólogo y politólogo de la Universidad de
Guadalajara con prestigio a toda prueba y reconocimiento dentro y fuera del
país, en C7, en un programa titulado “La Báscula… viernes de la otra versión”
sólo para quedar pasmada con la postura cerrada y obtusa del conductor. Eso es
desalentador en todos los sentidos, no así la visión del Dr. Tamayo quien
mantuvo la calma en todo momento y ofreció sin dudar, datos precisos que dejan
en claro que lo sucedido en Nochixtlán fue una agresión urdida desde el Estado
mexicano. Pero los asesinatos no importan, eso no tiene valor frente al bloqueo
que no es otra cosa que una reacción ante la inacción del gobierno para
resolver la situación y las agresiones para aplastar las manifestaciones.
Y con todo, se
anuncia, mientras el Presidente se pasea y despierta indignación y vergüenza;
mientras es objeto de burla mundial, que el “Gobierno federal está en el límite
en cuanto a tomar acciones” por los bloqueos en Oaxaca y Chiapas. Y que no
digan que son maestros que se empeñan en no ser evaluados o que pretenden
mantener las cosas como están e impedir que los pobrecitos niños tengan clases (¿de qué les sirven, por cierto, con
las deficiencias en los programas que no fueron tocados con la “reforma
educativa”?)… Varias veces lo he escrito en este mismo espacio: estudios de la
OCDE revelan que los docentes en México quieren tener acceso a una mejor
capacitación y no se niegan a la
evaluación. ¿Por qué rechazan esta? Porque está manipulada para deshacerse de
los profesores que se rebelan contra el sistema.
Esto se ha dicho
y escrito y documentado, pero de nada sirve. La distancia entre el gobierno y
los problemas más graves y urgentes de los mexicanos es cada día más grande y
se antoja ya insalvable.
Qué mal. Y de
mal en peor con el anuncio inmediato, después de los resultados del brexit, de un recorte en programas
sociales para el año que entra; y qué mal que para pronto casi digan que lo
sucedido en Gran Bretaña es la causa de todas nuestras desgracias, porque aquí
se hace todo perfecto y si algo no funciona es porque los otros, los de afuera
tienen la culpa. ¡Ah! y adentro, la culpa es de los maestros claro, y no sólo
de ellos, de todos los mexicanos, especialmente de los que se quejan tanto y
exponen lo que está mal, la corrupción y la negligencia criminal de la clase
gobernante; si, todos somos culpables, menos los que toman las decisiones
gubernamentales. Ellos son perfectos y todas las decisiones que toman son
perfectas. Los errores de Peña en el extranjero no son tales, más bien los
otros se equivocaron o lo hicieron adrede para dejarlo en ridículo. Qué mal…y
de mal en peor.
Columna publicada en El Informador el sábado 2 de julio de 2016.