Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Este es
el último comentario de este 2020 que por fin fenece. En estos días se cumple
un año del reconocimiento del primer caso de una enfermedad causada por un
virus desconocido en Wuhan, China, aunque no lo supimos de inmediato. La
información fue llegando a cuentagotas y así, en esa medida, la comunidad
científica internacional, los gobiernos y la humanidad en su conjunto, nos
fuimos enterando de su nivel de peligrosidad, su etiología y otras
características, sin embargo, hasta ahora no ha sido descifrado del todo. Hace
unos días apenas, por ejemplo, se da a conocer en el mundo la aparición de una
variante que llevó al aislamiento a Gran Bretaña.
Ha sido,
es y, por un buen tiempo más, será muy complicado vivir y convivir en estas
condiciones porque las afectaciones son en todos los ámbitos: salud, economía,
educación, emociones, expectativas, proyectos; extrañamos a los seres queridos
que no podemos ver y a los que murieron por la pandemia, nos hacen falta
abrazos; para mucha gente salir a la calle, a un parque, a un restaurante, a un
bar, son necesidades básicas; se perdieron empleos, se truncaron planes o se
pospusieron en el mejor de los casos; empeoraron situaciones personales; hay
sectores de la economía mucho más afectados que otros, cierres, despidos.
Todos y
cada una hemos tenido que adaptarnos a las circunstancias, con mayor o menor
éxito es cierto, pero mal que bien, aquí estamos, saliendo adelante de un
entorno verdaderamente adverso para la humanidad entera. Son respetables las
percepciones que de la pandemia y sus efectos tiene cada quien; ahora sí que
cada quien habla según le fue o le va en la feria, pero en términos generales
podría decir que este año tan terrible que se va, nos deja lecciones.
Y seguro
habrá alguien que diga, o muchos, que habría sido mejor aprender de otra
manera. Sin duda, pero no fue así y no tenemos otra opción más que tomar al
toro por los cuernos, espabilarnos, recuperar el ánimo y seguir caminando hacia
adelante. El contexto es de pandemia, es mundial, nos afecta a todos de
diferente manera y con distintas intensidades, pero a todos, ahora sí que,
democrática es. De pronto siento que hay mucha gente que no se da cuenta de esa
dimensión de esta realidad, y no es un juicio, más bien es un temor.
Las
lecciones están ahí para sacarles el mayor provecho posible. De nosotros
depende —sin desdeñar entornos y contextos individuales— que esto nos afecte en
mayor o menor medida; podemos salir fortalecidos o no, más maduros o no; quizá
vemos a la humanidad de otra manera, valoramos más a nuestros familiares, o tal
vez no; a nuestros amigos y amigas; también es muy factible que hayamos
detectado a los que llevan agua para sus molinos, pensando en términos de
negocios o de política barata electoral, en el mundo.
Es muy
probable que hayamos pasado por etapas diversas, con altibajos,
contradictorias; y las hemos atravesado, no sin daño, no sin que hayamos
perdido a alguien o algo. En general así es la vida, y si nos atenemos a eso,
sólo que ahora la dimensión es mundial, saldremos de esta como de tantas
adversidades. No hay mal que dure cien años.
Esos son
mis deseos para todos los seres humanos especialmente en este entorno tan
complejo y difícil, tan adverso, para el año 2021. Ahora con la aplicación de
las primeras vacunas se habló del virus que causa la Covid-19 como de un
enemigo, el enemigo invisible. Hay que derrotarlo en sentido literal y
figurado.
Necesitamos
fuerza, claridad, entereza; reconocer que hemos aprendido, que nuestra
capacidad de adaptación es extraordinaria, que nos necesitamos juntos; que la
solidaridad es necesaria justo para derrotar al enemigo; que tenemos que
respetarnos entre nosotros; que hay información basura que hace daño; que hay
gente que manipula para sacar raja a favor de sus intereses y hemos sabido
detectarla; que hay información de calidad que necesitamos para tomar
decisiones, para cuidarnos mejor, para entender mejor lo que pasa.
Del 31 de diciembre de 2020 al 1 de enero de 2021 no cambiarán las circunstancias como por arte de magia, pero sí es una ocasión para alimentar la esperanza. El año que pronto empezará nos hallará mejor parados, más preparados, a diferencia de los primeros días de este 2020 que nos tomó por sorpresa. Ánimo, nos necesitamos juntos. Feliz 2021.
Columna publicada en El Informador el sábado 26 de diciembre de 2020.