LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
La
esperanza es que este año que se estrena, 2021, sea mucho mejor, mil veces
mejor que el que acaba de terminar: el terrorífico 2020 para muchos porque sí,
fue el año en el que como humanidad hemos estado confinados, con miedo e
incertidumbre, pérdidas de distinta índole, sobre todo humanas, muchos enfermos
y muchos muertos a lo largo y ancho del planeta.
Lo peor es
que esta realidad marcada por la pandemia de Covid-19 no ha terminado y aun
cuando ya inició la distribución y aplicación de la vacuna en el mundo, dadas
las características del virus y su evolución inasible, desde el pueblo más
pequeño hasta las grandes ciudades, no es posible echar las campanas al vuelo y
pensar que ya todo está como antes, como si nada. Y lo digo así, aunque parezca
una obviedad, porque la gente en la calle sin cubrebocas, en grandes cantidades
y sin guardar sana distancia, me invitan a hacerlo.
El simple
cambio de año nos hace sentir esperanzados, proclives a abrigar las más altas
expectativas, sobre todo si venimos todos de un año complicado, doloroso, para
unos más que para otros; frustrante, perdido. Lo mejor que nos puede pasar es
que 2020 nos fortalezca. Pasamos por un proceso intensivo, nada terso, de
adaptación a las circunstancias, somos sobrevivientes y, creo, queremos algo
más que eso.
Toca
entonces aguantar un poco más, el último estirón que creo nos llevará por lo
menos unos seis meses, en todo el mundo, conforme se va aplicando la vacuna a
la humanidad entera, con altibajos y resistencias claro, como ha sido siempre.
Valdría la pena reconocernos en estas circunstancias para enfrentar mejor lo
que viene.
Al
contexto internacional hay que sumar el nacional, el local y, por supuesto, los
individuales, eso no puede ni debe perderse de vista. Más que nunca la
globalización la hemos vivido, sufrido en carne propia y, estoy segura, ya nada
será igual como cuando apareció el sida en el catálogo de enfermedades
contagiosas, cambiaron usos, hábitos y costumbres. De cada trance hemos salimos
fortalecidos, con nuevas medicinas y tratamientos, tecnologías avanzadas, no
hay razón para que sea distinto ahora.
Es cierto
que los gobiernos de los países son los responsables de cómo se ha abordado la
pandemia desde el primer momento, y dentro de cada país, los gobiernos
estatales y locales dependiendo de la organización de cada uno; ya se pasarán
las facturas que se tengan que pasar, pero también está nuestra propia
responsabilidad, nuestra actitud, creencias, cuidados, atención a las
recomendaciones. Estoy convencida de que ahí está la parte más importante
porque todos y cada uno somos capaces de tomar decisiones bien informadas.
En las
últimas semanas del año 2020, para no ir muy lejos, aquí en Guadalajara,
circularon fotografías y videos, convertidos luego en noticias, de cómo se
colapsaron los lugares más céntricos y comerciales por la cantidad de personas
que salió a las calles a comprar o a pasear, sin los cuidados mínimos que se
deben observar en un contexto de pandemia, es decir, de una enfermedad que
afecta ¡al mundo! para la que no hay tratamiento y las vacunas acaban de salir.
No sé si
les ha pasado pero las noticias de contagios y fallecimientos se refieren cada
vez más a personas cercanas, a conocidos y, dolorosamente, también a parientes.
Es preciso reiterar una y otra vez que es real, que el coronavirus Sars-Cov2
existe, es contagioso, puede provocar que la enfermedad sea grave y causar la
muerte, particularmente si la persona afectada tiene alguna comorbilidad como
obesidad o diabetes, entre las principales. Hemos salido delante de un
confinamiento intermitente a lo largo de diez o nueve meses, podemos aguantar
un poco más, lo primero es lo primero: salud y vida, para emprender todo lo
demás que conforma nuestra existencia.
Por
favor, urge cuidarnos como al principio, extremar precauciones, exagerar. La
capacidad hospitalaria más o menos holgada que se mantuvo casi todos estos
meses hoy está llegando a niveles de alarma. Prácticamente nadie en el país
está exento y es real que las grandes ciudades como la capital del país, Guadalajara
y Monterrey, son las que presentan una situación crítica. Hasta ahora no
insalvable ni fuera de control, pero como en los indicadores de presión, la
aguja ya está en la franja roja.
Cubrebocas,
sana distancia, lavado de manos y quedarnos en casa es lo mejor que podemos
hacer para que las autoridades sanitarias tengan capacidad y margen de maniobra
en la atención de las personas contagiadas. El mejor regalo de año nuevo.
Reitero el llamado: debemos asumir la parte que nos toca, por favor y entonces
sí, esperar con todo que este 2021 sea mil veces mejor. #YoMeQuedoEnCasa
#QuedateEnCasa.