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sábado, 17 de agosto de 2019

Zapotillo... otra vez


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Es difícil creer que, ahora sí, el proyecto de la presa El Zapotillo en Cañadas de Obregón, va para adelante. Se necesitarían unas cuatro planas, por lo menos, para hacer un recuento y resumen de lo que ha pasado con ese embalse, cuya construcción se detuvo en 2015, pero que en realidad ha sufrido cambios y retrasos constantes desde su anuncio en mayo de 2005 como una alternativa a la presa de San Nicolás, a la que se opusieron, con éxito, los habitantes de San Gaspar, también en Los Altos de Jalisco.
Me di a la tarea de echarme un clavado en la hemeroteca de El Informador, porque El Zapotillo ha sido un tema recurrente, con altibajos, desde entonces. Las personas en el gobierno son otras, pero la situación es casi la misma. Hay una muy débil expectativa de que haya un cambio a favor de los pobladores, de hecho, a favor de todas las partes, pero ante este patrón de más de dos sexenios, nada se puede asegurar.
En cuanto se hizo el anuncio, las autoridades eligieron una estrategia equivocada. Tanto del Gobierno federal como del estatal, optaron por ocultar información y manosearla; los datos con frecuencia eran ambiguos, particularmente cuando se trataba de dialogar o “explicar” el proyecto a los habitantes de los tres pueblos —Temacapulín, Acasico y Palmarejo— que siguen con incertidumbre sobre sus patrimonios, a pesar de la suspensión ordenada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2015.
En estos 14 años el proyecto ha cambiado en varias ocasiones y eso ha incrementado los costos en todos los sentidos: de construcción, de estudios de impacto ambiental, proyectos ejecutivos, de las indemnizaciones prometidas, de las obras hidráulicas asociadas como el acueducto y los diques para proteger a Temaca de una posible inundación, pero sobre todo, costos y deterioro de las relaciones entre los gobiernos, que han cambiado cuatro veces, y los pobladores que son los mismos.
Todo esto empezó con Francisco Ramírez Acuña hacia el final de su sexenio; siguió con Emilio González Márquez, luego Aristóteles Sandoval Díaz y ahora se estrena con Enrique Alfaro Ramírez.
Del 17 de octubre de 2007 encontré una primera plana de El Informador con la siguiente cabeza y “bajada” “Confirman que harán El Zapotillo. Los gobernadores de Jalisco y Guanajuato oficializaron la construcción de la presa, pese a carecer de permisos ambientales y aprobación de poblaciones afectadas”. Como si hubiera sido ayer.
Sobre la segunda parte de la “bajada” vamos a ver qué pasa, porque, de entrada, los pobladores reiteran que no se insista en pedir más de 500 millones de pesos para indemnizaciones (mucho tiempo se manejó la cantidad de 200 millones para ese mismo propósito) porque siguen en la misma postura de no aceptar la inundación de sus pueblos.

Primera plana de la edición del 17 de octubre de 2007. Hemeroteca de El Informador.

No estaría mal que los equipos de los gobernadores hicieran un repaso de lo que ha sido la historia de este proyecto. Pueden empezar con la edición del 25 de mayo de 2005 y de paso les recomiendo el artículo que apareció en este mismo espacio el sábado siguiente, 28 de mayo, titulado: “Ejemplo de desinformación”. Esta ha sido la característica a lo largo de tanto tiempo, especialmente en lo que se refiere a los cambios decididos para aumentar la altura de la cortina del embalse de 80 (en algún momento se manejó que podría medir 85) a 105 metros. Esta diferencia de 25 metros representa, según dicen, más agua para Guadalajara. Es importante recordar, por cierto, que al principio el propósito de la obra era dotar a 14 poblaciones de Los Altos de Jalisco y a León, Guanajuato, nada más; luego entró la Zona Metropolitana de Guadalajara entre los beneficiarios y en el ínter, el lector seguramente recordará, pasamos por la Zurda, el Purgatorio y ¡Arcediano! Nuevamente se trata de combinar el proyecto con El Purgatorio y, reitero, a ver si ahora sí.
Después de los anuncios de esta semana, los habitantes de los tres pueblos afectados quedaron muy contentos con la reunión que sostuvieron con el Presidente Andrés Manuel López Obrador; los gobernadores de Jalisco y Guanajuato también se ven muy contentos en su video y sólo falta esperar cómo se desarrollan las reuniones de la Comisión que se integrará con representantes de los pobladores, del Gobierno federal y de los gobiernos de Jalisco y Guanajuato.
Queda claro que el proyecto se mantiene (los pobladores pidieron en algún momento que se demoliera lo construido) pero se tiene que resolver de una mejor manera el futuro de las tres poblaciones, por un lado; y, por otro, debe haber transparencia y rendición de cuentas de todos los recursos públicos que en 14 años se han destinado a este proyecto. Quizá, retomarlo sobre bases saneadas dé como resultado beneficios para todos y bueno, recién se detalla que hay 20 alternativas para dotar de agua a la ciudad.

Columna publicada en El Informador el sábado 17 de agosto de 2019.

sábado, 1 de julio de 2017

Agua… Historia de infortunios

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

No sé si es una maldición o qué, mañas, mala suerte, corrupción, aires de grandeza, soberbia, terquedad, negligencia, capricho ¿qué será? O todo combinado en un coctel pernicioso y pervertido.
Guadalajara y el agua tienen una historia infortunada, y no por obra y gracia de la naturaleza, en ese sentido, al contrario, porque la abundancia con la que por lo general es regada y dotada la ciudad es un privilegio desde tiempos inmemoriales, mucho antes de que la Virgen de Zapopan fuera nombrada patrona contra rayos, tormentas y tempestades para proteger a los tapatíos de los temporales.
Es infortunada porque, ante el crecimiento poblacional constante, y en diferentes momentos de su historia, incontrolable y desordenado, la demanda de agua ha aumentado a niveles tales que se ha convertido en uno de los puntos prioritarios de la agenda pública aunque mal atendido por decisiones equivocadas y por la lista de conductas de la clase política que acabo de escribir en el primer párrafo.
Infortunada, porque han prevalecido modas, caprichos, intereses y preconcepciones miopes que contrastan con una visión moderna, sustentable y protectora del medio ambiente; esa visión que garantizaría la dotación de agua por décadas al convertirla en un recurso renovable vía el manejo adecuado de la naturaleza; hay métodos, técnicas, estrategias probadas, confirmadas y emuladas en distintas partes del planeta. Con una decisión que ponderara esta postura, sin duda el líder que lo hiciera pasaría a la historia del lado de quienes enfrentaron grandes retos a favor de la sociedad; de alguien que rompió con un patrón de conducta que, reitero, ha sido mezquino y pernicioso; y optó por la responsabilidad y soluciones de larga duración y largo alcance.
Han dicho hasta el cansancio (y no hay dobleces ni intereses perversos) los activistas que no se cansan de alzar la voz, quizá algún día sean escuchados, que no es necesario construir presas para disponer del agua que necesitamos los sedientos citadinos y los campos y las industrias, bastaría con reforestar, supervisar y administrar caudales superficiales y subterráneos. Captación, carga y recarga, conducción, ahorro, manejo responsable, cuidado… ¿Es tan complicado? Seguramente costaría menos que los ¡90 millones de pesos! del estudio para determinar que sí, que la presa va con una cortina de 105 metros y la inundación de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
¿Por qué traigo todo esto a cuento? Precisamente porque la decisión de construir la presa El Zapotillo, retomada ahora después de pagar ese carísimo estudio, es una muestra clara de la falta de visión (miopía pues) y de compromiso con el manejo del agua y los habitantes de este Estado. Dos ejemplos que me conducen directo a la idea de los infortunios.
¿Qué se podría hacer con 90 millones de pesos? ¿Cuál sería nuestra realidad ahora si los millones y millones de pesos que se han destinado a estudios para construir presas se hubieran invertido en acciones más inteligentes, racionales, sustentables e innovadoras en el manejo de los recursos?
No debería extrañarnos el anuncio que hizo el gobernador Aristóteles Sandoval el jueves; de hecho, ni siquiera era necesario que se gastaran los 90 millones de pesos. Estaba claro que de todos modos lo haría. Es su modus operandi ¿se acuerdan de Arcediano? A mí no se me olvida aquella cortina de humo de los agentes infiltrados, entre el fin de la administración de Ramírez Acuña y el inicio de la de González Márquez, cuando Aristóteles Sandoval, como presidente de la Comisión de Hacienda en el Congreso del Estado —29 de enero de año 2007— permitió la aprobación del crédito para Arcediano. Permanece en internet una nota de entonces: “Sin contar con un estudio de impacto ambiental y a horas de que concluya su gestión, la Comisión de Hacienda del Congreso de Jalisco aprobó un crédito de mil 920 millones de pesos al Gobierno estatal para la construcción de una presa en Arcediano” (La Jornada).
Ahora, en un tono condescendiente, afirma que no se construirá nada hasta que no concluya la mudanza y las indemnizaciones; y se justifica: que el asunto quedó fuera de su alcance, que tenía las manos amarradas y expresiones así. Otra más.
La lista de infortunios de Guadalajara y el agua es larga. De un lado está lo que se ha hecho mal y del otro, lo que se ha omitido o suspendido como la negociación del crédito japonés que hoy nos tendría en otra realidad, menos infortunada, con respecto al agua.
Y eso que no he hablado del Lago de Chapala, el vaso lacustre protagonista de esta historia de infortunios. Chapala y los acuerdos de la Cuenca, los transvases, la contaminación, el lirio, el nivel, las plantas de tratamiento, agua para Guadalajara, el canal de Atequiza, la desforestación, el azolve, el pescado blanco…

Columna publicada en El Informador el sábado 1 de julio de 2017.


Crónica sincrónica

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