viernes, 13 de febrero de 2009

¿Cómo creen?

LAURA CASTRO GOLARTE

Perdón por la insistencia, pero conforme leo y escucho a los aspirantes a candidaturas, por lo pronto para los ayuntamientos de la Zona Metropolitana de Guadalajara, más me convenzo de que vivimos, ellos y los ciudadanos, en mundos distantes.
De pronto siento que avanzamos en líneas paralelas que nunca jamás en la vida convergirán.
Es patético ver a “jóvenes valores” de la política local, que son jóvenes sólo por la edad, pero se conducen apegados a los cánones más antiguos y gastados de hacer política. El mismo discurso, lugares comunes en sus respuestas, promesas vacuas…bueno, hasta en el tono de la voz y en el movimiento de las manos se parecen a aquellos políticos que de pronto todavía se ven en algunas películas satíricas.
Es una desgracia y lo peor de todo es que ni se percatan. Permanecen instalados en la creencia de que los jaliscienses no somos capaces de darnos cuenta, que no sabemos discriminar, mucho menos analizar y discernir o valorar a quiénes sí podrían significar una mejor forma de hacer política. Siguen creyendo también que no tenemos memoria.
En una de las líneas, la de los ciudadanos, la realidad es de hartazgo y coraje, de crisis económica y de ocupación y preocupación cotidiana por la incertidumbre que despierta el futuro del país.
Y en la otra, la de los políticos, la realidad es de despilfarro, de decisiones consensuadas y sin mayor discusión para aumentar las prerrogativas a los partidos e incrementar los tiempos oficiales en los medios de comunicación; de spots que se refieren a un Jalisco que no existe y a partidos y funcionarios que… tampoco.
Y son insuficientes las manifestaciones ciudadanas, los gritos callados, las llamadas del auditorio a los programas de radio y las cartas al director en los periódicos; tampoco cuentan los correos electrónicos y las gestiones individuales y grupales en busca de respuestas, exigiendo acciones y atención.
Los que aspiran a candidaturas, salvo honrosas excepciones, ven sin ver, aparentan que escuchan y no se detienen en su afán de ganar el nombramiento, para que las cosas sigan igual, pese a lo que dicen.
Es evidente la ignorancia, la falta de sentido común, de conciencia social e histórica y de entendimiento y solidaridad para con la sociedad.
¿Cómo creen… con mensajes trillados e inverosímiles que los electores acudirán en masa a votar por ellos?
Es la estupidez en su máxima expresión o el cinismo desbordado lo que campea ahora en la clase política local (para no entrar en detalles con la nacional aun cuando no se escapa) y todo tiene un límite… incluso en su mundo.

Laura Castro Golarte/Periodista

Artículo publicado en El Informador el 14 de febrero de 2009