viernes, 6 de marzo de 2009

Apertura

LAURA CASTRO GOLARTE

Terminaron, pues, las precampañas y en los próximos días los ciudadanos conoceremos a los candidatos de los diferentes partidos, a los diversos puestos de elección popular en juego en este año electoral que culminará con la jornada del 5 de julio.
En el proceso local, mañana domingo los militantes del Partido Acción Nacional votarán en las plazas públicas por sus favoritos y una semana más tarde el PRI hará lo propio, al igual que los demás partidos con registro nacional.
A diferencia de hace algunos años, cuando en el PRI el dedazo era lo que se estilaba sin mayores ambages; y cuando en el PAN sus congresos y asambleas se realizaban en el mayor sigilo y con absoluta discreción, ahora, estos dos partidos y el PRD, se han disfrazado de democracia para “abrir” sus procesos a la ciudadanía sin molestarse siquiera en preguntar a la ciudadanía si esa “apertura” es de su interés.
Apertura sería, y grande, que la legislación en nuestro país permitiera las candidaturas independientes, y que en esos procesos sí participaran los electores; pero en el caso de los partidos, por lo menos lo que hemos visto hasta ahora, se reduce a parafernalia, teatro, parodia y todos sus sinónimos.
Apertura sería, aunque no tan amplia, que los ciudadanos efectivamente fueran tomados en cuenta para la selección de los aspirantes, es decir, que participaran en los procesos internos, pero esto se antoja imposible.
Los grupos, las redes de interés, la conveniencia por formar parte de la burocracia y de gozar de los sueldos y privilegios que tienen los funcionarios con recursos públicos, ha convertido a los partidos en sociedades cerradas y elitistas, con una gran violencia interna que en algunos casos, sabemos, ha llegado a los golpes, aunque en menor medida que a los golpes bajos y los fuegos amigos.
La apertura, para ellos, es involucrarnos en sus tejes y manejes, informar con lujo de detalles de las luchas intestinas por acceder al poder, según ellos, en un ejercicio de transparencia que responde “con sensibilidad” a las exigencias ciudadanas. Ellos aseguran que la gente quiere y tiene derecho a saber qué es lo que pasa en “sus” partidos.
Lo curioso es que para otras cosas, para gobernar, para atender demandas desde el servicio público, para tomar decisiones inteligentes, para rendir cuentas y transparentar, aquí sí, recursos, programas y acciones, ya no piensan igual. Se quitan el disfraz de democracia y se olvidan de la apertura que “promovieron” desde las precampañas y en las campañas. Termina la faramalla y bajan el telón seguros de que el voto ciudadano los favorecerá, aunque sea, con una plurinominal.

Artículo publicado en El Informador el sábado 7 de marzo de 2009
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