domingo, 26 de abril de 2009

Cálculo electoral

LAURA CASTRO GOLARTE

Es increíble que a estas alturas del partido todavía haya quienes crean en las buenas intenciones de la clase política. Perdón, pero no encuentro una sola acción, una palabra, una decisión que haya sido hecha, dicha o tomada en los últimos días por políticos de todos los niveles y de todos los partidos, que no lleve implícito el cálculo electoral.
Incluso hasta parece que el conflicto del PRI tiene como propósito el estar constantemente en los medios por el famoso asunto de la “recordación”, muy importante sobre todo para los indecisos frente a la boleta electoral el día de las elecciones.
El chiste es dar de que hablar, no hace ninguna diferencia que sea mal o pésimo, de cualquier manera la ciudadanía no tiene opciones, no hay para dónde voltear.
Desde el Ejecutivo, pues las palabras altisonantes del gobernador de hace un año y la afirmación increíble de que ahora las decisiones se toman desde abajo y que la sociedad jalisciense es la que en realidad lleva la batuta, cuando el signo de la administración de Emilio González Márquez ha sido ignorar, ignorar e ignorar las manifestaciones de la sociedad civil. No sé que entiende por ciudadanía.
Y las obras en “paquete”.
Desde el Legislativo, manipulación de iniciativas, votaciones en bloque y, entre otras, amenazas de sanción para los diputados de cada fracción si no votan en determinado sentido.
Desde los ayuntamientos, el “montón” de obra pública sin importar la economía de los comerciantes fijos y ambulantes, los flujos de turistas, las actividades cotidianas de quienes se animan a ir al centro entre cúmulos de tierra, excavadoras amenazantes, zanjas, montones de piedras, agujeros, polvo… Todo estará listo, dicen, antes de que empiece el temporal de lluvias, claro, antes de las elecciones del 5 de julio.
Al cabo que a la gente se le olvida –piensan—y para el día de la votación, será como muy lejano el conflicto priista, las molestias y deficiencias por el Macrobús, los excesos del gobernador (reconocidos por él mismo), las obras en el Centro Histórico y en Chapultepec y en Patria y Periférico.
Antes se decía que en este país no se movía la hoja de un árbol si no era con la venia del “Señor Presidente”; hoy no pasa nada si no se hacen sumas, restas, multiplicaciones y divisiones electorales.
Lo peor es que todos creen que están bien, que van por el camino correcto y la ciudadanía, escasa (parece que todos promueven el abstencionismo para que sobresalga el voto duro), votará por sus candidatos y se alzarán con el triunfo. Creen, sí.

Artículo publicado en El Informador el sábado 25 de abril de 2009.