sábado, 26 de diciembre de 2009

Patrón

LAURA CASTRO GOLARTE

La reforma energética, la relativa a seguridad y justicia, la fiscal de cada año y ahora la política, han sido presentadas por el Ejecutivo federal a consideración del Poder Legislativo con base en un patrón de conducta (permítaseme la expresión) que no augura grandes éxitos.
En todos los casos, las iniciativas han sido dadas a conocer a través de los medios de comunicación, al mismo tiempo o antes incluso, de entregarlas al Poder Legislativo. ]El resultado hasta ahora, de ese “estilo” ha sido la partidización inmediata, se desata la polémica, reacciones y opiniones se emiten sin ton ni son, ignorantes siempre del contenido de los documentos y al final, luego de los respectivos procesos legislativos, muchas buenas propuestas se han perdido en el vórtice de discusiones, discursos encendidos y dimes y diretes, desgaste y parálisis.
Lamento que se hayan caminado los mismos pasos para la reforma política. Es cierto que buena parte del contenido del paquete incluye las demandas ciudadanas que resurgieron con fuerza antes, durante y después de las elecciones del 5 de julio y no puedo más que celebrarlo, pero dudo, por los tiempos y las formas del Ejecutivo, que vayan a tener éxito, por ejemplo, la reducción en el número de legisladores tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, las candidaturas ciudadanas, la reelección consecutiva de los diputados federales y, entre otras, la propuesta de elevar a rango constitucional la iniciativa popular, el referéndum y el plebiscito.
Actores de diversos partidos, en una muestra clara de su desconexión con el sentir generalizado de la ciudadanía, sostienen que las propuestas presidenciales tienen como propósito debilitar la imagen de los partidos, es decir, olvidan que son demandas sociales e, inmersos como están en su lucha frenética por el poder, sobre todo si se trata de recuperarlo (léase PRI), ven moros con tranchete.
Es claro, por las primeras reacciones y por poner las iniciativas en la mesa de la polémica y el desgaste antes de negociarlas, que estamos ante un escenario prolongado e incierto en cuanto a la discusión real de la reforma política, sin embargo, para los mexicanos, para la sociedad civil organizada, la oportunidad está ahí sobre todo considerando que el Ejecutivo federal hizo una propuesta de reforma política que, a la manera de las cuestiones fiscales, suena a “miscelánea”, es decir, poco profunda y con faltantes que es preciso cubrir, como la revocación de mandato.
De alguna manera la ciudadanía se tiene que hacer escuchar y lograr que sus ideas e inquietudes sean tomadas en cuenta, y romper con el patrón. Ya es hora.

Artículo publicado el 19 de diciembre de 2009 en El Informador.