sábado, 9 de enero de 2010

Cero tolerancia

LAURA CASTRO GOLARTE

Desde el 1 de enero de este año, apenas, hay nuevos presidentes municipales en la Zona Metropolitana de Guadalajara y están bajo la lupa, no sólo porque los ayuntamientos son los más cercanos a los ciudadanos, sino por las circunstancias que dieron origen a esta realidad, es decir, las elecciones del 5 de julio de 2009 cuyos resultados terminaron con sucesivas administraciones panistas, fundamentalmente en la capital del Estado.
Las razones que llevaron al electorado a votar en su mayoría por el Partido Revolucionario Institucional en Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá fueron diversas, pero se concentran en dos: lealtad al PRI y castigo al PAN. Sin embargo, independientemente del sentido del sufragio de cada elector, los nuevos presidentes municipales están obligados a desempeñarse casi de manera perfecta a favor de todos.
Durante esta primera semana de gestión municipal la información negativa con respecto a las decisiones iniciales de los alcaldes no se ha hecho esperar, es más, ha abundado. Y si bien podría tratarse ya de ardides de la oposición (léase PAN) con miras a las elecciones de 2012, la verdad es que los nuevos funcionarios no se pueden dar el lujo de equivocarse tanto, tan pronto y en cuestiones que llevan a la pregunta “¿pero qué necesidad?”.
Tres ejemplos: el nombramiento fallido de la ex consejera electoral Rosa Álvarez como directora de Inspección en Guadalajara; las trece edecanes que, se dice, contrató el alcalde de Tonalá, Antonio Mateos, para que lo acompañen en las sesiones de cabildo; y declaraciones desafortunadas del primer edil de Zapopan, Héctor Vielma, quien salió en defensa (desmesurada) de los manifestantes detenidos por los daños causados en las obras del Macrobús por la carretera a Tesistán.
Son sólo tres muestras, es cierto, lo preocupante es que se den en la primera semana de gestión de estos tres alcaldes cuando las expectativas de la población son muy altas; urge un contraste con los munícipes anteriores.
Y, luego de la andanada de críticas a los tres servidores públicos, por supuesto muchos salen en su defensa aduciendo sobre todo que están recién llegados y hay que darles “chance”.
Pues no. Tres años son muy pocos como para gastar la pólvora en infiernitos y después de las malas experiencias en la administración municipal de la zona metropolitana no nos podemos dar el lujo, como ciudadanos, de pasar por alto estos “errores”, “malas decisiones”, “desaciertos” o “novatadas”. Fueron electos por la mayoría, viven de nuestros impuestos así ganen un peso o se hayan reducido en 10% el salario y las urgencias en los municipios del área conurbada no admiten la más mínima tolerancia.

Artículo publicado en El Informador el sábado 9 de enero de 2009.