sábado, 26 de junio de 2010

Desastre electoral

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Dentro de una semana, el domingo 4 de julio, habrá elecciones en 14 estados de la República y en 12 de ellos, los electores votarán por gobernador del Estado. En este contexto, desde hace meses, aun antes de que arrancaran formalmente los procesos electorales, los partidos políticos han operado en torno a ello, no sólo desde las dirigencias y militancias, sino también desde los poderes Ejecutivo y Legislativo de los 14 estados con comicios y de los federales.
Y el cinismo de la clase política ha llegado a tal nivel que para sus integrantes esto es normal, tan normal que no tienen empacho en declarar que precisamente por el ambiente electoral no es oportuno abordar temas pendientes en la Cámara de Diputados o en la de Senadores, como la reforma política o la de justicia, sólo por mencionar dos ejemplos de asuntos urgentes para la sociedad mexicana.
Pero claro que eso no importa. En estos momentos todos los actores políticos están inmersos en las campañas y nos “regalan” el cada vez más lamentable y decadente espectáculo de la guerra sucia entre ellos, porque piensan que así ganarán más votos.
La porquería que acompaña a las elecciones ya desde hace varios procesos, ahora está peor que nunca y basta revisar declaraciones, acciones y posturas para entender que así será, e irá en aumento, elección tras elección, es decir, año tras año, porque los procesos locales han dejado de tener repercusiones sólo en los estados y ahora, tomando en cuenta además la cercanía de 2012, los cálculos están a la orden del día.
La clase política mexicana --ningún partido se salva-- actúa sin límites, en total y absoluta impunidad, sin escrúpulos y sin principios ni valores democráticos para ellos, dignos de tomar en cuenta. Mientras más sucios los procesos electorales, mejor. Es el mensaje que envían a los mexicanos un día sí y otro también.
Con tristeza y desaliento compruebo que los movimientos ciudadanos del año pasado que mediante la promoción de la anulación del voto y la abstención deliberada pretendían sacudir a la clase política, no surtieron efecto, no por lo pronto… estoy convencida de que es preciso insistir.
Sin embargo, en lo que la participación ciudadana pesa y es tomada en cuenta por los políticos, los mexicanos estamos expuestos a las acusaciones entre partidos por espionaje telefónico o por desvío de recursos públicos o por lo que sea. Aunque, en este punto, debo decir que aun cuando sólo recurrieran a los recursos asignados, de todas maneras, por la calidad de las campañas, parecen desviados.
Se están gastando miles de millones de pesos en los procesos electorales y además están los costos por la inacción de los legisladores, la sociedad pierde por eso y por la guerra sucia y porque, gane quien gane las elecciones en los 14 estados, ninguno garantiza un desempeño eficaz, honesto y responsable. Es un desastre.

Artículo publicado en El Informador el sábado 26 de junio de 2010.