sábado, 10 de julio de 2010

Elecciones eternas

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

¿Qué vamos a hacer con la clase política de este país? Por más que busco y pregunto no encuentro una salida ni respuestas que me den siquiera un viso de cambio o de solución. Acabamos de pasar por procesos electorales en 14 estados de la República en un contexto de guerra sucia y violencia y los dirigentes nacionales de los partidos políticos ya están haciendo cuentas y sobándose las manos para 2011 y 2012.
La carrera por las candidaturas presidenciales adquirió más fuerza y dinamismo (prácticamente empezó en el mismo 2006) con las reediciones de destapes ya conocidos y en los estados en donde habrá elecciones, como es el caso de Jalisco, también. En las redes sociales y en comidas dizque privadas, los aspirantes al Gobierno del Estado dentro de dos años, ya empezaron con su labor proselitista, según ellos en su tiempo libre.
No se me olvida que en el primer trimestre del año, legisladores del Senado y de la Cámara de Diputados dijeron que no era el momento de discutir y analizar las iniciativas de la reforma política presentadas en diciembre de 2009 por el Presidente Felipe Calderón, porque el factor electoral estaba ejerciendo influencia. La pregunta es ¿cuándo se suspenderá ese factor electoral? ¿Cuándo dejará de ser el elemento principal en las consideraciones de la clase política para tomar decisiones, para cumplir con su trabajo, para ser responsables con la ciudadanía? ¿Para iniciar, discutir y aprobar las leyes que nos hacen falta? Las de seguridad y justicia por ejemplo, las políticas por supuesto y tantas otras?
Para estas preguntas tampoco encuentro respuestas y, mientras tanto, en un escenario en donde todos los actores políticos --desde el alcalde del municipio más pequeño del país hasta el Presidente de la República-- están inmersos en la lucha por el poder, el número de muertos como consecuencia de la operación del narcotráfico y del crimen organizado sigue en aumento; el número de mexicanos en extrema pobreza también; la calidad educativa se mantiene a la baja, las condiciones sanitarias no son las mejores; miles de mexicanos sufren los embates del temporal y los costos por el daño a la infraestructura y el patrimonio de las personas son estratosféricos; ciudades como Guadalajara se desquician por las deficiencias en las instalaciones urbanas hasta con una llovizna y la sociedad civil organizada sigue siendo total y absolutamente ignorada.
Mientras la clase política viva de, en, por y para las elecciones, es decir, enfrascada en la lucha por el poder, México no avanzará, lejos de eso, seguiremos retrocediendo como está ya documentado en materia de desarrollo económico, calidad de vida y viabilidad como Estado.
No han sido suficientes los llamados y exhortaciones a la unidad, que a la hora de la hora nadie cree. Sabemos lo que se necesita: voluntad política, visión de Estado, responsabilidad, amor por la Patria, generosidad. Y lo que no: elecciones eternas.

Artículo publicado en El Informador el sábado 10 de julio de 2010.