domingo, 6 de marzo de 2011

Cada vez más bajo

CIUDAD ADENTRO

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El espectáculo de la clase política no tiene fin y lo peor de todo, es que cada vez es más vulgar y barata; y el problema no se reduce a que nos desagrade y nos avergüence, su actuación nos denigra como sociedad, ofende la inteligencia y mina, de una manera certera e incuestionable, la poca esperanza que aún queda (si es que queda) de tener un gobierno digno y generoso para los jaliscienses que signifique respuestas efectivas al cúmulo de necesidades e inconformidad que crece como la espuma.
Sí, nuestros políticos caen cada día más bajo y el ejemplo de esta semana (por la periodicidad del artículo, no por la frecuencia con la que “enseñan el cobre”, un día sí y otro también) es, primero, la declaración del gobernador Emilio González Márquez de que la bancada del PRI en el Congreso local no aprueba las iniciativas del Ejecutivo estatal en materia de seguridad y justicia (enviadas a la Legislativo desde la gestión anterior) porque seguramente los priistas están esperando pactar con los narcotraficantes, retomando la aseveración del ex gobernador de Nuevo León, Sócrates Rizo.
Y, segundo, la respuesta de los aludidos, incluida la del diputado Jesús Casillas, quien hizo una referencia velada al presunto alcoholismo del gobernador, por el estado en el que estaba cuando profirió la famosísima mentada y cuando fue a la casa de Raúl Padilla.
La vorágine de porquería en la que están inmersos todos parece indestructible e imparable.
Una vez más, apelo a la cordura de alguien, a la sensatez, a la generosidad, a la conciencia, al amor por Jalisco… de alguien, uno solo que sea capaz de liderar otras actitudes, otro modo de conducirse, una forma distinta de hacer política, honesta, sin hipocresía, sin doble lenguaje, para que esto se detenga de una vez por todas. Para que eliminen de todos sus dichos y hechos el componente electoral; para que no crean que la guerra sucia es una estrategia útil en la “conquista” de los votos; para que nos dejen en paz y no nos quieran atraer a esa vorágine y, en cambio, se pongan a trabajar… Ya por favor.
Las necesidades son muchas y todas urgentes, es preciso que la clase política opere en función de la sociedad a la que se debe y por la que es sostenida, mantenida… y más que bien.
Podría pensar que no se puede caer más bajo, pero lo cierto es que no estoy segura y, por como los veo, a unos y a otros, de todos los partidos, seguirán hundiéndose, sí, hundiéndose, en esa vorágine pestilente y contaminada.
A nosotros nos toca mantenernos al margen lo más posible para no ser arrastrados, no permitir que generen entre nosotros encono y divisiones y que sí, este espectáculo cotidiano, nos impulse a exigir a la clase política todo lo que nos debe.

Artículo publicado en El Informador el sábado 5 de marzo de 2011.