sábado, 2 de julio de 2011

La gota

CIUDAD ADENTRO


El penoso e indignante asunto del auditor superior del Estado, Alonso Godoy Pelayo, manejado de manera por demás desaseada por los legisladores locales de Jalisco, logró la unión de dos sectores fundamentales en una sociedad como son los organismos no gubernamentales y la iniciativa privada con un mismo objetivo: lograr la destitución del funcionario y la designación de un titular de la Auditoría Superior (ASEJ) que sea probo, sin relaciones comerciales o personales con los poderes fácticos de la Entidad y, por supuesto, que no pertenezca a ningún partido político.
Mañana domingo, a las 11:00 horas, frente a las instalaciones de la ASEJ, en Circunvalación Agustín Yáñez y Niños Héroes, representantes de la sociedad civil y de cúpulas empresariales, iniciarán un juicio contra Alonso Godoy Pelayo, simple y sencillamente porque la ciudadanía no confía en él luego de las irregularidades que se la atribuyen, aun cuando los diputados aducen que no hay pruebas, en una actitud que ofende la inteligencia.
Dicen por ahí que los mexicanos somos un pueblo muy aguantador y bueno, ahí está la historia para comprobar si es cierto o no, pero también podemos estar de acuerdo en que todo tiene un límite.
Esta acción conjunta es una muestra de lo vaticinado por muchos en cuanto a la reacción social con respecto a la actuación de la clase política. Desfachatez, cinismo, desdén hacia las demandas ciudadanas y conductas similares. El ejemplo clásico en este caso es el diputado Roberto Marrufo, quien dijo que nadie legalmente había pedido la destitución del auditor Godoy Pelayo.
Es decir, para el legislador priista, con el que coincidió la mayor parte de los integrantes de la Comisión de Vigilancia y por lo que finalmente decidieron mantener en su puesto al multicitado funcionario, la sociedad civil que se ha manifestado en lo individual y colectivo; el sector empresarial que se ha expresado también a través de sus cúpulas y analistas, periodistas y académicos, somos nadie.
Como no hay una solicitud “formal” desde su punto de vista y sus códigos, burocracia y protocolos, lo que es un clamor ciudadano no cuenta, no vale y pues queda claro cuál es la postura de los mal llamados representantes populares.
El juicio del próximo domingo y las acciones anunciadas hasta que el auditor sea destituido, son reflejo del cansancio de la sociedad, en este caso de los jaliscienses, por la forma en que se practica la política en nuestro Estado.
El hecho de mantener al auditor, cuestionado hasta el cansancio él y todos los involucrados, es la gota que derramó el vaso el que, por cierto, se había tardado en llenar.
Los políticos todavía están a tiempo de rectificar; están a tiempo de hincarse aun antes de que se desate la tempestad y para la sociedad, ante un panorama desalentador generado por la clase política de todos los colores partidistas, es el momento del despertar.

Artículo publicado en El Informador el sábado 2 de julio de 2011.