domingo, 6 de noviembre de 2011

Lo que faltaba

Ciudad Adentro

Laura Castro Golarte (lauracastro05@gmail.com)

Por si las muestras de negligencia y corrupción de la clase política en México fueran pocas, esta semana se lucieron en dos hechos verdaderamente lamentables pero que nos dan noticia y nos confirman la decadencia de políticos de distintos partidos.
Esta semana fue asesinado el presidente municipal de La Piedad, Michoacán, Ricardo Guzmán Romero, mientras participaba en un mitin proselitista, porque en esa entidad habrá elecciones prácticamente en una semana, el próximo 13 de noviembre.
Las primeras reacciones fueron de repudio total, como es de esperarse, aun de militantes y dirigentes de partidos distintos al que pertenecía Guzmán Romero. Sin embargo, al día siguiente, así, sin transición, Juan Molinar Horcasitas, ahora flamante secretario de Acción de Gobierno del PAN, dijo: “En el caso de Michoacán, nosotros creemos que el gobernador no ha querido, o no ha podido, en algunas ocasiones ni siquiera ha intentado, poner orden en esto” y agregó: “(Son) aquellos estados en donde hay razones para suponer que gobernadores han establecido relaciones, cuando menos de tolerancia, con algunos de los grupos criminales, lo que luego resulta en enfrentamiento con otro grupo criminal”. Antes, Molinar Horcasitas, acusado por su implicación (negligencia, omisión) en el caso de la Guardería ABC de Hermosillo, enumeró varios estados de la República en donde según él, sus gobernadores recurren a estas prácticas (relación o tolerancia): Nayarit, Veracruz, Coahuila, Tamaulipas y Durango. Curiosamente, todas esas entidades son gobernadas por el PRI.
No es el primero ni será el último para nuestra desgracia, ni es el PAN el único instituto político que recurre al uso electoral de ciertos hechos, por supuesto, para llevar agua a sus molinos y ganar adeptos, aun cuando todo parece indicar que ya ni siquiera eso les importa.
Por supuesto, lo dicho por Molinar Horcasitas generó respuestas airadas de los opositores y, hoy por hoy, dudo que el malogrado político de Michoacán, pueda descansar en paz. Conductas de esta naturaleza no tienen nombre, es difícil encontrar calificativos para tal nivel de falta de escrúpulos y de decencia.
Y el otro asunto, quizá no tan grave pero que del mismo modo deja en evidencia cómo los políticos tratan de sacar provecho electoral siempre que pueden, es el generado por la Villa Panamericana y las aguas negras que salieron a flote (el dato claro) justo después de que terminaron los Juegos Panamericanos.
Antes de pedir que la Villa Panamericana sea clausurada y decir que la contaminación consecuente puede afectar a habitantes de unas 50 colonias de Guadalajara, Jorge Aristóteles Sandoval, presidente municipal de Guadalajara, no había dicho nada. Se concretó a asumir su papel como vicepresidente del COPAG y a aparecer en las ceremonias oficiales muy sonriente. ¿Por qué no lo dijo antes? Si acaso no lo sabía, un funcionario de su nivel, el primer edil del municipio más importante del país, no se puede dar el lujo de estar desinformado; y si, sí, pues peor. Nada más esto nos faltaba.

Artículo publicado en El Informador el sábado 5 de noviembre de 2011.