lunes, 9 de abril de 2012

Proceso electoral 2012 en Jalisco

Partidos políticos y sociedad civil

Estamos en pleno proceso electoral y hoy, más que nunca, los partidos políticos atraviesan por una severa crisis que ha quedado de manifiesto en la elección de sus candidatos; parece simple, pero hay antecedentes que creo que vale la pena revisar, con la advertencia de que lo que compartiré son consideraciones de su servidora, producto de una lectura cotidiana del comportamiento de la clase política en nuestro país.

La crisis en los partidos, paradójicamente, tiene su origen en la alternancia. Cuando en México los ciudadanos y los políticos nos dimos cuenta de que era posible un cambio, hacia el interior de los partidos, que se supone son instituciones de interés público, empezó la lucha por el poder, en algunos casos descarnada y feroz, tanto, que la de por sí precaria ética en estos círculos prácticamente desapareció… Y digo prácticamente sólo porque quiero pensar que algo queda, que en alguien queda y que se mantienen y honran ciertos códigos de respeto y de conducta, pero –reitero-- sólo es porque quiero pensar que así es.

Hace 12 años, luego de las elecciones del 2 de julio --que en esta cultura de sospechosismo también se dice que fueron pactadas y los ciudadanos sólo fuimos comparsas (cosa que no creo)--, el PRI se extravió. Sin el mando presidencial, sin esa línea que aclaraba todas las dudas, los priístas literalmente naufragaron. Pese a sus posiciones en varios estados, perdieron la brújula y les ha llevado mucho tiempo recomponerse. Por supuesto no estoy descubriendo el hilo negro, fue una idea del dominio público que se resume en la frase: “el PRI no sabe ser oposición, no ha sabido ser oposición”.

Y, exactamente en el caso contrario, se ha dicho del PAN que no ha sabido ser gobierno por su costumbre de tantos años de operar desde la oposición. Muchas interpretaciones y análisis se han hecho del triunfo de Vicente Fox, y quizá para no sentirse tan responsables de lo que fue luego su gobierno, muchos se justifican y dicen que votaron por Fox porque era la única manera de ganarle al PRI, que se trataba de castigar al partido que duró 70 años en el poder.

La crisis del PAN también empezó aquí. Acción Nacional y sus militantes, ya divididos en grupos por ejemplo aquí en Jalisco, no han sabido manejar el poder y después de tantos años de criticar las formas y los modos del PRI, han recurrido a las mismas conductas y estrategias como el corporativismo, la corrupción, la falta de transparencia, el autoritarismo y, entre otros, la operación política de bajo nivel que se acentuaron con las “novatadas” y el famoso “fuego amigo”.

En cuanto al PRD, se conformó con su control de la capital del país y en los estados sus problemas internos, que por lo general son violentos, les han impedido constituirse en una tercera opción en todo el país. La crisis del PRD se profundizó después de 2006, cuando la derrota de Andrés Manuel López Obrador los dividió aún más y se dilapidó el capital político que habían ganado precisamente por el Gobierno en el Distrito Federal.
A lo largo de 12 años de crisis y problemas hacia el interior de los partidos políticos, la única vía de acceso a la representación popular en nuestro país mientras no se aprueben las candidaturas independientes, otros hicieron su agosto y aprovecharon las aguas revueltas: Verde, PT, Convergencia y Nueva Alianza, que vía las coaliciones han ganado posiciones y muchas veces, como dice la canción popular: “venden caro su amor”.

El reflejo de todo esto en el Poder Legislativo federal y en los de los estados ha sido inevitable y lo sufrimos cotidianamente. El golpeteo es constante y es que ya no hay un año electoral, como este, claramente definido, sino que todos los años son electorales porque los comicios en los estados han adquirido una relevancia que no tenían. La clase política en la capital del país, opera y se administra en función de las elecciones locales de cada año: lo mismo negocia un presupuesto, que congela iniciativas o nada de muertito, ya ven, en Semana Santa y Pascua se tomarán once días de vacaciones, seguramente están muy cansados.
Por cierto, otra realidad que antes eran fenómenos de la alternancia pero ahora son cosa de todos los días, es la facilidad con la que los políticos cambian de partido y, por supuesto, los llamados chapulines que brincan de un puesto a otro.
Y lo peor de todo: la clase política transita por una vía paralela a la de los mexicanos, sin que hasta el momento, desde mi punto de vista, se alcance a ver en el horizonte una posibilidad de intersección. Más tarde volveré al tema de los ciudadanos.

Jalisco

Jalisco es un caso emblemático de cómo la crisis en los partidos políticos quedó de manifiesto con la elección de los candidatos al Gobierno del Estado.

PAN
En un caso que todavía genera dudas y que de hecho, sigue pendiente por la impugnación en proceso, el PAN convocó a los ciudadanos jaliscienses a participar en la elección de su candidato a la gubernatura. Dicho por algunos panistas, el ejercicio fracasó por la escasa participación tanto de militantes y simpatizantes como de ciudadanos; y por el resultado, cuando supimos que quien encabezaba las encuestas cayó al tercer lugar, Alfonso Petersen Farah y ganó Fernando Guzmán Pérez Peláez, quien no goza precisamente de gran popularidad ni se le reconoce “carisma” una característica que “ayuda” a los candidatos a puestos de elección popular, antes bien, aunque el mismo ex secretario general de Gobierno sostenga que es como el “chupacabras”, se le relaciona con el grupo de ultraderecha conocido como “El Yunque”, cuya existencia está documentada en libros y trabajos periodísticos.
Por denuncias y testimonios de quienes participaron en el proceso, estuvo amañado, entre otras cosas, porque no se difundió a tiempo la ubicación de las mesas de votación; en algunos casos los domicilios no existían y los votantes tuvieron que esperar horas para poder sufragar.
Los grupos hacia el interior del PAN operaron y tuvieron éxito. Se eligió al que supo hacerlo mejor y no al que se podría considerar “el más redituable” electoralmente hablando, claro.
PRI
Vamos con el PRI. Prácticamente desde que ganó la presidencia municipal de Guadalajara (así como Enrique Peña Nieto desde que ganó las elecciones en el Estado de México) se tuvo claro que el candidato del Revolucionario Institucional sería Aristóteles Sandoval. Y así fue a pesar de que otros priístas manifestaron su interés por buscar la candidatura, entre otros, el senador Ramiro Hernández y quien fuera alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro Reynoso. Ambos con mucha más experiencia que Aristóteles y aceptación entre buena parte de la ciudadanía, pero, lástima, no son bien parecidos.
En el caso de Aristóteles se siguió el patrón que llevó a Enrique Peña Nieto a la candidatura presidencial del PRI y se recurrió al Comité Ejecutivo Nacional de ese partido para tomar una decisión que tiene que ver con Jalisco, es decir, fue un dedazo, aunque insisten en llamarlos ahora candidatos de unidad y los priístas del estado quedaron fuera.
En lo personal, y he encontrado personas que coinciden, creo que el PRI cometió un error garrafal al apostar por la apariencia de un militante y no por la experiencia, cuando había posibilidades reales de un triunfo para “recuperar” Jalisco. Hoy creo que esas posibilidades están cayendo estrepitosamente.
Y la única manera de que se retome la tendencia, es que el PRI cambie de candidato al Gobierno del Estado, lo que podría suceder si Enrique Peña Nieto no continúa en la contienda, posibilidad que se ha manejado como un escenario de aquí a que se registren oficialmente ante el IFE.
Estas prácticas priístas y la intervención del CEN del PRI en el proceso electoral de Jalisco, han provocado la ira de muchos militantes y la decisión de dejar el partido o de apoyar a otro candidato.

PRD
Esto me da pie a hablar ahora del candidato de los partidos de izquierda, Enrique Alfaro, porque el caso al que me refiero es el de Salvador Caro, quien quedó fuera de las candidaturas en el PRI, dijo además que el PRI negoció con el PAN para que Fernando Guzmán gane la elección y se sumó al equipo del ex alcalde de Tlajomulco.
Pero bueno, qué pasa con Enrique Alfaro. Su candidatura fue un asunto muy complejo que implicó una negociación (con quién sabe cuántas y qué cesiones) fuerte y ríspida con el PRD Jalisco, léase Grupo Universidad encabezado por Raúl Padilla López (aunque digan que ese Grupo Universidad no existe, que es producto de nuestra imaginación, casi como otro chupacabras) con quien Enrique Alfaro rompió relaciones de manera escandalosa al inicio de su gestión como presidente municipal de Tlajomulco.
Si elección fue tan complicada, que el convenio de coalición se firmó, literalmente, al 15 para las doce, cuando vencía el plazo de hacer el registro correspondiente.
Al contrario del PRI nacional que está muy metido en Jalisco, la dirigencia nacional del PRD se olvidó de esta entidad y dejó que el Grupo Universidad se apoderara y operara prácticamente por la libre. Hasta ahora. Sin embargo, en el hipotético caso de que Alfaro llegara a ganar las elecciones ¿cómo será la relación con la UdG?

Opciones

Cómo podrán apreciar y no estoy siendo exhaustiva, los electores jaliscienses estamos ante un panorama muy poco alentador, mientras seguimos acumulando rezagos en todos los ámbitos y en un contexto nacional complejo, del que particularmente me preocupan las declaraciones recurrentes, o mejor dicho, advertencias, tanto del Presidente de la República como del secretario de la Defensa Nacional, en el sentido de que el proceso electoral se puede ver amenazado por el crimen organizado y el narcotráfico.

Así las cosas ¿qué podemos hacer los ciudadanos? ¿Cuáles son nuestras opciones? En los últimos procesos electorales se ha registrado un fenómeno que no es exclusivo de México pero que refleja el cansancio y el hartazgo de la sociedad con relación a la clase política y el hecho de que en realidad no representan los intereses de la gente sino los personales y de partido: se trata del voto nulo y aunque es añejo, debo decir que el abstencionismo también.

El abstencionismo siempre se ha dado pero ahora hay movimientos a favor de no ir a votar para no avalar un sistema electoral que consideran una farsa. La decisión de no ir a votar es para no validar algo que consideran que no funciona porque de todas maneras los partidos políticos se tienen repartido el país y, como afirma Edgardo Buscaglia, especialista en temas de seguridad, específicamente de México, en nuestro país los partidos políticos tienen un pacto de impunidad para protegerse entre ellos.

Y el voto nulo es también una alternativa a la que recurren quienes acuden a la casilla, cruzan toda la boleta para que el voto no le cuente a nadie, como una manera de expresar su descontento con los abanderados de todos los partidos por su pésima actuación como gobierno en todos los órdenes y todos los niveles.

Debo confesar que en 2009 pensé que el voto nulo era una opción y soñé, como en la novela de José Saramago, “Ensayo sobre la lucidez”, que una buena parte de los mexicanos lo haríamos y pondríamos contra la pared a los políticos y al sistema. No fue así. Y me di cuenta además de que los votos nulos lo que hacen en realidad es fortalecer al partido que tiene más voto duro que los demás, cosa que se logra vía compra de votos, corporativismo o promesa de chamba en las administraciones públicas, contratos o lo que sea, como ya hemos visto y sabido.

¿Qué más podemos hacer? Votar. Votar por el partido; votar por el candidato o la persona, como también se dice; esperar las tendencias en las encuestas ya más cercana la fecha de las elecciones para saber si ejerceremos lo que se conoce como voto útil, es decir, votar por el que tiene más posibilidades de desbancar al que no queremos; o votar simplemente por quien más nos lata. Eso sí, estoy segura que nadie en su sano juicio vota intencionalmente por el peor, de ahí que no esté de acuerdo con esa frase de que tenemos el gobierno que merecemos.

Alguno ganará, por el que votemos u otro, al fin y al cabo en México el diseño electoral permite que tres votos sean suficientes para que haya un ganador.

Sociedad civil

En este orden de ideas, llegamos por fin a la parte de los ciudadanos, de la sociedad civil, de todos ustedes y su servidora: Creo que todavía no tenemos del todo claro que debemos asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos integrantes de un país que aspira a vivir en democracia. No se trata sólo de pagar impuestos y de ir a votar, dos acciones del ciudadano ejemplar. Para como están las cosas en nuestro país, en nuestro estado y en nuestra ciudad, nos toca hacer mucho más. Hasta ahora los hemos dejado hacer y deshacer, nos indignamos, nos quejamos, pero no vamos más allá. Si se trata de arreglar algo en una oficina burocrática, o damos una “mordida” o recurrimos a algún conocido en estas prácticas que precisamente alimentan un sistema corrompido y anquilosado pero que no ha dejado de funcionar.

Estoy convencida de que cualquier cambio profundo y trascendente en México saldrá de la sociedad, no será de otra manera. Y no se trata de manifestaciones y revueltas violentas y generalmente reprimidas, mucho se ha dicho pero como que todavía no nos cae muy bien el 20, nosotros somos los patrones y díganme por favor, ustedes que son empresarios ¿Quién de ustedes deja el negocio en manos de los empleados, bajo el control de los empleados y se desentiende? ¿Quién se ocupa sólo de pagar las cuentas, nómina, insumos, mantenimiento y se olvida de los procesos productivos, de las ventas, la cobranza?

Bueno, pues la idea es que nos asumamos como patrones y demos las órdenes y las indicaciones precisas para que los políticos hagan lo que este extraordinario país necesita, este maravilloso Jalisco, esta hermosísima ciudad.

Nos toca molestarnos en denunciar pese a todo lo que ya sabemos. Y no únicamente hechos delictivos, también corrupción, negligencia, mal servicio. Aunque no queramos, hay que ir al Seguro Social para saber cómo se las gastan y cómo y en qué se gastan el dinero que puntualmente reciben de trabajadores y patrones. Hay que echar a andar a las instituciones paralizadas por los coyotes y por las mordidas, por los pequeños cotos de poder en cada dependencia que para todos nosotros son obstáculos aparentemente infranqueables. Y creo también que debemos atiborrar de cartas y correos electrónicos a todos los funcionarios; y estar informados de su proceder como munícipes (los regidores, salvo el primer edil, se mueven muy a gusto en su condición de bajo perfil), como legisladores, como gobernadores y, por supuesto, sobre el proceder y la conducta del Presidente de la República.

Hacer esto implica tiempo, dedicación, disciplina, esfuerzo, capacitación… exactamente lo mismo que empeñan ustedes y con ahínco, para el buen funcionamiento de sus fábricas y para el bienestar de sus trabajadores, sus fábricas, que son su patrimonio, producto de años de esfuerzo y sacrificio, empresas que estoy segura aman y cuidan y protegen porque saben de su valor para sus familias y las de sus empleados; negocios en los que no dudan en corregir procesos cuando las cosas no marchan bien y en donde buscan lo que se llama mejora continua. Empresas que han visto crecer y que probablemente llegue a ser el patrimonio de sus hijos y de sus nietos.

Así es, lo que les quiero decir es que México es empresa de todos, Jalisco es nuestra empresa, Guadalajara es nuestra empresa y nuestra casa ¿quién abandona su casa? ¿Quién tira basura en el piso de la sala?

Veámoslo así, sintámoslo así, recuperemos el amor por nuestra patria, por nuestra tierra… Ese amor y esa identidad que hemos permitido que nos quiten por la pésima conducta de la clase política. Seguramente han escuchado expresiones como: “es una porquería de país”, por decir lo menos, pero no es así, no es el país, no es la nación, la nación somos todos, es una clase política a la que hemos cedido el poder y nos hemos desentendido. Recuperemos ese poder, es nuestro, nos pertenece. Ustedes saben cómo hacerlo.

Muchas gracias


Laura Castro Golarte
Periodista

Guadalajara, Jalisco, 23 de febrero de 2012

* Conferencia impartida en la reunión mensual de socios de la Asociación de Fabricantes de Muebles de Jalisco, Afamjal.