Ciudad Adentro
Me parece tan alentador el movimiento juvenil que se está dando en México
que no puedo sino volver a él por varias cosas: porque lo reconozco como
auténtico; porque la verdadera esencia de este fenómeno sigue saliendo a flote
pese a los intentos por sumergirlo y, en este contexto y sobre todo, porque en
contraste con las manifestaciones espontáneas que dan cuenta de la realidad de
los estudiantes y los jóvenes de todos los estratos sociales, con y sin
oportunidades, hay expresiones y estrategias para descalificarlos y no es
justo.
Para impedir que la movilización de jóvenes en México se tergiverse, es
preciso recordar que todo inició en la Ibero a raíz de la presencia del
candidato del PRI a la Presidencia de la República quien ya les había cancelado
en anteriores ocasiones; que la Universidad Iberoamericana –como aquí el ITESO—
es una universidad jesuita y la formación jesuita es revolucionaria por
naturaleza.
Es importante tener presente que la primera manifestación de jóvenes (que
no fue multitudinaria y sí muy respetuosa de los derechos de los demás),
respondió sobre todo a que en varios medios de comunicación no se dio cuenta de
manera precisa y veraz de lo que había pasado realmente en la Ibero; ni en algunos
medios ni en el spot que
inmediatamente después difundió el equipo de campaña de EPN en donde incluso se
utilizó a miembros de su equipo que se hicieron pasar por estudiantes de la
multicitada universidad, en un “error” que fue reconocido más tarde por el PRI.
Que detrás de los jóvenes no hay nadie más que el hambre de saber, de alzar
la voz y hacerse escuchar, de gritar como no habían hecho antes, la
desesperación que produce el ser ignorados, minimizados, soslayados,
disminuidos y ahora, hasta con esa, descalificados y mal interpretados.
Porque ahora se quiere difundir, con tal intensidad para que se crea, que
AMLO y su equipo los están manipulando cuando ellos mismos, y seguramente por
la mala información que se ha extendido como reguero en redes sociales y en los
mismos medios cuestionados, han emitido un código de ética en donde aseguran
que no apoyan a ningún partido ni candidato, y que el movimiento, ahora
conocido como #Soy132, es pacífico y no caerá en provocaciones con
recomendaciones a los mismos muchachos que se han sumado a lo largo y ancho del
país.
Confío en que esta muestra de la fuerza de los mexicanos a través de sus
jóvenes, que además de todo son mayoría, continúe y crezca y se defienda –sabe
hacerlo— de los embates por disminuirla o por usarla; creo que ya no se podrá y
me alegra. Ellos son los primeros en demostrar ahora que los habitantes de este
maravilloso país no somos menores de edad. Y a los que no somos tan jóvenes,
nos toca estar atentos, informados, impedir los atentados contra la libertad,
protegernos de la manipulación y, especialmente, estar con ellos.
Artículo publicado el sábado 26 de mayo en El Informador.