domingo, 27 de mayo de 2012

Viene la ilusión y lo cambia todo


Nélida Piñon: "Viene la ilusión y lo cambia todo" Diciembre.2001
Fuente: http://veneno.com/2001/v-56/cast-56.html
Laura Castro Golarte*

La ilusión es creer simplemente que el mundo puede ser distinto, que cada cual es capaz de cambiarlo desde su realidad. Es imagen y esperanza, deseo ferviente, propósito, determinación. No es evasión, si acaso, vida, otra vida.

"El espectáculo de la ilusión es un verdadero espectáculo que habría que aplaudir, la ilusión no es algo que tenga que ser descartado, es casi una conquista política, es la quimera, es un acto que trata de modificar un mundo que aparentemente se quiere hecho para los poderosos, (pero) la ilusión viene y cambia todo".

Es Nélida Piñón. En la Cátedra Julio Cortázar, una de las pocas mujeres invitadas a esta tribuna, dijo que la ilusión es un pilar de la narrativa, implica confianza: "Si uno no cree en lo que está leyendo no se establece el vínculo entre el productor del arte y aquel a quien el arte se destina".

Por eso, la primera mujer en el mundo en ocupar la presidencia de una institución como la Academia Brasileña de las Letras, el organismo cultural más importante de su país, dice: "Necesito que usted (dirigiéndose al lector) suspenda por momentos su descreencia; con descreencia no lograré convencerlo. El comportamiento de los personajes hacia la ilusión, como incluso lo hago de una manera radical en La dulce canción de Caetena, a partir del momento en que los personajes se dan cuenta que van a vivir una situación contraria a las leyes del cotidiano -el cotidiano puede ser la cárcel- a partir de ese momento, todos los personajes pasan a comportarse de una manera distinta, porque la ilusión, además de ser una ilusión, puede crear un mundo concreto distinto al tuyo. La ilusión de alguna manera tiene una dimensión moral, te hace creer que tú eres capaz de cambiar al mundo, porque la ilusión te hace creer que eres una persona distinta, de aquel estado que la realidad te impone: limitaciones, miseria, las humillaciones sociales…"

Pero entonces viene la ilusión y lo cambia todo.

La dulce canción de Nélida

En la cátedra, la escritora brasileña nos condujo de los primeros ilusionistas griegos al mundo creado por Caetana, a la realidad de la ilusión, a la ilusión de la realidad, truncada sólo por la realidad real de la crueldad que todos llevamos dentro, esa "salvajería" que convive con las mariposas y los "algodoncitos" que nos integran como seres humanos.

Habló del duelo entre los pintores Pharrasios y Zeuxis. Al narrar la anécdota de los artistas, dijo que Zeuxis "con gesto generoso pero distraído, intentó apartar un ropaje que, puesto al lado de la pintura del colega, perjudicaba a su juicio la visión de conjunto de la obra. Y en ese justo instante advirtió su derrota. La ropa, que había creído vecina a la pintura, hacía en verdad parte de ella, no pasando de ser una extraordinaria simulación".

Y cuando se perfilaba hacia la conclusión, Nélida leyó: "Finalmente, esCaetana quien subsidia la propia narración. Y nos hace creer que "La fachada del Iris, que daba hacia un terreno baldío, sería adornada con los paneles de Venieris. Ante ellos, el observador creería en el realismo del mundo de las ilusiones, a pesar de la brisa que casualmente moviera las telas".

La escritora, a la que le resulta difícil imaginar que tiene menos de 500 años, habló del ilusionismo cuando empezaba, cuando era un arte "… en construcción, no descalificaba o simplificaba lo real. Pero, de índole ilusoria, el chiaroscuro realzaba los sentimientos, eludía los fiascos de lo cotidiano, de la simulación de la realidad, siempre enigmática. Arrastraba en su esencia una avasalladora fantasía".

Entró más tarde al campo de la narrativa, su campo, para decir que no huye de los postulados ilusorios: "En todas sus instancias convive fundamentalmente con la esperanza de la ilusión. Esto es, con la capacidad narrativa de absorber y aceptar las ilusiones venidas del mundo de los sentimientos, como premisa básica para la existencia de la obra de arte.

"La vida novelesca, por lo tanto, tiene como pilar la ilusión. En su curso se aplican variados recursos estéticos pertinentes al arte de fingir, de forjar un mundo fuera de sí mismo".

Es aquí cuando introduce de plano La dulce canción de Caetana, una reseña de su obra, esa novela en la que despierta en personajes y lectores la ilusión de la ilusión primero y, más tarde, "la ilusión de la felicidad". Como ella mismo lo dijo, en La dulce canción de Caetana lleva al extremo el comportamiento de los personajes hacia a la ilusión y no importa que lobo, que culebra humana (Dodó) haya intentado acabar con eso, el observador creerá en el realismo del mundo de las ilusiones, a pesar de la brisa que casualmente mueve las telas.

Lengua, cultura y autoestima

La ilusión no impide a la doctora Nélida la conexión con la realidad y mostrarse abierta a las contradicciones culturales. Defensora de la lengua portuguesa se confiesa enamorada de su idioma: "veo en él, además de un instrumento de comunicación, de registro literario, de elemento de unificación del país, lo veo sobre todo como una materia de representación. Un legado irrenunciable de nuestra manera de ser. Soy una defensora del idioma, lucho por él y además doy prueba de un profundo y renovado enamoramiento".

No olvida, y pronto lo publicará junto con una serie de discursos que ha pronunciado en diferentes foros internacionales, el que dijo el 20 de julio de 1997 en la gran ceremonia del primer centenario de la Academia Brasileña de las Letras, porque sus palabras fueron, sobre todo, un himno al idioma.

Como cualquier lengua, el portugués está vivo, pero esto no deja de preocuparla. Está vivo, claro, pero "hubo una degradación educacional, una devaluación del idioma y de su importancia en el cotidiano de cada persona. Yo veo América Latina en general y lo que circula es una falsa modernidad, como que si para abrazar principios contemporáneos tuvieran que renunciar a aspectos vitales de su cultura. Yo estoy en contra de quemar los barcos como Hernán Cortés, pero me fascina la impregnación cultural, las contracciones culturales, pero hay que tener conciencia de quiénes y cómo somos".

"Hay un proceso en movimiento en ese sentido, porque hay una descapitalización del idioma, hay un empobrecimiento del léxico, es como si la gente perteneciera a una tribu y cada cual creara sus propias expresiones. Me encantan los slangs (caló) pero como un añadido, como un colorido al idioma, no como sustituto. El slang está muy bien, porque el idioma no está petrificado, se mueve: salimos del latín, pasamos por las lenguas romances y aquí estamos, pero hay una espina dorsal del idioma que hay que conocer (y proteger) porque si no, no nos entenderemos, tendríamos en un solo país muchos idiomas parias".

Entonces habla de México, de su fuerza. Este país, dice, con una gran vocación estética, con esa práctica de la cortesía, no se avergüenza de su cultura. "México me enriquece, me da suerte", pero ella está dispuesta a la integración, no a la conversión.

El problema de muchos países en América Latina es la falta de autoestima, eso los vuelve vulnerables "tiene vergüenza de ser quien es, tiene vergüenza de adornarse con su cultura, porque pasa a ser una cultura de devaluación… El folklore cada vez está más devaluado, es como si el folklore pasó a ser expresión de los pobres, de los miserables y elegante es celebrar lo que Nueva York impone".

Para Nélida Piñón, ganadora del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 1995, esto se revertirá, porque la civilización está en constante cambio, en movimiento siempre, nada es permanente. Y siempre, la ilusión llega y lo cambia todo.

"Somos seres ambiguos"

A la pregunta de si era optimista, la autora de La República de los sueñosafirma: "Yo soy alguien que estoy muy cerca de la realidad, no tengo ilusiones en relación con nuestra salvajería interior, a nuestra crueldad, a todo lo que somos, tenemos lobos interiores, culebras, pero también tenemos mariposas, también tenemos Mozart, somos personas que tenemos que hacer un esfuerzo cotidiano, a cada hora, para hacernos un planteamiento ético y ser solidarios. Creo que es posible hacer ese esfuerzo y la civilización siempre se caracterizó por esto, hay momentos en que mejoramos y después hay una involución pero creo que hoy, algo que me parece revolucionario en el mundo son los derechos humanos, el concepto de los derechos humanos, con muchas imperfecciones, implanta modelos nuevos de conducta en la humanidad, aunque no se aplica en todos los países, pero yo creo que a partir mismo de ese septiembre negro, mucha gente está reconsiderando sus posiciones y hay que pensar que las cosas ocurren por cuenta de humillaciones históricas tremendas y que no podemos seguir viviendo en medio de los ofendidos y los humillados.

"Cada vez que se implanta un grano de conciencia nueva, equivale a que millones de personas abracen esta nueva conciencia y se comporten con base en ella, pero a la vez también sabemos que la cultura no garantiza la dignidad ni la justicia. Ustedes pueden ver Alemania, una comunidad del más alto nivel cultural, y aceptó una de las más crueles ideologías que dio lugar al holocausto. Estamos todos propensos a la barbarie, pero hacemos un esfuerzo para consolidar la civilización. Somos ambiguos, somos seres repartidos en múltiples sentimientos, tenemos el lobo, la culebra y algodoncitos, somos galantes, hemos implantado normas civilizatorias, el amor es muy importante, el amor filial, el amor que exista, todo es algo que de alguna manera conforta a la dignidad.

"La manera de expresar el amor ha perdido terreno en el mundo, y se puede decir que hubo una euforia por la devaluación del amor, como si el amor fuera cursi, pero los movimientos románticos, a la vez vivimos siempre de las situaciones radicales y terminales, el nacimiento, el fracaso, la ilusión, la muerte. Mientras uno es muy jóvenes puede que uno se enfrente a un mundo con alegría, con desprendimiento, con la desvalorización de ciertas normas que es natural. Cada año que un individuo gana significa un cambio en su vida, en su manera de interpretar, de hacer la lectura del mundo, es muy difícil analizar el universo en el cual estamos, somos seres enigmáticos, misteriosos y ambiguos, pero somos seres que necesitamos de la ley, de normas, de reglas, de instrucciones y sobre todo necesitamos de un régimen democrático. Eso es fundamental para convivir bajo normas mínimas de armonía social".

Sin embargo, reconoce que la democracia no ha sido suficiente para acabar con la pobreza en nuestros países, "eso sí" y enseguida justifica: "la democracia en nuestros países es muy reciente… estuvieron inmersos en dictaduras, en las que se plantaba la estabilidad social en la desvalorización del individuo, no se podía expresar. La democracia no es un régimen perfecto, porque no somos perfectos, necesita correcciones y sobre todo una larga, larga práctica, sólo así podremos aprender a convivir bajo la tutela de la democracia.
"Somos recién nacidos en eso, de ahí la injusticia social agónica en nuestros países. Y por tanto tenemos élites indiferentes, incapaces de entender que los está cercando un gran volcán, incapaces de ver los peligros que acechan sus intereses", incapaces de acercarse a la realidad, la facultad de la ilusión atrofiada… cuando la ilusión viene y lo cambia todo, frente a ellos no se detiene.
* Periodista mexicana.