Ciudad Adentro
El pasado 10 de junio fueron rescatados 275 jornaleros y sus familias,
incluidos 15 niños, de las barracas en donde vivían en la empresa Bioparques de
Occidente, en Tolimán, Jalisco. Pizcaban jitomate.
De entonces a la fecha el asunto ha generado diversidad de reacciones; el
caso ha llegado incluso a la prensa internacional y se suma a las
desafortunadas noticias de la explotación que persiste en diferentes partes del
mundo. No hemos aprendido. Seguimos (no puedo decir que volvemos) en los
tiempos de la explotación del hombre por el hombre; el dominio de los
poderosos, los abusos, la discriminación, el trato infrahumano.
Podría parecer increíble que estemos repitiendo términos como barracas y
capataz y tienda de raya… Pero es la realidad, una realidad que se nos cae
encima y nos aplasta y nos confronta con nosotros mismos.
Los políticos ahora en el poder aprovechan la situación y bueno, al parecer
están poniendo orden, tratando de hacerlo por lo menos, aun cuando no se sabe
quién o quiénes son los dueños y se cuidan bastante bien de no mencionarlos. Se
dictó auto de formal prisión contra los cinco capataces que fueron detenidos en
el operativo del 10 de junio pero no se menciona ni a los directivos ni a los
propietarios de una empresa que tiene años operando en el sur de Jalisco al
igual que otras incluso señaladas por la Comisión Estatal de Derechos Humanos
hace 15 años y que operaban en Sayula.
Así es, expuesta desde hace tiempo, esta situación no es nueva y las
autoridades de todos los niveles han pecado de omisión en el menos peor de los
casos; pero se ha llegado incluso al otorgamiento de títulos como empresas
“socialmente responsables” y de ¡subsidios millonarios! en administraciones
panistas.
Si el PRI ahora en el poder, que no es ajeno a este tipo de prácticas que
se dan y se han dado a lo largo de décadas a lo largo y ancho del país,
realmente quiere hacer algo, es preciso llegar hasta las últimas consecuencias,
más allá de los señalamientos coyunturales y los operativos que se emprendieron
días después de lo sucedido en Tolimán, espectaculares por cierto. Y bueno, que
se luzcan si quieren, pero que garanticen que las empresas que trabajan bajo
estos esquemas, explotando y esclavizando a la gente, serán sancionadas y los
jornaleros restituidos en sus derechos e indemnizados ampliamente.
Jorge Enrique Rocha, académico del ITESO y estudioso de estos temas
especialmente en el sur de Jalisco desde hace años, llamó la atención sobre las
condiciones laborales que ahora todos conocemos y que son deplorables, pero
además con respecto a los daños al medio ambiente por el uso de agroquímicos y
otros productos que contaminan la tierra.
La situación es pues, grave y compleja, y más allá de acciones mediáticas,
vistosas y hasta faramallosas, impostadas, es urgente que se tomen medidas de
fondo que vayan hacia la erradicación de estas prácticas vergonzosas y
denigrantes; que se sancione con todo el peso de la ley; y que sean detenidos
no sólo los capataces (léase chivos
expiatorios) sino los dueños de las empresas.
Publicado en El Informador el sábado 22 de junio de 2013.