Ciudad Adentro
Tenía ganas de titular el artículo de hoy como “Fiesta no
III” porque resulta que este país se paraliza cada tres años por los procesos
electorales en una realidad que bordea lo ridículo… De todas maneras los
partidos políticos se las ingenian para saltarse las trancas o, mejor dicho,
para violar las leyes y llevar agua a sus respectivos molinos, por más pactos,
acuerdos y convenios que firmen. Todos lo hacen, en mayor o menor medida.
Sin embargo, con relación a este proceso electoral, la
clase política se superó a sí misma en esta determinación de burlarse franca y
abiertamente de los mexicanos. El contexto diferente fue el famoso Pacto por
México que no ha servido para nada, sólo para hacer creer que los dirigentes
partidistas ahora sí se pondrán de acuerdo para sacar a este país adelante,
pero no hay tal.
Incluso lo quieren equiparar con el famosísimo Pacto de
la Moncloa en España, pero la distancia es abismal, en lo único que coinciden
es en el nombre de “pacto”.
Seguramente el lector recordará cómo el Pacto por México
fue dizque utilizado como moneda de cambio, se chantajeó con él o al menos eso
mostraban las apariencias; fue defendido por la oposición y luego vilipendiado;
tanto PAN como PRD amenazaron con dejarlo y después de las elecciones, cuando
es un secreto a voces que el PRI ganó en Baja California pero una vez más se
recurrió a la “concertacesión” para que la oposición estuviera contenta (según
sostienen los mal pensados y sospechosistas),
los dirigentes de los tres partidos se reúnen y a carcajada batiente presentan
una “nueva fase” del Pacto por México.
En serio ¿de qué se ríen? Me parece ofensiva su actitud y
esta aparente renovación del pacto porque lo están usando como les da la gana y
no se ve claro en materia legislativa, uno de los propósitos centrales del
famosísimo acuerdo. Ahora dicen que incluirán a legisladores para impulsar
iniciativas “de gran calado”. Qué bárbaro, hasta parecen de verdad. Yo creo que
saben que nadie les cree pero no les importa.
Por eso el ridículo que hacen por ejemplo, con la
suspensión de acciones del combate a la pobreza y erradicación del hambre; no
fuera a ser que la gente votara a favor del PRI nada más por eso y que la
oposición acusara de uso indebido, es decir, con fines electorales, de un
programa social.
Así que… el hambre puede esperar. Es ofensivo e indignante
y ellos riéndose, carcajeándose (si es que el lector tuvo oportunidad de ver la
fotografía en la que aparecen Gustavo Madero del PAN; César Camacho del PRI y
Jesús Zambrano del PRD durante el anuncio de la “nueva fase”). Y los defensores
podrán alegar que no tenemos todo el contexto, que a lo mejor alguno contó un
chiste, lo que gusten y manden. El país no está para esas expresiones sin que
sean interpretadas por muchos como burla porque el país se nos cae en pedazos y
ellos tan campantes. Ya se redujo la expectativa de crecimiento económico;
aumentó el desempleo con relación al año pasado; los niveles de criminalidad no
se han reducido de manera significativa; la pobreza ha aumentado; los ingresos
de los mexicanos han disminuido; el número de personas desaparecidas sigue
incrementándose y las buenas noticias en esta materia son contadas; la mala
calidad de la educación se refleja ahora en los mismos libros de texto
gratuitos; la seguridad social es pésima y va de mal en peor y las violaciones
a derechos humanos son cosa de todos los días a lo largo y ancho del país.
¿De qué se ríen pues Camacho, Madero y Zambrano?
Artículo publicado en El Informador el sábado 20 de julio de 2013.