sábado, 27 de julio de 2013

Por favor

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Una vez más quedan en evidencia las deficiencias en nuestra infraestructura y, con ellas, la ineptitud y la corrupción en la administración pública, en este caso la municipal de Tonalá.
Históricamente Guadalajara y sus alrededores se han caracterizado por sus lluvias y fuertes tormentas, tanto, que la Virgen de Zapopan es su protectora especial contra las fuerzas de la naturaleza. En 1734, según nos recuerda Felipe Gaytán Alcalá en “Las semánticas de lo sagrado”: trasladan a la imagen a la ciudad para que cesen las tormentas. A raíz del milagro, la Virgen de Zapopan recibe el nombramiento de Patrona contra Rayos y Centellas.
Son da fama pues, las lluvias en Guadalajara y al nombrar a la ciudad me refiero a la zona metropolitana. Sin embargo, nunca, ninguna autoridad ha sido capaz de emprender una obra que, por un lado, dé cauce a las precipitaciones y, por otro, permita el aprovechamiento del agua pluvial.
¿No quieren? ¿No se animan? ¿No es popular? ¿Es anti electoral? Porque no estamos para que salgan ahora con que no hay recursos, que no hay presupuesto que alcance, que las condiciones no están dadas y bla bla bla… como siempre.
Es un verdadero enigma para mí cómo es que en una ciudad como Guadalajara y su área conurbada no prosperan proyectos como un colector profundo o un sistema de colectores que resuelva  los problemas que enfrentamos temporal tras temporal, incluso si no es muy abundante. Este es un ejemplo, otro es el tren ligero o el metro ¿por qué en Guadalajara no? ¿Qué nos detiene?
Y se nos van pasando los años, llegan nuevas generaciones, los problemas son los mismos y los político se van pasando la bolita de un trienio a otro, de un sexenio a otro, de un partido a otro y las cosas no cambian, si acaso, para empeorar.
Ya se sabía de las deficiencias en el colector de Tonalá; se reportó en su momento cuando un incendio provocado por unos vándalos lo dañó severamente, pero nadie movió un dedo ¿a qué se atienen? ¿Se encomiendan a quién? Siempre será una oportunidad para llevar agua a sus molinos aventándole la bolita a los presidentes municipales anteriores y con mayor razón sin eran de otro partido político. Y entonces se enfrascan en estos pleitos (ya se anunció que habrá denuncias penales) ¿y el colector? Bien gracias. Por fortuna, en esta ocasión no hubo muertos, sólo pérdidas materiales pero ¿tendremos que esperar a que haya muertos? ¿O qué se necesita para que nuestra clase política reaccione?
Y que no me salgan con que la ciudadanía sí participa. Este mismo caso de Tonalá es ejemplo de que sí hubo reportes y denuncias; y de que la autoridad, una vez más, ignoró a la gente. Ahí están las consecuencias.
¿Seguirán pasándose la bolita eternamente? ¿Hasta cuándo? Los estragos de las tormentas ahora son resultado de las deficiencias que venimos arrastrando desde siempre; de los cauces invadidos; del desorden en el crecimiento de la ciudad; de la planeación intermitente; de las obras mal hechas como consecuencia de la ineptitud y de la corrupción (hasta podrían ser sinónimos). ¿Qué no merecemos los jaliscienses, con los impuestos que pagamos, una obra bien hecha y de largo alcance? ¿No habrá, entre todos los políticos que nos circundan y que cobran tantísimo, alguno que quiera pasar a la historia por una gran obra? ¿Alguien que quiera ser recordado en el futuro por su inteligencia, su capacidad de gestión, su nivel de convocatoria? ¿Por llevar a Jalisco a niveles superiores de desarrollo? ¿Por favor?

Artículo publicado en El Informador el sábado 27 de julio de 2013.