Ciudad adentro
¿Pues no que las reformas que van a transformar a México y que para mover a
México y no sé cuánto más? Lo peor es que en cuanto terminé de escribir la
pregunta me quedó la sensación, una vez más, la certeza en realidad, de que no
hay algo que se exponga, se argumente, se exhiba, se compruebe, que sea
atendido por, en este caso, la Presidencia de la República. Sí, no habrá
respuesta.
Instalados en el modo simulador, nada de lo que pasa a su alrededor en la
calle, en la tierra, en las banquetas, en las casas, en las escuelas… pasa.
Las-manifestaciones-son-injustas, son-intentos-desestabilizadores y, de plano,
ya parece complot. Claro que no usa esa palabra porque todos recordamos quién
empezó con eso y no es políticamente correcto.
Muy bien, dejo de lado estas banas disquisiciones para detenerme en una de
las tan llevadas, traídas y cacareadas reformas estructurales, la educativa, la
que sacará a México del atraso y conducirá al país a los límites del progreso y
del primer mundo, al infinito y más allá.
He leído y escuchado diferentes posturas y versiones sobre el plantón de
maestros en la Ciudad de México. Por lo general, los docentes son acribillados
con insultos y se apela, como siempre, al derecho de los demás. Sí, tienen
razón. Los unos y los otros. La ciudadanía se vuelca contra los profesores
azuzada por los medios de comunicación que no van a fondo en el análisis del
problema, en la reflexión sobre el conflicto.
Los maestros de la Comisión Nacional de Trabajadores de la Educación, la
CNTE, como todos sabemos el organismo disidente del SNTE, sí, del sindicato del
que era mandamás Elba Esther Gordillo, no están de acuerdo con algunos puntos
de la reforma educativa —y lo señalamos hace tiempo— porque pueden ser herramientas
fácilmente manipulables tanto por el Gobierno federal como por el propio
sindicato (según dicen, el más poderoso de América Latina por su afiliación de
más de un millón 200 mil docentes).
¿Cómo se haría la manipulación? Sencillo (en estos casos no hay imposibles):
mediante la falsificación de resultados para impedir que profesores disidentes
o simplemente críticos, mantengan su plaza. Claro que este pequeño detalle no
se difunde con la amplitud necesaria.
Este es sólo un aspecto. Hay otros relativos al manejo de la nómina y al
censo que se hizo el año pasado que dejó fuera a alrededor de seis mil
profesores que ahora exigen ser incluidos, porque se les dejó de pagar, nada
menos y nada más.
La reforma incluye cambios que eran un verdadero clamor ciudadano. Por
ejemplo, las plazas ya no se heredan (controlar la venta será mucho más
complicado) y quien llegue lo hará a través de concurso, es decir, si sus
capacidades y habilidades así lo permiten. Sin embargo, si hay manipulación en
la evaluación de los profesores estaremos ante una ficción y un panorama
educativo que en realidad no cambia, sólo se transforma en la fachada pero por
dentro sigue igual o peor.
Ahora bien ¿los maestros que se manifiestan están mal, son flojos, quieren
todo fácil? No necesariamente. ¿Hay algunos que sí? Sí, sin duda y a lo mejor
no son precisamente los de la CNTE sino los del SNTE y todos lo sabemos, todos
conocemos a maestras y directores de escuelas públicas que dedican más tiempo a
la venta de comida y de otras cosas y a la organización del cumpleaños de la
directora y de su santo, claro, que a la educación y a impartirla con niveles
de alta calidad. Para ubicar a docentes flojos y desobligados no es necesario
ir a los plantones, en cualquier escuela pública podemos encontrar, digo, por
aquello de las generalizaciones.
¿Qué debería pasar? En primer lugar, el Gobierno federal, creador del
monstruo corporativista de mil cabezas desde hace décadas (el sistema pues),
con voluntad claro, tendría que ir a fondo y resolver esa problemática desde la
raíz. Negociar, gestionar, ceder, limitar y llegar a acuerdos. Lo que la
reforma educativa quitó a los profesores del país eran privilegios que el mismo
sistema les había otorgado. Esto obliga a una negociación, real y efectiva, no
teatritos mediáticos que se caen con la primera e incipiente ventisca; se
requieren compromiso y ganas, intención pura y auténtica, hechos congruentes,
de lo contrario, ese monstruo de mil cabezas, cual Hydra de Lerna se
reproducirá y crecerá y crecerá ad
infinitum.
Se publicó en El Informador el sábado 14 de febrero de 2015.