sábado, 6 de agosto de 2016

Inteligencia y humildad

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Después de tres años de manifestaciones, muertos y heridos, paros, bloqueos, vandalismo, infiltrados, manipulación, días sin clases y, apenas hace unas semanas, mesas de negociación, las cúpulas empresariales se movilizan también, pero para ampararse y amenazar con presentar declaraciones de impuestos sí, pero en ceros, por las pérdidas que para ellos representa la inconformidad de la CNTE, sobre todo en estados del sur-sureste de México, por la mal llamada reforma educativa.
Cómo me gustaría que expresiones de esta naturaleza, tan contundentes, fuertes y escandalosas, se repitieran para otros asuntos y siempre que fueran necesarias cuando las acciones u omisiones de la esfera gubernamental estén equivocadas y causen más daños que beneficios.
Este año llevamos por lo menos dos, amén de las reuniones privadas que seguramente se han celebrado entre representantes empresariales y gubernamentales. La primera, seguramente la recuerdan, se dio cuando en el paquete de cambios legislativos por la famosa Ley 3de3, empresarios muy trajeados se manifestaron en el Ángel de la Independencia de la Ciudad de México porque a los legisladores se les ocurrió incluir, como actores responsables, justamente a empresarios que hicieran negocios con el gobierno, es decir, cuando hubiera recursos públicos involucrados. Bueno, pues lograron que se diera marcha atrás.
En ese momento celebré la medida y añoré el activismo de la IP de hace unos 20 o 30 años. Ahora recurren a instrumentos legales y exponen sin ambages que el Gobierno mexicano no ha sido capaz de enfrentar el problema con los profesores disidentes.
En este caso, y menos aún después de Nochixtlán, creo que la estrategia empresarial complica la situación lejos de ayudar a resolverla. Imprime presión y abiertamente se señala la necesidad del uso de la fuerza. A ver ¿es por ahí? Si las preocupaciones son reales, para empezar creo que podrían haber emprendido una acción similar para exigir una reforma educativa integral, es decir, que contemplara mejorar los contenidos y los recursos pedagógicos; contenidos y enseñanza, pues, no nada más la situación de los docentes que sin duda alguna debe ajustarse.
Las fallas del gobierno a la hora de abordar este asunto complejo, añejo, doloroso y peligroso, son claras y evidentes, hay en esto plena coincidencia, pero la propuesta y las insinuaciones de la IP conducirían a una escalada de violencia que contrasta o choca con las pretensiones de nación moderna y civilizada inmersa en-un-mundo-democrático-globalizado-que-aspira-a-la-protección-de-los-derechos-humanos-como-sea. También podría ser el permiso ideal para continuar con las acciones represivas (si los empresarios lo piden…).
Sería ideal que a partir de esta realidad que amenaza con rebasarnos (no se puede dejar de lado que el gasolinazo, el incremento en la energía eléctrica, la pobreza galopante, la inflación, el golpazo al poder adquisitivo, el desempleo y el empleo precario, la inseguridad… están generando más angustia, inconformidad y molestias ciudadanas) de una vez por todas el Gobierno mexicano asumiera su responsabilidad como artífice e iniciador del conflicto y lo resolviera con inteligencia y humildad. Es muy difícil. Lo fácil es recurrir a la violencia y a la represión, pero no queda otra. Inteligencia y humildad son la clave y en esa medida se encontrarán respuestas de la otra parte.
Energía sí, contundencia también, pero en una mesa de diálogo. Hay maneras y en el gobierno lo saben, pero persiste la postura (en ambas partes) de no ceder ni dar su brazo a torcer. Es el peor de los escenarios, la receta perfecta para caminar en círculos. En alguien debe caber la cordura.
Después de los muertos en Nochixtlán y de las mesas de diálogo que hasta entonces atinaron a instalar en Gobernación, los encuentros se han dado con altibajos y la situación ahora amenaza una vez más con desbordarse. El regreso a clases está a la vuelta de la esquina y los profesores disidentes ya dijeron que no permitirán el inicio del ciclo escolar si no se atienden sus demandas.

Se requieren altas dosis de inteligencia y humildad en las dos partes en conflicto en este caso y también en las de los sectores de la sociedad que han intervenido con sus propias demandas y señalamientos.

Columna publicada en El Informador el sábado 6 de agosto de 2016.