Ciudad Adentro
Todavía me
sorprenden las diversas reacciones en México luego de que Donald Trump ganara
las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Su triunfo, dicho sea de paso,
es una perversión de uno de los sistemas electorales más antiguos que se ha
mantenido casi sin cambios a lo largo del tiempo y no es la primera vez que
sucede.
¿Es cuestionable
como sistema democrático? Sí, totalmente, porque el resultado del Colegio
electoral contrasta, como ya todos sabemos, con el mandato popular y ahí están
las manifestaciones de la gente que afirma que Trump no es su presidente. Quién
sabe qué va a pasar con este asunto aunque sin duda alguna será algo pasajero
porque, por lo general, en Estados Unidos están muy bien entrenados para
aplicar de inmediato estrategias de unidad y/o de control de daños. Les ha funcionado
hasta ahora. Y todavía prevalece en muchos sentidos y en casi todos los
ámbitos, el interés nacional o patriótico sobre cualquier otra cuestión. Proceso
de los vecinos.
Fuente: Entre noticias. |
Lo sorprendente
aquí en México, sí, aún me asombra, es lo fácil que es amedrentar, atemorizar,
asustar a la gente. Trump fue ofensivo y brutal, es cierto, tendrá que sanar
muchas heridas y, como ya lo estamos viendo, recomponerse y transitar hacia una
conducta de conciliación y diálogo, pero he sabido de barbaridades, por
ejemplo, como que las tarifas de la energía eléctrica aquí van a aumentar a
partir del triunfo de Trump. Ya subieron y no por eso, sino por las
ineficiencias en la dizque reforma energética y las falsas promesas
presidenciales.
He escuchado
también que algunas personas que pensaban hacer sus compras navideñas en
ciudades fronterizas del vecino norteño ya no lo harán por temor a que no los
dejen entrar o que les retiren sus documentos; y luego todo lo demás, claro,
estrechamente vinculado con las promesas/amenazas del ahora presidente electo
Trump, eso no se puede negar ni soslayar: lo del muro; lo de expulsar mexicanos
e ilegales en general; acabar con el Tratado de Libre Comercio y con el Obamacare (el polémico programa de salud
del todavía presidente Obama), entre otras.
Para empezar,
hay que esperar al 20 de enero a ver cuáles serán las primeras decisiones que
tome; luego, falta que pueda, por ejemplo, echar abajo el TLC (seis millones de
empleos en Estados Unidos están asociados a negocios derivados del Tratado) y
que expulse a los hispanos que trabajan en la Unión Americana: varias
actividades económicas podrían colapsar. Baste saber que el comercio bilateral
entre México y Estados Unidos fue en 2015 de 530 mil millones de dólares y
nuestro país es el tercer socio comercial de la Unión Americana.
Ya se verá qué
tanto margen de maniobra tendrá Trump una vez en la presidencia y cómo lidiará
con las malas expectativas que generó en el resto del mundo, más allá del país
que pronto gobernará. Esto afecta no sólo a México pero ¿que el Presidente Peña
llame a la calma y se atreva a decir: Mi
prioridad ha sido y seguirá siendo cuidar a México y proteger a los mexicanos. Me entregaré con
toda mi capacidad, en cuerpo y alma, a velar por los derechos, el bienestar y
los intereses de los mexicanos?
¿Ha sido…?
¿Protegernos? ¿Y entonces por qué se permiten atracos como los de Padrés,
Duartes, Moreira y otros? ¿Por qué hasta ahora hace el compromiso de entregarse en cuerpo y alma? ¿Es velar
por los mexicanos permitir abusos como el de la Casa Blanca? ¿Es velar por los
mexicanos y protegernos, reprimir manifestaciones y tolerar la impunidad de
políticos corruptos y criminales? ¿Promover y sostener una reforma educativa
que no es tal? ¿Mantener los salarios de las mayorías casi por los suelos y casi
operar para profundizar las desigualdades y la iniquidad en el reparto de la
riqueza? ¿Es velar y proteger a los mexicanos los silencios, omisiones y
deficiencias en las investigaciones por los 43 jóvenes normalistas de
Ayotzinapa desaparecidos? ¿La impunidad por Tlatlaya? ¡Por Dios!
¿Por qué hasta
ahora?
¿Y por qué hasta
ahora los líderes empresariales hablan de cerrar filas, de promover el consumo
interno (¿con qué dinero?) y de diversificar los mercados? ¿Por qué hasta que
gana en Estados Unidos la presidencia un individuo como Donald Trump? ¿No son
demandas urgentes desde hace décadas? ¿Por qué nadie lo previó? ¿O a nadie le
importó?
Ojalá de verdad
ante estas reacciones que bordean el ridículo los “líderes” en México tomen,
aunque sea hasta ahora, mejores decisiones; ahora sí que mejor tarde que nunca,
pero que no promuevan el miedo para llevar agua a sus molinos. Ahora resulta
que fue un acierto invitar a Trump, por Dios, no dejan de manipular y de sacar
ventaja y provecho de las circunstancias.
¡Ah! Y el peso
ya estaba débil.
Columna publicada en El Informador el sábado 12 de noviembre de 2016.