sábado, 17 de diciembre de 2016

Desaliento a la quinta

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

¿Quién podría estar enojado porque en este año se ha creado un millón de empleos? Nadie. Cómo enojarse por un anuncio que revela ¡por fin! que se alcanzó la meta de generación de empleos que necesita México desde la década de los noventa del siglo pasado, por lo menos. Imposible.
¿Quién puede reclamarle al Presidente algo, ante tales cifras extraordinarias? Y no sólo se trata de un millón de empleos este año, sino que la mayoría, dijo el mandatario, alrededor de 65 % de estos trabajos, están inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, es decir, se consideran empleos permanentes ¿y qué creen? Claro que no todo queda ahí: ¡ganan más de dos salarios mínimos! ¡Wow! ¿Cómo enojarse o emitir cualquier desacuerdo?
Por si de pronto no queda claro —los malos entendidos y las sub interpretaciones están a la orden del día— estoy siendo sarcástica. Quisiera creerlo y no cuestionar ni una coma de lo dicho por Peña Nieto esta semana, pero resulta imposible.
El desaliento ante tales datos manipulados y manipuladores (mucha gente se lo cree) se profundiza, primero, porque una vez más queda en evidencia que mientras el país se desmorona en la Presidencia de la República no quieren darse cuenta. Se despedaza entre la violencia, la corrupción rampante, la ineficiencia de los servicios burocráticos (educación, salud, vivienda, tramitología, recaudación), el recrudecimiento de la desigualdad (el inequitativo reparto de la riqueza), la pobreza extrema, los miles de desaparecidos, la impunidad y la simulación. Todo esto pasa en México, es nuestro día a día, pero en Los Pinos no quieren escuchar, ver ni saber.
Segundo, porque para el Presidente es la gran cosa la creación de un millón de empleos este año, para un total de dos millones 500 mil en lo que va del sexenio, es decir, si la meta es de un millón anual, el rezago es de un millón y medio sin contar el acumulado de sexenios anteriores y sin considerar los matices de tal cantidad. ¿Cuáles matices? Resulta que no necesariamente se trata de empleos nuevos sino de formalización de trabajos ya existentes, no estaban inscritos ante el IMSS. El secretario del Trabajo lo explicó días antes del discurso presidencial de esta semana.
Tercero, porque del total que maneja el mandatario, es preciso tomar en cuenta que alrededor de 70 % de los empleos dizque generados en el sexenio son precarios, es decir, los mexicanos que se desempeñan en ellos ganan entre uno y dos salarios mínimos, en otras palabras, sus ingresos no superan los cinco mil pesos mensuales, ni siquiera llegan a los seis que aquel secretario Cordero decía que eran suficientes para vivir bien.
Cuarto, porque dijo el Presidente que al ganar más de dos salarios mínimos (ese “más” es relativo, no son dos y medio, ni tres, o sea, a penas) y con el incremento a 80 pesos diarios a partir de enero de 2017, textual: “es la primera vez en 40 años que los trabajadores recuperarán cerca de 15 por ciento de su poder adquisitivo”. No bueno. Seguramente nos volveremos locos con tantísimo dinero.
Y quinto, porque se omitieron datos que influyen en ese frágil y vulnerable poder adquisitivo como el índice inflacionario, los abusos, la paridad peso-dólar e incluso las expectativas de crecimiento económico al cierre de 2016.
Seguramente eso no cuenta, porque si contara, entonces sí se caería todo el tinglado que tienen armado en donde cada día (ya van para las mil 500 representaciones) todo es perfecto. Lo único malo viene de afuera: todo es culpa de Trump y de la globalización; y también de los mexicanos criticones e inconformes que nos enojamos por la “creación” de un millón de empleos este año. Somos de lo peor.
El desaliento es pues, cada día más grande alcanzando ya la calidad de descomunal, porque no hay para dónde voltear. Aferrados al poder y a una realidad ficticia cómodamente sentados en sus sueldos, sus aguinaldos, sus bonos, sus prebendas y privilegios, no pueden ni quieran darse cuenta de lo que sucede en el México profundo.
Antes de terminar quiero recomendar un artículo que se publicó en The New York Times apenas ayer sobre la corrupción, de hecho, sobre “el lado positivo de la corrupción” (artículo) (corrijo: el lado positivo de los últimos escándalos de corrupción). La pregunta es: ¿y aquí cuándo?

Columna publicada en El Informador el sábado 17 de diciembre de 2016.