Ciudad Adentro
Desde la Fe es el semanario católico de información
y formación que publica cada semana la Arquidiócesis primada de la Ciudad de
México con un tiraje, según datos de su sitio web, de ¡655 mil ejemplares! Hay periódicos con sede en la capital
del país, de los clasificados como de circulación nacional, que no completan
ese tiraje en una semana, digo, por aquello de comparar diarios con semanarios.
Pues bueno, en
ese órgano de difusión se publicó hace una semana, el domingo pasado para ser
precisos, un editorial en donde se critica apenas en 551 palabras al gobierno
de Peña Nieto con respecto a la postura ante Donald Trump. El artículo de
opinión, eso es un editorial, no se queda ahí. Critica otras decisiones y
omisiones con una puntualidad que a mí, confieso, me sorprendió muchísimo y en
esta ocasión gratamente, porque por lo general en este tipo de publicaciones se
expresa la postura de la jerarquía católica, no de toda la Iglesia integrada
por el conjunto de feligreses. Y en esta ocasión a través del texto se expresa una
comprensión fiel y exacta de la realidad nacional y del sentimiento no sólo de
los mexicanos en Estados Unidos sino de todos los mexicanos.
Voy a incluir
varios párrafos de ese editorial porque no tiene desperdicio y porque me queda
la impresión de que, pese al tiraje, pasó un poco inadvertido por lo pronto para
los grandes medios que no lo retomaron (escuché la referencia, así me enteré,
con Enrique Galván Ochoa, colaborador de Carmen Aristegui), no creo que sea así
para los miles y miles de fieles que acuden a misa los domingos y leen el
semanario Desde la Fe, un dato que debería por lo menos interesar a las
“autoridades mexicanas”.
Así es citado el
gobierno de Peña, como “autoridades mexicanas” y presento aquí un primer
párrafo de ese editorial: “Nuestros hermanos indocumentados tienen miedo, sus
hijos sufren una verdadera sicosis, mientras las autoridades mexicanas
no aciertan a actuar, no hacen más que declaraciones y promesas; son tibias sus
reacciones, muestran también miedo y, peor aún, sumisión”.
Digo, si esto no
es fuerte entonces no sé qué sí lo es. Dicho de otra manera, y es apenas un
ejercicio simple de paráfrasis, ya ni siquiera interpretación (no la requiere),
las autoridades mexicanas son tibias, miedosas, sumisas, ineficientes,
timoratas y demagógicas. Quizá puesto así se aprecie mejor la contundencia del
escrito. Un texto, por cierto, además de fuerte, emblemático, casi histórico,
porque desde hace tanto tiempo que no guardo memoria, la jerarquía católica no
había señalado con esta claridad crítica sin ambages al Presidente de México,
sus decisiones y omisiones y a su equipo de trabajo.
Otro párrafo:
“Nuestro gobierno continúa explicando lo del gasolinazo mientras el país arde
en la violencia, la inestabilidad económica y la obscena corrupción; mientras
nuestros hermanos inmigrantes no tienen quién los defienda ni a quién acudir;
están huérfanos y no saben qué hacer, pues no confían en un gobierno que es el
causante de su exilio; es más, se han dado cuenta que a la clase política no le
interesa su suerte”.
Definitivamente
no tiene desperdicio y son realidades que conocemos, que vivimos, que sufrimos
y que en este espacio he criticado y expuesto una y otra vez ¿pero que lo diga
la jerarquía de la Iglesia católica? No los sacerdotes valientes que conocemos
y admiramos como Solalinde, Vera y, en su momento, Samuel Ruiz, no, nada menos
que la arquidiócesis que encabeza quien ha sido criticado por otros clérigos,
Norberto Rivera Carrera. En la última línea de este párrafo, se alude a que a
la clase política no le interesa la suerte de los connacionales, bueno,
simplemente agregaría ni la de nosotros, los que vivimos aquí y la muestra más
clara es el nauseabundo espectáculo de quinta en el que están enfrascados los
políticos de todos los partidos por las elecciones en el Estado de México y las
de 2018. Son verdaderamente asquerosos, cínicos, insensibles, enfermos.
Finalmente,
agrego otro párrafo en donde se resume el señalamiento de la jerarquía católica
al gobierno de Peña Nieto, a él y a Videgaray: “La cobardía no es prudencia, ni
la estridencia es virtud; sin embargo, no vemos firmeza en la defensa de
nuestra soberanía; no vemos dignidad en el trato con nuestro vecino del norte;
no vemos estrategias eficaces para ayudar a nuestros connacionales; no vemos
altura ni inteligencia en los responsables de atender esta crisis humanitaria.
Se necesita pericia, experiencia, no aprendices donde hace falta verdaderos
maestros del arte de la diplomacia, y sensibilidad humana y política”.
Paráfrasis: cobardía, debilidad, indignidad, ineficacia, bajeza, estulticia,
impericia, inexperiencia, insensibilidad… son las actitudes y cualidades que
priman en las “autoridades mexicanas”.
A ver si este
editorial se lo ocultan
al mandatario que vive en Los Pinos. No a través de los medios masivos pero con
el semanario en la mano y la efectividad de la comunicación de boca en boca,
este mensaje, estoy segura, llegó a millones. Por lo menos, yo me preocuparía.
Columna publicada en El Informador el sábado 4 de marzo de 2017.