Ciudad Adentro
Resulta utópico
y sin duda ingenuo, imposible pues, que en este país haya un movimiento cien
por ciento auténtico, químicamente puro. Y quizá no fuera negativo, ni
decepcionante, ni malo porque ¿qué tiene que ver? Sobre todo si las causas son
justas y están plenamente argumentadas y probadas, pero la burra no era arisca.
Toca discriminar
y estar más atentos que nunca. En columnas anteriores, recientes, he abordado
el asunto de Javier Corral, gobernador de Chihuahua, y el pleito con el
Gobierno federal, específicamente con la Hacienda, porque no se han entregado
al Gobierno del Estado recursos convenidos previamente, dice Corral, a raíz de
las investigaciones que se hacen de César Duarte, el exgobernador y su equipo,
todos priistas claro está.
Corral encabezó
ayer el paso por Guadalajara de la Caravana por la Dignidad y del movimiento
#JusticiaParaChihuahua y se sumaron varios personajes de la escena política local,
representantes, para que le doy vueltas, de la alianza “Por México al frente”,
cuyo precandidato a la Presidencia de la República es el panista Ricardo Anaya
Cortés: Enrique Ibarra Pedroza, presidente municipal de Guadalajara, en
funciones; Enrique Alfaro, aspirante por Movimiento Ciudadano a la candidatura
para gobernador de Jalisco (aunque no subió al templete estuvo en la marcha y
fue mencionado); Emilio Álvarez Icaza, quien apenas en octubre pasado retiró su
aspiración a una candidatura independiente y ahora es el coordinador de la
caravana; Enrique Velázquez (léase PRD Jalisco), secretario General del
Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Guadalajara (léase también
Raúl Padilla López) y los dirigentes locales así como legisladores de los tres
partidos que conforman la alianza: PAN, PRD y MC. Así es.
Conocemos el
motivo de la caravana y en cada parada se reitera que esto no tiene fines
partidistas. Complicado coincidir sobre todo cuando vemos y escuchamos a
determinados personajes.
Ni modo, pero la
clase política en México, de todas las denominaciones, ha perdido autoridad
moral y no se ve claro que, los que se dicen distintos, pinten una raya marcada
y contundente que no deje lugar a dudas. Ni puede ser un acto no partidista si
merecen presentación especial los dirigentes de los partidos políticos citados.
Y el hecho de
que no haya transparencia en este punto es lo que luego despierta suspicacias.
El escenario está listo para que cada quien lleve agua a sus molinos.
La causa de
Corral podría ser causa de todos los gobernadores del país, incluso de los del
PRI, pero ya sabemos que nunca, nunca levantarán la voz contra su jefe mayor.
La asignación de recursos a los estados de la República, resultado del pago de
impuestos de todos los mexicanos, no debe ser una herramienta de control, ni
carta de cambio, ni instrumento para chantajear. Esto tiene que terminar de una
vez por todas y de una vez para siempre. Esta manera añeja de comportarse es el
tipo de prácticas que llevan directamente al desarrollo de conductas corruptas
y convenencieras. Y es el cuento de nunca acabar, porque, vuelvo, todos quieren
llevar agua a sus molinos.
La causa de
Corral, particularmente la intención de romper el pacto de impunidad, me
alienta porque se supone que tiene como propósito cambiar el estado de cosas
desde ya, antes por supuesto de que haya elecciones y un nuevo habitante de Los
Pinos, pero el mitin de ayer no me dejó buen sabor de boca.
Enrique Ibarra
dijo: “Los corruptos ya no tienen cabida en este país, deben ser castigados y
llevados ante la justicia”. ¡Desde cuándo está pendiente esta demanda! El
rezago es descomunal y no se resuelve porque muchos de los que hablan ahora
eran priistas y, en todo caso, forman parte de un sistema que no cambia de
raíz, que se reinventa pero es el mismo. Y si esto va a cambiar, entonces
Aristóteles Sandoval tendrá que rendir cuentas por todos y cada uno de los
puntos que mencionó Corral. Demoledora la frase: “Es otro de los que va a
engrosar pronto la lista, no lo duden; en la lista de los exgobernadores
priistas que van a traer problemas de corrupción van a ver el nombre de
Aristóteles Sandoval, nomás que cuando deje de ser gobernador, ahorita todavía
es un distinguido miembro del PRI”.
Espero que este
movimiento sea auténtico y verdadero y que llegue hasta las últimas
consecuencias; y que se separe la causa de la grilla electoral y que no sea
utilizado como agua para ningún molino.
Columna publicada en El Informador el sábado 3 de febrero de 2018.