lunes, 29 de octubre de 2018

Al cuarto para las doce


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Uno de los argumentos de quienes están a favor de que el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México se construya en Santa Lucía, es que no se afectará el suministro de agua para buena parte de los habitantes de la capital. Estos defensores del medio ambiente salen ahora a decir que primero el agua y las aves migratorias que un aeropuerto.
Y los que quieren el puerto aéreo en Texcoco arguyen que es mejor que el de Santa Lucía, por cuestiones de aeronáutica y tecnicismos que sólo pocos, muy pocos entienden; también hablan de la inversión que ya se ejerció y de las obras muy avanzadas; afirman que qué va a decir el mundo con estos mensajes si se cancela el aeropuerto de Texcoco, son malas señales y cuestiones por el estilo.
Lo que me queda claro es, independientemente de posturas, es que la falta de planeación del desarrollo urbano de la capital del país es prácticamente nula y casi siempre, por no decir que siempre, se deja la toma de decisiones al cuarto para las doce cuando las situaciones ya están rebasadas, son urgentes, de emergencia o se encuentran en fase crítica.
La verdad, este asunto del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) me tiene muy molesta por varias razones: en primer lugar ¿por qué después de San Salvador Atenco en 2006 no se le había movido al asunto? ¿Políticamente incorrecto acaso? ¿Electoralmente riesgoso? Porque esos son cálculos que sí hace la clase política.
¿Por qué cuando se inició el proyecto nadie había dicho nada, no al menos con posibilidades de ser escuchado y abrir la mesa de las discusiones? ¿Desde cuándo es insuficiente el AICM? Desde hace años y desde hace años también se intentaron soluciones que fueron desechadas porque no convenía a ciertos políticos, porque había mejores usos para terrenos que podían servir por el lado de Toluca.
¿Alguien sabe algo —no he escuchado nada hasta ahora—  del Proyecto Texcoco protegido por un Decreto Presidencial de junio de 1971? Esto, aparte de las sucesivas modificaciones registradas en el Diario Oficial de la Federación para cambiar tal decreto, los usos de suelo y los regímenes de propiedad.
Me queda claro, que con los niveles de corrupción a los que han llegado los políticos mexicanos de todos los partidos, la Ciudad de México se ha manejado a su antojo, a conveniencia tanto económica (las grandes obras, los negocios fáciles) como partidista y el desastre del que somos testigos el resto de mexicanos es resultado de malas decisiones, convenencieras, paliativas, costosísimas para toda la nación y siempre, siempre, insuficientes porque no hay nada que pare el crecimiento de esa megalópolis.
Estudio de 1995 disponible aquí

La próxima semana, dizque por obras de mantenimiento del sistema Cutzamala, la mayor parte del área urbana de la Ciudad de México se quedará sin agua, hasta se van a suspender clases. No les creo; como no he creído nunca en los tandeos acá en Guadalajara. Es racionamiento disfrazado y una muestra más de la falta de planeación, de decisiones desafortunadas de gente inexperta y negligente. Y de los privilegios de vivir en la capital, como la renuencia a incluirla en al Consejo de Cuenca del Río Lerma del que el ex DF se sirve del 10 % del agua que necesita.
Al cuarto para las doce, cuando ya no hay mucho qué hacer, cuando las medidas son urgentes, costosas y por lo general incluyen sacrificios para la población; porque los políticos y sus administrativos no hicieron bien las cosas, en tiempo y forma; porque han tomado la política como juego.
No me parece tampoco que se haga una consulta (cuando en realidad las consultas deberían ser excelentes mecanismos de participación ciudadana) sobre un asunto que reclama técnicos generosos y no egoístas como hasta ahora, que digan exactamente qué sí y qué no sin filias ni fobias, que no confundan ni lleven a la gente a los extremos y nos vuelvan a dividir entre dos opciones más que efectivas para resolver un problema, útiles para cargarse de un lado o de otro en términos de partido y bandos políticos, pero no de lo que es mejor. Me molesta el manejo perverso de un lado y de otro; las fallas en el sistema para recibir las opiniones de los que han querido votar; me molesta el silencio de los que están a favor de Texcoco y me molesta el ruido de los que apoyan Santa Lucía. De ningún lado nos han proporcionado a los mexicanos la información necesaria sin intentos de manipulación. Y como siempre todo, todo, al cuarto para las doce, cuando el margen de maniobra es casi nulo. A ver si ya van cambiando de estilo para gobernar, todos.

Columna publicada en El Informador el sábado 27 de octubre de 2018.

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