domingo, 11 de noviembre de 2018

Marihuana


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Con frecuencia resulta muy complicado abordar ciertos temas en nuestro país por el contexto político-electoral, por la diversidad en las posturas, por la polarización, por la tergiversación de tantos asuntos, por la falta de información y por la manipulación que diferentes actores emprenden para llevar agua a sus molinos, pero sobre todo, para confundir.
La marihuana es uno de esos asuntos y digo específicamente marihuana, porque justo el manejo de las palabras y los conceptos asociados podría ser la clave que condujera a discusiones maduras, constructivas y productivas que permitieran, sin que todo mundo hable al mismo tiempo, tomar las mejores decisiones.
Se habla de legalización y de despenalización ¿qué tal legislación? Si todos habláramos de legislación sobre la producción y consumo de marihuana el panorama cambiaría radicalmente; no se trata simplemente de “dar permiso”, ni de inundar el mercado con la hierba, ni que será “otra Holanda”, en fin, la serie de expresiones que se han repetido en los últimos días a raíz de la iniciativa que presentó la senadora Olga Sánchez Cordero. Hay todo un planteamiento que debemos conocer si es que el tema nos interesa, nos importa, nos preocupa.
De entrada, creo que la mesa está servida para que le entremos con más y mejores elementos de juicio; y al decir “le entremos” me refiero a todos como ciudadanos. Creo en la madurez de la sociedad mexicana, estoy convencida de que no somos menores de edad ni tenemos por qué ser considerados así por los políticos, de manera que, nos toca involucrarnos y participar.
Para empezar, lo más adecuado es leer la iniciativa (click aquíque se presentó apenas el jueves y a partir de su lectura, revisar con qué se está de acuerdo y con qué no, para escribir al Senado, a los senadores que la presentaron, es decir, Olga Sánchez Cordero y Ricardo Monreal, ambos de Morena, para expresar nuestras consideraciones. Hay que hacerlo y toca insistir. De hecho, se puede escribir a otros senadores para que representen nuestras posturas.
No es la primera vez que la discusión sobre la legislación en torno a la marihuana pasa al terreno de lo público. Hace años, durante la administración de Felipe Calderón, por lo menos, también se abordó, más como una tendencia mundial en los países desarrollados que como parte de un discurso “progresista” mal entendido por muchos de los mismos autonombrados “progresistas”.
A estas alturas del devenir de la humanidad, creo que sí es pertinente empezar a discutir, como se está proponiendo, sobre bases equilibradas. Las expresiones de la senadora que justo llaman o se refieren al punto medio, no han encontrado grandes espacios en los medios de comunicación y destaco tres cuestiones señaladas por ella:
Primera: La iniciativa propone un esquema de “regulación legal estricta”, en otras palabras, un “punto medio entre la prohibición absoluta y el libre mercado”.
Segunda: Con la legislación se pretende incidir en la reducción de la violencia y de tantas muertes generadas por el tráfico de la hierba: 240 mil muertos, 40 mil desaparecidos en 10 años, miles de niños amenazados por el crimen organizado, para que vendan y consuman.
Y tercera: Incluye una serie de propuestas para regular la parte sanitaria de prevención y atención de adicciones.
Creo que en México ya es hora de abordar temas peliagudos como este sin escándalos ni desgarre de vestiduras; sí en cambio con madurez y una clara conciencia de lo que se requiere.
Creo también que los legisladores, con sus equipos de asesores deben disponer de los elementos necesarios para trabajar tópicos difíciles y polémicos, y presentar iniciativas que representen el sentir de la sociedad mexicana en su conjunto, inteligentes, bien diseñadas, sin fines mediáticos ni electorales; con apego a las necesidades de la población, con claridad respecto a oportunidad y pertinencia. La iniciativa está en comisiones, no se ha aprobado, ni siquiera se ha sometido a discusión y ya veremos qué pasa con nuestra participación (se puede y se vale, de hecho y si me apuran, se debe) o sin ella.

Columna publicada en El Informador el sábado 10 de noviembre de 2018.